Yaya Touré, jugador del Manchester City, fue detenido el pasado 28 de noviembre en Dagenham, al este de Londres, por conducción ebria. El futbolista dio positivo en el control de alcoholemia al que fue sometido, estando muy por encima del límite legal permitido.
Por ello, un día después fue inculpado por "conducción de un vehículo a motor con una tasa de alcoholemia superior al límite" y multado con 54.000 libras y la retirada del carné por 18 meses.
Ante este hecho, el futbolista compareció este martes ante el tribunal de Barkingside (Londres), y ha asegurado que el consumo de alcohol aquel día "no fue intencionado".
En palabras que recoge ESPN, Touré dice que "es bien sabido que soy un musulmán y no puedo beber. Todo el mundo sabe que rechazo el alcohol". El futbolista prosigue. "Sin embargo, era importante para mí decir en el tribunal que no había consumido alcohol intencionadamente.
El juez en su sentencia remarca que acepta que no había estado bebiendo de forma "intencionada".
"La ingesta de bebidas alcohólicas es un delito grave y, aunque yo no estaba consumiendo alcohol intencionadamente, acepto la prohibición y la multa por esta situación".
"Me gustaría disculparme por esta situación así como dar las gracias a mi familia, al personal del Manchester City, a mi equipo jurídico y a todos los aficionados que me han apoyado en estos momentos difíciles", concluyó.