A pesar de que solo haber conquistado una Copa del Mundo, Inglaterra siempre se considera como un equipo de nivel para luchar cualquier competición que disputa. Actualmente, en Rusia 2018, logró meterse a los cuartos de final tras muchos fracasos.
Kane, quien marcha primero en la tabla de goleo en el Mundial, lidera a una selección rejuvenecida con un promedio de edad de 25 años
Diario Marca presentó la siguiente nota sobre la selección inglesa dirigida por Gareth Southgate.
En el Mundial en el que menos se hablaba de ellos, en la edición donde no existía obligación de hacerlo bien, en un proceso de regeneración y adquisición de experiencia en citas de primer nivel, Inglaterra se ha colado en los cuartos de final. 28 años después, vuelve a estar entre los ocho mejores del mundo. Y con una selección plagada de jóvenes estrellas, de promesas sin confirmar y futbolistas en pleno desarrollo.
El equipo de Southgate es la tercera de las 32 participantes en media de edad más joven con 25,9 años. Únicamente Nigeria, con 24,9 de media, y Alemania, con 25,7, contaban con una plantilla más prematura. Ante Inglaterra, solo Ashley Young superaba la barrera de los 30 años.
De los 23 jugadores que disputaron la Copa del Mundo de Brasil hace cuatro años, sólo repiten cinco (Cahill, Welbeck, Jones, Sterling y Henderson). Es la tercera convocatoria inglesa más joven para un Mundial, sólo por detrás de la de 1958 y 2006.
En el once ante Colombia, Inglaterra lucía varias apuestas personales del seleccionador inglés. Empezando por Pickford, héroe en los penaltis a sus 24 años, y terminando por futbolistas como Maguire o Trippier, desconocidos para el gran público pero que vienen de firmar grandes temporadas con sus respectivos equipos.
En cuartos espera Suecia, con un perfil totalmente opuesto, con jugadores veteranos especialmente en su columna vertebral que les ha permitido competir con solvencia en los momentos delicados. Inglaterra, por su parte, vive tiempos de cambio y aires renovados, esos que le han devuelto a la élite en un Mundial que pretenden hacer suyo.
La gran oportunidad para Southgate
NBA, NFL, 'All Blacks', España, Alemania, Pep Guardiola... Gareth Southgate ha bebido de muchas fuentes sin ahogarse. Se ha empapado de otras culturas deportivas para avanzar y reescribir el arcaíco libreto inglés. Ha buceado en muchos mares para cambiar el destino futbolístico de un país baqueteado por las olas de las derrotas. El exinternacional inglés ha corregido el destino de Inglaterra colocándola otra vez entre las mejores. La sub 21 fue su banco de pruebas antes del salto a la absoluta. Desde que asumió el cargo en septiembre de 2016 ha abierto todas las ventanas y roto todas las cadenas con el pasado en busca de desterrar las decepciones inglesas. De aligerar la acumulación crónica de fracasos en Mundiales y Eurocopas. Southgate está llevando al 'football' al siglo XXI... con éxito. De momento, en su primera gran cita, ya ha tocado los cuartos. Siguen en concurso y entre los candidatos a ganar el Mundial cruzado el ecuador de la competición.
Southgate ha curado al paciente inglés sin recluir al convaleciente en un monasterio italiano. Una noche cargada de emoción y de épica en Moscú ha sido el maná que ha sanado a los 'Three Lions'. Una tanda de penaltis en la que Pickford fue un gigante ha hecho que los 'pross' sufran una metamorfosis completa y sin anestesia.
Inglaterra no había salido vencedora nunca desde los once metros en un Mundial... y lo ha logrado con Southgate. Pura ironía. Un capricho del destino. Un hombre cuya carrera estaba marcada por una pena máxima errada ante Alemania hace 22 años en Wembley ha cambiado de arriba a abajo el guion inglés. El exjugador, con el que la crítica se cebó tras el penalti fallado en las semifinales de la Euro 1996 que privó al anfitrión de la final, se ha redimido. Ha enterrado su error... llevando a su país a otra dimensión. A luchar por un título con un camino ¿asequible? hacia la final.
