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El técnico Maurizio Sarri de 57 años  puso en la cima del fútbol italiano al Nápoli en este torneo y defiende su entrega en fútbol por sus estudios y esfuerzos mayúsculos que lo llevan al éxito,a pesar de no tener un pasado ni siquiera interesante como jugador, pues  fue un futbolista aficionado, trabajador de grúa y empleado de banco, pero estuvo en el deporte como ciclista profesional. Todo un personaje.

Diario El Mundo de España presentó una nota en referncia a Sarri que compartimos a continuación: 

Amerigo Sarri siempre se arrepintió de no hacer caso a su buen amigo Gastone. Dejó el ciclismo con 25 años porque la comida que ponía en la mesa no compensaba el sacrificio de los pedales. A esa edad tenía 37 victorias en pruebas menores, pero por más que su amigo Gastone insistió para tenerle como gregario nunca quiso volver. Amerigo se haría operario de grúa y Gastone, Gastone Nencini, ganaría el Giro de Italia en 1957 y el Tour de Francia en 1960.

Amerigo trabajó primero en Nápoles, donde nació su hijo Maurizio, y después emigró a la Toscana. El pequeño Maurizio también llegó a probar la bicicleta, pero acabó pateando un balón como todos los niños de Figline Valdarno. Todos eran hinchas de la Fiorentina, el Inter, el Milan, la Juventus... Él era del Nápoles. Jugaba como defensa y, según ha confesado, poco estiloso. No le habría dado para ser futbolista pero por suerte consiguió un trabajo en el Monte dei Paschi.

Durante más de una década compaginó su trabajo como banquero con el de entrenador. Corbata de día y chándal de noche, dirigiendo a un buen puñado de equipos aficionados de la Toscana. De todos queda grabada su etapa con el Sansovino, club con el que llegó desde regional hasta categorías profesionales en 2003 después de dos ascensos en tres temporadas. "Entendí que si entrenar se convertía en mi actividad principal podría dar un salto de calidad". Y Maurizio Sarri, que tenía presente el arrepentimiento de su padre, dejó su puesto como directivo de banca para entregarse a la pizarra. "Elegí como trabajo aquello que habría hecho gratis", confesó en 'La Repubblica'.

Obseso del fútbol

Maurizio Sarri arrastra fama de entrenador minucioso. Durante sus años en el Sansovino nació la leyenda de 'Mister 33': en una entrevista, uno de sus jugadores aseguró que el técnico había llegado a emplear 33 esquemas distintos. La realidad tampoco queda muy lejos: el pasado verano usó drones para grabar desde arriba los entrenamientos y corregir con más claridad la posición de sus defensas. Por eso le molesta cada vez que alguien usa en su contra su falta de pasado futbolístico. "No estoy aquí por casualidad".

En 2005 recibió la llamada del Pescara para entrenar en la Serie B. Ya entonces llamó la atención por controlar con ordenador todos los datos de rendimiento de sus jugadores. De allí saltó al Arezzo como reemplazo de Antonio Conte. El hoy seleccionador italiano fue despedido tras nueve jornadas, y de la mano de Maurizio Sarri el modesto equipo toscano -de dónde si no- llegó hasta los cuartos de final de la Copa, donde puso contra las cuerdas a un Milan que ese mismo 2007 se proclamaría campeón de Europa.

Pero la gran muesca en la biografía de Maurizio Sarri es su paso por el Empoli. Llegó en 2012, lo subió a la Serie A y lo convirtió en el equipo revelación de la temporada pasada con una plantilla humilde y un fútbol soberbio. Fue su billete de vuelta a Nápoles, pues apenas unos días después de que Rafa Benítez se marchara al Real Madrid, Aurelio de Laurentiis tenía preparado su recambio.

Sarri admite sentirse toscano por su infancia Figline Valdarno, pero no olvida sus raíces. Tampoco los aficionados 'partenopei', que conectan especialmente bien con un técnico que ha subido desde el barro de las regionales. Lo único que lleva mal este fumador sin remedio de entrenar al Nápoles es el anillo olímpico de San Paolo. "En Empoli, que no hay vallas, siempre había algún aficionado que me daba un tirito", reconoció en una entrevista concedida a 'La Repubblica'.

De poco más puede quejarse Maurizio Sarri, que este domingo se proclamó campeón de invierno con el Nápoles y es un claro aspirante al 'Scudetto' con uno de los estilos de juego más vistosos de la Serie A. Un estilo coral que dirige otro napolitano en el campo, Lorenzo Insigne, y remata Gonzalo Higuaín, autor de un doblete contra el Frosinone y 'capocannoniere' con 18 goles en 19 jornadas. Después de todo, Sarri no se arrepentirá de haber dejado el banco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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