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La historia sobre como los derechos de televisión del fútbol creció exponencialmente es revelado por un connotado periodista mexicano Ignacio Suárez, que relata toda la evolución en el mundo y como toca a la Conmebol y a la Concacaf, donde el trinitario Jack Wagner saca grandes dividendos como jerarca de la organización regional.

El periodista relata como Televisa se impone en México.

"Adquirimos los derechos para transmitir la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014 para el territorio de México y los derechos de transmisión de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 y la Copa Mundial FIFA Qatar 2022 para México y otros territorios en América Latina", detalló la empresa en su reporte.

Es decir, desde ese momento Televisa había hecho bien su chamba al garantizar el enorme negocio que son los mundiales de futbol. Había cerrado el círculo: en el 2010, entre cláusulas 'secretas' y otras linduras, había 'atrapado' legalmente a la Selección Mexicana por 8 años (2014-2022) además tendría la trasmisión exclusiva de todos los partidos moleros, de todas las eliminatorias y del Mundial. No dejó nada para la competencia. Y no empecemos con golpes de pecho, porque si de usted fuera ese gran negocio hubiera hecho lo mismo para no dejarlo ir, ¿o no?

Los suaves comienzos por los derechos 

En épocas anteriores, Televisa NO tenía en lo absoluto por preocuparse por obtener los derechos de los Mundiales. No había contendientes, sólo había que pagar por ellos. Desde la década de los setenta, FIFA no licitaba los derechos, los cedía a través de las organizaciones internacionales de televisión, que se dividían los cinco continentes.   

Por ejemplo, para México, los derechos del Mundial llegaban a través de la Organización de Televisión Iberoamericana, la OTI por sus siglas, que se fundó en 1971. Esta organización controlaba todos los derechos de Televisión importantes y los repartía entre sus agremiados.  Esa agrupación la fundó Guillermo Cañedo de la Bárcena y se mantuvo ahí, como el hombre más importante durante 25 años.

Don Guillermo Cañedo era a su vez socio minoritario de Televisa y mano derecha de Azcárraga Milmo, por lo que en ese momento el emporio NO tenía de qué preocuparse. Eran otros tiempos, otros mercados, la venta de derechos de TV existía, pero estaba en pañales, pero ya se tenía el control. 

En 1990, Imevisión, que era la Televisora del gobierno, dejó de pagar su cuota a la OTI por los derechos del Mundial, Televisa lo hizo por ellos y se quedó con los derechos para México. Cierto, le permitió a Imevisión transmitir los juegos, pero la comercialización la cobraba y facturaba la empresa de Chapultepec, salvo el programa de 'Los Protagonistas', que tuvo un enorme éxito en el Mundial de Italia 1990.

Con el tiempo las cosas fueron cambiando, el marketing creció exponencialmente, surgieron nuevas cadenas, la televisión de paga, nuevos modelos de negocio. A finales de los noventa, gracias a la visión de negocio de Joseph Blatter, decidió que, en lugar de ceder a un módico precio a las organizaciones de televisión del mundo, podrían venderlas ellos mismos de manera directa, incluso licitando algunas aún siendo un ente privado. Si, en ese momento Blatter descubrió una nueva gallina de los huevos de oro.

Con Wagner al frente de Concacaf  todo cambia 

Al principio Televisa NO estuvo en peligro, Blatter le tenía un profundo agradecimiento a Guillermo Cañedo, fueron amigos y aliados. Pero surgió un enemigo, que parecía débil y se volvió muy poderoso: Jack Warner, quien ganó la presidencia de la Concacaf en 1990 y le quitó el control de la zona que México tuvo por décadas con Soria Terrazas. 

Pero Warner en si NO era un gran problema, pero sí su 'Pepe Grillo', su gurú y el autor intelectual de todos los negocios oscuros fraguados desde ahí. Su nombre Chuck Blazer, que desde la secretaría general tomó el mando. Él sabía que, para mantenerse en el cargo, poder hacer historia y negocios tenía que evitar que Televisa y el futbol mexicano retomaran el control del organismo, ya que entonces el gran negocio tendría nuevos dueños. Es decir, se convirtió en un enemigo jurado del emporio de Chapultepec.

