El daño cerebral de cabecear el balón en el fútbol puede ser cinco veces mayor en mujeres que en hombres. Un grupo de científicos estadounidenses analizaron a 100 futbolistas aficionados, entre hombres y mujeres.
A todos ellos les realizaron una resonancia magnética para evaluar los cambios microscópicos en la materia blanca del cerebro, las cuales revelaron que el volumen de materia blanca dañada en las mujeres era cinco veces mayor que en los jugadores.
Según los resultados las mujeres tenían ocho regiones cerebrales donde la materia blanca, el tejido cerebral estaba afectado, en comparación con tres en los hombres.
Para el estudio, a 49 jugadores hombres y 49 mujeres se les realizó un tipo de resonancia magnética llamada imágenes con tensor de difusión (ITD), que analiza la salud de la sustancia blanca del cerebro observando el equilibrio hídrico en el tejido.
Las edades de los jugadores oscilaban entre 18 y 50 años y ambos grupos informaron un número similar de cabeceadas respecto al año anterior. Los hombres reportaron un promedio de 487 cabeceadas y las mujeres 469.
Las resonancias mostraron que "el volumen de materia blanca dañada en las jugadoras de fútbol era cinco veces mayor que en los jugadores masculinos", según el informe.
Las mujeres tenían ocho regiones cerebrales donde la materia blanca, implicada en la comunicación entre las diferentes partes del cerebro, se vio afectada, en comparación con tres en los hombres.
Los investigadores dijeron que los cambios cerebrales eran "subclínicos", lo que significa que los jugadores no informaron de ninguna capacidad de pensamiento alterada.
"Antes de que ocurra una disfunción grave, es sensato identificar los factores de riesgo de una lesión cerebral acumulativa, como la cabeceada si eres mujer, para que las personas puedan actuar para evitar un mayor daño y maximizar la recuperación", dijo Lipton.
El estudio no ofrece razones formales para estas diferencias, pero algunos expertos sugieren que podrían estar en la fortaleza del cuello, las hormonas sexuales o la genética.
Fuente: Infobae