La historia del asistente panameño Gabriel Victoria es insólita: será uno de los asistentes en el Mundial de Rusia y, para poder vivir en su país, trabaja como recolector de basura.
Su vida, contada en una nota al diario Clarín de Argentina, es una de esos emocionantes episodios que deja el fútbol.
Tras 20 años en el oficio de juez de línea, Gabriel colgará las botas tras cumplir su gran sueño de estar en un Mundial junto a todas las estrellas del mundo del fútbol.
Decidió ser asistente arbitral por su capacidad para liderar grupos, sin embargo, el trabajo de árbitro apenas le reporta 100 dólares al mes, una cantidad muy baja si atendemos a que, además, es el único sustento económico de su familia.
Con tres hijos y dos nietos, a Gabriel no le quedó más remedio que ser árbitro de día y basusero de noche. Pertenece a la 'Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario' que se encarga de recoger los residuos en la capital panameña.
Algo habitual en el futbol panameño
La situación de Gabriel es sorprendente en el Mundial, pero no así en el fútbol panameño. Al ser una liga semiprofesional, los árbitros no cuentan con sueldo fijo e ingresan en función de los partidos que arbitren.
Por ello, es habitual que los colegiados compaginen su labor arbitral con otros empleos. Hace ya 25 años que Gabriel se encarga de limpiar las calles de Panamá.
"Todos los días me levanto a las 3 y dos horas después cumplo el recorrido en las calles corriendo detrás de los camiones recolectores hasta el mediodía. No hay nada de estrés. Por la tarde, ya me enfoco en los entrenamientos para estar en la mejor condición física", declaró en una entrevista a un medio local.
Un hombre feliz que trabaja duro cada día para sacar adelante a su familia y que vivirá en Rusia un sueño. Para ayudarle a ello y tras trascender su historia, han sido muchas las marcas que le han regalado material deportivo y que hasta han realizado donaciones para que pueda viajar a Rusia en las mejores condiciones.