Diez años después, en el año 2000, Blazer tenía todo el control. Él había diseñado el plan de incluir en Concacaf a la mayoría de islas posibles, tuvieran liga de futbol profesional o no. Haría que su voto contara igual, si controlaba los votos de las islas nadie le ganaría una votación en Concacaf.

Soportó varios intentos de 'golpes de Estado'. En la época de Burillo al mando de Televisa y del futbol mexicano, Enrique Borja fue aniquilado en la votación; años después Edgardo Codesal corrió la misma suerte, ya les contaré los viajes a más de 10 islas, en aquel tiempo, enviado por Televisa para documentar ese modus operandi. 

El gran negocio de Jack Wagner

Los derechos de televisión ya eran un enorme negocio para la Conccaf. Logró que la FIFA le cediera los derechos de los Mundiales por un dólar para las islas 'pobres', y así ayudar a la zona. Pero Blazer y Warner los revendían a las islas turísticas en grandes sumas de dinero. La Copa Oro les dejaba fortunas. A Televisa, le dejaba solo los Mundiales. 

Blazer y Warner se asociaron en la clandestinidad con Trafic, la poderosa empresa brasileña que controlaba los derechos de los eventos más importantes de Sudamérica. Ahí estaba un hombre medular en esta historia: José Margulies Lázaro. 

El papel de José Lázaro

A Margulies todos le conocíamos como José Lázaro. Era el hombre todopoderoso de la televisión, tanto en Sudamérica como en Estados Unidos en las Copa Oro. Con él podías conseguir una acreditación, una hora de satélite, una cámara prestada, una unidad móvil, la mejor posición en el estadio, todo, absolutamente todo lo que se te ocurriera o necesitaras de telecomunicaciones. 

Yo lo conocí en una Copa América, fui enviado con él por Manuel Ramírez, quien era el director de operaciones de Televisa para que nos resolviera un asunto de tiempos de satélite. Nos caímos bien, fue en un lugar de chicas malas llamado 'Curry´s Super Club' en Santa Cruz, Bolivia, al que tomamos de oficina cada noche en aquella Copa América, donde coincidimos mucho tiempo. Ese placentero lugar era utilizado también como 'concentración' para estrellas de la selección brasileña: Romario, Ronaldo, Roberto Carlos, Dunga y compañía eran al igual que nosotros, clientes frecuentes después de sus juegos.

Fue en el 'Curry´s Super Club' donde me contó que era argentino, pero que se sentía brasileño. Que su hermano, a quien admiraba profundamente era el representante del cantante Roberto Carlos y lo había sido de Elis Regina. 

Que su relación con su padre NO había sido buena por eso su hermano se hacía llamar Marcos Lázaro y por eso, el también evitó el Margulies y sólo aceptaba que le dijeran José Lázaro. Una de esas noches, apareció ahí un argentino que se sentó a nuestra mesa y al que trataba con gran deferencia; su nombre Alejandro Burzaco y me dijo: "Fantasma, este hombre es el dueño del futbol argentino. El hijo putativo de Julio Grondona. Hoy él nos va a invitar todo, podemos pedir el mejor champagne".

Aquella noche, supe que Burzaco era el jefe de jefes de la compañía Torneos y Competencias que controlaba el futbol argentino, la misma compañía que años después pagó cerca de 370 millones de dólares por la Copa Libertadores. 

Es el mismo José Lázaro quien años después se declaró culpable de sobornos por venta de derechos, el mismo que aparece en los 'Papeles de Panamá' donde limpiaba ese dinero; el mismo que aceptó pagar 9.2 millones de dólares y ser testigo.

Es el mismo Burzaco, el que aparece en la página 38, en el apartado 87 de la investigación en Nueva York y que en unos de sus párrafos dice: "Durante un periodo de aproximadamente 25 años, ellos acusados y sus co-conspiradores, se levantaron a posiciones de poder e influencia en el mundo del futbol organizado".

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