El periodista mexicano, Fernando Schwartz, publicó en una columna en donde se refirió a la estrepitosa caída que sufrió la selección azteca 7-0 ante Chile en los cuartos de final de la Copa América.
Schwartz sabe que fue un golpe durísimo para la escuadra dirigida por el colombiano Juan Carlos Osorio, pero llama a la calma y a no tomar decisiones apresuradas.
A LA BASCULA, LA BASURA DE LA INFAMIA…
Se vale criticar, se vale juzgar por lo que pasa en la cancha y los jugadores, el cuerpo técnico y todos lo que rodean a la selección, lo saben. Pero eso de hacerse el gracioso y caer en infamias, solamente para llenar huecos de información y hacerse el muy enterado es una práctica desleal y baja de periodismo.
El contar lo que ya viene publicado en columnas como es el caso de la intervención de Rafa Márquez en el vestidor para dar la cara después de la derrota y manejarlo como exclusiva propia 24 a 40 horas después, es simplemente sentirse más importante que la noticia, cuando siempre he reiterado, nosotros somos el conducto para informar, no somos más que la noticia pura y plena, somos periodistas, como corresponsales, somos críticos, somos informadores, pero nunca más importante que el hecho mismo.
No soy defensor de Javier Hernández y de ningún jugador. No soy alcahuete o barbero o lamebotas como me han llamado recientemente en redes sociales. Soy un reportero en el ansia de servir a la audiencia y nunca perdiendo la barrera del respeto entre el protagonista de la historia y ustedes.
El llevar una relación buena, de respeto, no significa entregarse en pos de la información, ni de las preferencias, simplemente no encuentro la razón para crear enfrentamientos necesarios, ya que ambas partes, jugadores, cuerpo técnico, directivos y un servidor sabemos cual es nuestra lugar y nuestra función en las trincheras que nos corresponden.
Cuando tengo algo que expresar, lo hago por redes sociales, por voz en radio, por imagen en televisión y por escrito en diario e internet, pero lo que digo, se lo mantengo a los ojos al involucrado en el tema, ya que no tengo nada que esconder, ni tampoco tengo que lanzar la primera piedra.
La selección jugó un partido desastroso frente a Chile. No hubo funcionamiento individual ni colectivo así como tampoco reacción en la banca. Eso es insoslayable, pero al final del camino es futbol, es un juego, ya quisiera ver a los patrioteros, nacionalistas y a plumas reconocidas buscar construir alrededor de y no destruir en entorno de.
Es muy fácil poner adjetivos a lo bueno como poner epítetos en busca de audiencia en las malas, donde el afán destructivo parece enfermizo y donde casi casi hoy Osorio es el enemigo número uno del país y los jugadores, detestable que no sirven para su profesión, cuando la realidad y la conciencia indican que fue una humillante derrota, un tropiezo magnánimo, pero no da margen a inventos y conjeturas fuera de la cancha para golpear y denostar.
Javier Hernández llegó de vacaciones como la mayoría de los jugadores y es normal que a 11 días del arranque de la Copa América pudiera existir un kilo o dos de más. Sin embargo, hay que ser serio en la información y ahí esta la bitácora del Dr. Serrano y del cuerpo técnico que no me dejan mentir.
El domingo 5 de junio que México debutó en Copa América frente a Uruguay, Javier Hernández, un profesional en toda la extensión de la palabra, estaba en su peso acostumbrado. Ni un kilo más ni un kilo menos.
Si al igual que para muchos la Copa fue de altibajos y el día de Chile para olvidar, es entonces una vil bajeza, de las mas vil que hay manifestar, que llegó excedido de peso por cuatro kilos y que así jugó la Copa América porque es una verdadera mentira, siendo que llegó a la concentración el 26 de mayo y que con el trabajo realizado en entrenamiento y dos amistosos se puso en perfectas condiciones, cuando venían de trabajo dirigido en los días que tuvieron para desintoxicarse de futbol.
Blasfemar, mentir, tirar piedras para sacar el cobre es algo característico y que deja muy mal parado al periodismo mexicano.
Hay rumores, sí los hay, existen cortinas de humo las hay, pero el precepto mágico del periodismo indica actuar con alerta ante el rumor y confirmar lo que es noticia plena cuando es de importancia total.
Hoy ante la derrota humillante, más humillado y mancillado se ve nuestro periodismo deportivo con un tipo que presume de sus fuentes, de sus ocho kilos de más porque no es futbolista.
Y a mí qué si es Globo de Cantoya y explota. El importante es el protagonista y no él. Se jugó fatal, fue una noche de insomnio total. Fue una noche de fantasmas, pero de ahí a subir kilos en la báscula que no existen demuestran la bajeza de kilos que hay para juzgar, analizar y no tirar mentiras con el hecho de llamar la atención. O ¿qué piensa usted?