Un alegrón y un horizonte soleado emergen tras lustros de lágrimas y tormentas. El resbalón ante Islandia en Francia 2016 obligaba a una catarsis en Inglaterra. Hodgson cargó con un triplete de eliminaciones, a Allardyce le devoraron sus errores fuera del césped y Southgate era el paso más lógico: exinternacional, moderno y con experiencia en el cultivo de jóvenes talentos. Un soplo de aire fresco de un icono de su fútbol para conducir dulcemente el adiós de Gerrard, Lampard, Rooney... y Hart. Unos se fueron y otros se han quedado a un lado desde su mudanza como jefe a St George's Park. Southgate fue dando mando a Kane, Sterling, Alli y compañía, quitando años de encima a los 'pross' y moviendo el árbol sin parar: ha hecho debutar a ¡18 futbolistas! desde su llegada. No fue un acto 'tribunero': siete de sus 'estrenos' están en Rusia y cuatro (Trippier, Maguire, Lingard y Pickford) son importantes. Y sólo tres (Cahill, Young y Vardy) superan la treintena de una lista que es la tercera más joven de la Copa del Mundo. Una apuesta segura: ninguno de los 11 futbolistas que acabaron el choque ante Colombia habían jugado nunca un cruce de un Mundial... y su once apenas superaba los 25 años de edad media cuando encararon la tanda definitiva.
'Niños' y futbolistas limpios de experiencias traumáticas para un tiempo nuevo. Los tropiezos consecutivos de Inglaterra requerían otro enfoque. Un nuevo plan y otras caras. Jóvenes talentos para enterrar tantas y tantas decepciones. Pero Southgate no se ha quedado ahí. Ha cambiado hasta el tradicional 4-4-2 que era intocable en la cultura británica por un 3-5-2 que le da más alternativas. Ha innovado en la pizarra y en la estrategia convirtiendo a su equipo en un peligro a balón parado. Su Inglaterra juega diferente: mastica más el fútbol... aunque no esquiva el ritmo frenético. Lo que tiene cada vez menos hueco es el juego de probabilidades: balón al área y a ver qué pasa. Menos 'kick and rush' y más 'passing game'. Y es un equipo fiable, aunque le falte variantes en algunas posiciones. Carencias que está solucionando Southgate con una libreta llena de las influencias extranjeras que inundan la Premier. No las ha esquivado como sus predecesores.
Inglaterra necesitaba una idea moderna y novedosa para renovarse. Los inventores tenían que reinventarse. El 'football' debía mutar, olvidarse de sus penurias y de tantos Mundiales y Eurocopas llegando como favoritos y perdiendo el cartel de aspirantes al primer revés. Southgate ha cambiando el espíritu de los 'Three Lions'. Inglaterra podrá ganar o perder, pero las sensaciones son diferentes. Saben a lo que juegan. Tienen un camino y un líder al que seguir. Han optado por una vía nueva y fresca sin olvidar su pasado. 'Seguimos creyendo', cantaron The Lightning Seeds dando una vuelta de tuerca a su popular 'Football is coming home' antes de Francia 1998. El fútbol inglés nunca va a dejar de soñar ni de fantasear con ser campeones como en el 66. Pero ahora no creen en hadas y en su historia. Hay base para sus ilusiones.
Confían en un joven bloque que ha conseguido superar una eliminatoria 12 años después. En un Harry Kane que está cada día está más cerca de Gary Lineker y de Shearer tras marcar seis goles en sus primeros tres partidos en un Mundial. El 'pichichi' del torneo ha elevado su importancia con un Southgate que le otorgó con 24 años el brazalete y la responsabilidad de liderar a Inglaterra en Rusia. Y lo está haciendo gol a gol. Es otro de sus aciertos.
Southgate ha dado una identidad y un motivo para la esperanza a Inglaterra. Ha agarrado un reto futbolístico y sociológico. Un desafío generacional y vital ante 53 millones de ingleses que viven por y para el fútbol. Y, por ahora, ya ha hecho 'clic' en la cabeza de unos jugadores en los que empieza a asomar una mentalidad ganadora. Ha mandado al limbo los complejos y sinsabores previos extirpándolos de sus futbolistas. Se han quitado un peso de encima pasando a cuartos y ganando una tanda de penaltis. Estar entre los ochos mejores del Mundial... y llegando desde los once metros es una liberación para unos jugadores por los que pasa la revolución definitiva que transforme a Inglaterra. Todo tiene solución. Décadas de fracasos y 22 años rememorando un error desde el punto de penalti pueden evaporarse en un suspiro. Southgate lo ha hecho por partida doble: se ha quitado sus fantasmas y los de Inglaterra. Y aún puede ser mejor.
Fuente: Diario Marca