Fue un encuentro ríspido y friccionado; había una expectativa de ver un cotejo abierto y de buena calidad futbolística, sin embargo, desde los primeros instantes ambas oncenas quisieron imponer condiciones, pero desde el juego físico y el exceso de faltas. No habían ni transcurrido dos minutos cuando una entrada por la espalda de Celso Borges sobre Álvaro Zamora en la disputa de un balón aéreo produjo la primera tangana del clásico pues el exmundialista usó una fuerza desmedida e innecesaria.
El encuentro se le puso de cara a la Liga de Deportiva Alajuelense cuando un saque de puerta de Leonel Moreira tomó desprevenida a la defensa tibaseña y fue aprovechado por un magistral Carlos Mora quien evadió también la tímida salida de Kevin Chamorro para abrir el marcador.
Los morados resintieron el golpe y no encontraban las líneas de pase adecuadas para elaborar su acostumbrado fútbol por las bandas y generar peligro; para colmo de males una torpe y artera entrada de Ariel Rodríguez mandó al conocido samurai a las duchas dejando a su equipo con un hombre menos y con un panorama complicado.
En ese lapso del encuentro el DT Jeaustin Campos supo acomodar sus fichas para tener alguna tenencia de pelota y por el contrario el técnico Andrés Carevic pecó de exceso de timidez pues su equipo replegó quince metros y les cedió la iniciativa a los morados cuando lo que mandaba era abalanzarse sobre el rival y liquidarlo.
En la última jugada de la primera mitad apareció el corazón morado Kendall Waston para ganar un balón por las alturas después de varios rebotes y poner la paridad en el marcador.
Para la parte complementaria Alajuelense hizo lo que debió hacer desde que se quedó en superioridad numérica y fue someter a los morados a una presión asfixiante, sin embargo, la espectacular actuación de Kevin Chamorro y la diosa fortuna que también se alió con los tibaseños impidieron que el tanteador se moviera y más bien sobre los minutos finales una serie de jugadas a balón parado de los dirigidos por Campos estuvieron cerca de convertir el epílogo en otro momento legendario de la conocida Sapri-hora.
Este clásico debe servir para tomar nota de cara al futuro pues su resultado, aunque no determinaba nada definitivo si debería tomarse en cuenta para lo que le va a esperar al equipo morado de cara al futuro.
Lo primero que se debe evidenciar es que esta LDA de Andrés Carevic es un equipo con muchas variantes y capaz de minimizar las virtudes tibaseñas, además evidencia el hambre de títulos que tienen los manudos y esto los vuelve aún más peligrosos. Por su parte los morados deben trabajar la parte mental para no volver a caer en el juego brusco excesivo; quedar en inferioridad numérica en instancias finales pueden ser un condicionamiento catastrófico.
Otro punto débil que tienen los morados es que no han logrado consolidar un tridente de ataque que garantice goles; actualmente el goleador del equipo es David Guzmán y su otra arma peligrosa es Kendall Waston por las alturas.
Luis Paradela no ha recuperado la forma que se le vio en el torneo anterior, Javon East ha estado intermitente y muchas veces se pierde en reclamos hacia sus compañeros y Ariel Rodríguez dilapidó su titularidad con una expulsión tonta que lo va a condicionar el resto del torneo. Si vemos que Orlando Sinclair es sumamente inconstante y Justin Monge no es tomado en cuenta ni en los jugadores de cambio, lo que le tocará a Jeaustin Campos es encontrar más alternativas para poder aspirar a revalidar el cetro nacional.
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