HA ENCAJADO 23 GOLES EN APENAS OCHO JORNADAS
Guillermo Ochoa, el portero más batido de las grandes ligas europeas, recibe un gol cada 31 minutos. En total, 23 encajados en las primeras ocho jornadas de Liga, donde el pésimo arranque ya costó el puesto en el banquillo a Paco Jémez. El panorama no parece haber mejorado con Lucas Alcaraz, máximo responsable técnico del 7-1 en el Calderón.
Hasta 17 veces disparó el equipo de Simeone al guardameta mexicano, de 31 años, que replicó con cuatro paradas. Los siete goles plasmaron las carencias de la peor defensa del campeonato, que encaja casi tres por partido. Sólo el Hull City (20 tantos en ocho jornadas) puede acercarse a estas cifras.
Débil respuesta
"Esto no me hunde, me cabrea. Y del cabreo es donde tiene que salir la fuerza para ir adelante", admitió Alcaraz tras su desafortunado estreno de su tercera etapa en el banquillo nazarí. "Si miramos ahora mismo la clasificación, los calendarios, los goles a favor y en contra... no sería la mejor medicina", remató el técnico.
La débil respuesta de Ochoa en las dos primeras dianas de Yannick Carrasco no ayudó en nada a los planes de Alcaraz. Los recurrentes problemas en los balones aéreos del Memo, que saltó a la fama en el Mundial 2014. Aquella exhibición ante Brasil, plagada de rapidez y reflejos, resultó decisiva para su fichaje por el Málaga. Desde entonces, dos temporadas en La Rosaleda a la sombra de Carlos Kameni, con quien mantuvo incluso un abierto conflicto personal.
La masacre de Santa Clara
De hecho, la mala racha de Ochoa se inicio a finales del curso pasado, cuando una lesión de Kameni le permitió ocupar los palos. En aquellas 11 jornadas sólo pudo dejar su portería a cero en tres ocasiones. Las perspectivas han empeorado aún más en Granada, donde podría perder el puesto en el futuro inmediato con Oier Olazábal o el hasta ahora lesionado Ivan Kelava.
Han transcurrido apenas cuatro meses desde que Ochoa recibió una humillación incluso aún más dolorosa en los cuartos de final de la Copa América. El 7-0 ante Chile, conocido desde entonces como la masacre de Santa Clara, un esquema idéntico al del Calderón. Dos goles en la primera parte y la sangría de cinco más tras el descanso. Nada menos que 21 remates chilenos para infligir la mayor derrota del 'Tri' en un gran torneo.
Fuente: El Mundo
