Que profesión más difícil la de entrenador, pero ¿cuál profesión es fácil si se quiere ser bueno, ser el mejor?
Cuando terminé mis estudios en Educación Física salí pensando que lo sabía todo. Tuve grandes profesores que me dieron conocimientos necesarios para triunfar. Pero al llegar a la práctica, al campo de batalla, todo ese conocimiento solo sirvió como la base necesaria para seguir evolucionando.
Saben lo más importante que aprendí al finalizar mis estudios universitarios? Que la única posibilidad de ser exitoso era seguirme capacitando siempre. Todos los años, todos los meses, todos los días. Y cómo lo haría? La única forma era sacando de mi propio pecunio para asistir a seminarios y cursos en el exterior y aprendiendo de otros profesionales con mayor conocimiento y experiencia.
Cuento toda esta perorata, que posiblemente a pocos le interesa, porque para ser entrenador de cualquier disciplina deportiva, y ser exitoso, la única fórmula es actualizarse todos los años, todos los meses, todos los días. Ah y muy importante: dónde, con quién y en qué país.
El Principio de Peter es siempre desgarrador pero muy aplicable a los entrenadores. ¿Cómo sabe un técnico el techo al que puede aspirar? Lo peor es que muy pocas veces un entrenador acepta su techo.
Costa Rica tiene, aclaro para su futbol, entrenadores que se avientan sobre sus virtudes. Hay técnicos muy buenos para enseñar en ligas menores, pero si pasan al siguiente nivel son un desastre.
Lo mismo entrenadores que su techo es en la Segunda División y hacen equipos campeones, pero si los nombran en la primera división son un fiasco. Los hay también los que entrenando equipos en la división superior de media tabla o para evadir el descenso son especialistas, pero si les dan un equipo grande acostumbrado a ser campeón fracasan.
Los hay también los que todos los años pregonan que están realizando un proceso que nunca termina. Pero todos, con el techo que tienen, deben capacitarse todos los años, todos los meses y todos los días.
Como en otras épocas, Costa Rica está trayendo técnicos extranjeros. Ya lo hizo en su momento la Liga y Saprissa con los checos, ahora trae españoles, Herediano se decantó por los mejicanos y otros contrataron suramericanos. La Federación no se escapa a esa costumbre. Pocos, contados, muy buenos. Algunos dejaron enseñanzas y transformaciones al fútbol nacional y otros solo vinieron a vivir el pura vida con su acento extraño que embelesa.
Soy partidario de que siempre se puede aprender de todos: lo bueno y lo malo. Pero la única fórmula para no ser irrespetado es siendo mejor que los que vinieron y siguen llegando.
¿Cómo demostrarlo? Eso se logra, en la máxima categoría, haciendo campeón al equipo que entrenan, o ganando la UNCAF y/o CONCACAF. Si es el entrenador de uno de los llamados pequeños, y gana el título, tiene mayor mérito porque deja constancia de su valía. No es si le gana un partido a uno de los grandes o logra clasificarse a las semifinales.
Un técnico que dirija una selección nacional en cualquier categoría al menos clasificarla al mundial. Si es entrenador en Liga Menor que sus enseñanzas sean eficaces en la formación de nuevas figuras. No importa si es nacional o extranjero, a todos se le debe exigir y ver sus resultados objetivos. No resultados subjetivos.
Muy pocos entrenadores perduran en la cima si no se actualizan. El hambre y la capacidad de evolución parece que no está en muchos porque no lo exije el nivel de nuestro fútbol. Si la capacitación es a través de internet o la televisión no es suficiente. Pero el fútbol es tan generoso, que aún los que siguen fracasando mitigan sus fracasos con encantos que cautivan.
El fútbol no da ventajas. Perdurarán los que evolucionan. No los que viven de sus glorias pasadas o sus sueños.
** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Fútbol y Baloncesto.