Lo que se presumía como una fiesta por el retorno del clásico cordobés a la máxima categoría después de quince años volvió a dejar una mala noticia para el fútbol argentino enfermo, con un joven de 26 años peleando por su vida luego de ser arrojado al vacío desde la tribuna.
Las noticias sobre su estado de salud van a la par con los verdaderos motivos que habrían ocasionado la salvaje agresión. En un primer momento, se instaló el rumor que se trataba de un hincha de Talleres infiltrado entre los simpatizantes de Belgrano. Pero con el correr de las horas y gracias a la palabra de los familiares de Emanuel, la historia se fue construyendo con las distintas partes del rompecabezas.
Según informó el diario cordobés La Voz del Interior, Balbo vio algo en la tribuna que no tenía que ver y le costó muy caro. Encontró al asesino de su hermano, se dejó llevar por la emoción del momento y fue en su búsqueda sin medir las consecuencias.
Se trata de Oscar Eduardo Sapo Gómez, detenido junto a otro sujeto en noviembre de 2012 por participar de una picada mortal que se llevó la vida Enrique Díaz, de 15 años, y de Agustín Didi Balbo, de 14, que transitaban en moto cuando fueron arrollados.
Pero como pasa muchas veces en Argentina, la Justicia no existe o es parcial. Emanuel quiso hacer justicia por mano propia, lo fue a buscar y el Sapo se defendió gritando que su agresor era hincha de Talleres, lo que provocó la reacción del resto de los barras de Belgrano y la salvaje agresión que terminó con el joven arrojado al vacío, internado de urgencia y peleando por su vida.
En las imágenes se ven con claridad las caras de los agresores. Emanuel se merece la justicia que no tuvo su hermano.
