Lo que en el papel parecía un interesante duelo táctico entre Josep Guardiola y Julian Nagelsmann, sobre el césped resultó en un duelo decidido por la mayor calidad individual de los jugadores del City.
Por algo el equipo inglés llegaba a esta cita con el primer lugar del Grupo F garantizado, mientras el equipo alemán no tenía opciones ni de Europa League. Pero un agarrón en el área del defensa francés Ludovic Laporte sobre el delantero croata Andrej Kramaric ocasionó un penal que este último convirtió en el 1-0.
El gol en contra despertó a los celestes, quienes contaban en su once con titulares del calibre de Nicolás Otamendi, Ilkay Gundogan, Leroy Sané y Raheem Sterling. El brasileño Gabriel Jesús mandó un aviso inmediato sobre la meta del portero Oliver Baumann.
Buscando más agresividad, Guardiola retiró a John Stones en cambio por Kyle Walker al entretiempo. Funcionó, puesto que no iban ni dos minutos del segundo tiempo cuando el City ganó una falta magistralmente pateada por Sané.
Haciendo honor a su reputación de equipo atrevido y valiente, el Hoffenheim adelantó líneas buscando recobrar la ventaja. De este modo el dueño del Etihad Stadium tuvo espacios para contragolpear.
A los 61 minutos Sané completó su doblete luego de un veloz contragolpe iniciado por Gundogan. De alemán a alemán, Sané posteriormente se la pasó a Sterling, quien le devolvió el favor con una asistencia de medio gol.
La novedad y la frescura fueron aportadas por el mediocampista inglés de 18 años, Phil Foden, quien conectó una soberbia volea de zurda apenas rechazada por Baumann. Foden no desmereció en absoluto respecto de otros mediocampistas del City como Fernandinho o Bernardo Silva.
Los últimos compases del encuentro fueron de trámite. Con la llegada del silbatazo final se confirmó lo que se sabía desde el pitido inicial: City pasa primero y Hoffenheim se queda sin Europa League.
