El exdelantero de la selección de Brasil, Adriano, contó en una sentida entrevista los motivos que lo llevaron a la depresión que puso fin a su brillante carrera en el fútbol europeo.
Adriano lo tenía todo para ser uno de los mejores delanteros de la historia en Brasil: potencia, velocidad, físico, definición, dribbling, garra. Su carrera a mitad de la década pasada era sencillamente brillante en el Inter de Milan.
“Era el futbolista con el que quería jugar. Porque era un animal. Nadie podía quitarle la pelota, era un animal puro, pero duró poco tiempo”, dijo Zlatan Ibrahimovic refiriéndose al por entonces crack brasileño, que también recibió elogio du sus rivales, como el mítico defensor del AC Milan, Paolo Maldini, que alguna vez mencionó le costaba mucho trabajo defenderlo.
Sin embargo, de un día para otro toda esa carrera brillante se derrumbó, pues dejó de hacer goles en el Inter; fue cedido y dejó de ser convocado a la selección ‘verdeamarilla’. Su rendimiento en la cancha tenía una curva descendente, mientras se le empezaba a ver cada vez más en páginas de espectáculos por sus líos ocasionados por ingerir demasiado alcohol.
¿Pero a qué se debió todo esto? Adriano no superó la muerte de su padre, tal como se lo contó a la revista brasileña R7: "Sólo yo sé cuánto sufrí. La muerte de mi padre me dejó un vacío enorme, acabé sintiéndome muy solo y me aislé cuando murió. Fue lo peor. Me vi solo, triste y deprimido en Italia, y es cuando empecé a beber".
"Sólo me sentía feliz bebiendo, todas las noches. Bebía todo lo que me ponían delante: vino, whisky, vodka, cerveza. No paraba de beber y tuve que dejar el Inter, porque empecé a discutir con el DT (Roberto Mancini), pues no sabía cómo disimularlo, llegaba borracho por la mañana a los entrenamientos”, aseguró el ‘Emperador’.
“No sabía cómo disimularlo. Me presentaba aunque estuviese borracho del todo. Entonces me llevaban a dormir a la enfermería y decían a la prensa que sufría dolores musculares“, expresó, acerca de sus últimos años en la Serie A.
El atacante de 36 años sabe ahora, a la distancia, que estaba rodeado de personas que no querían su bienestar y por eso su regreso a Brasil lo ayudó a empezar de cero.
Fuente: La República Perú