¿Alguna vez te preguntaste si tus medicamentos pueden causar algún peligro cuando estás frente al volante? Si bien la mayoría son seguros, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) recomienda evitar cualquier tipo de riesgo antes de operar vehículos, como automóviles, autobuses, trenes, aviones o barcos.
Aquí te contamos que fármacos debes tener en cuenta para ello.
Aunque normalmente los medicamentos no afectan la capacidad para conducir, la FDA advierte que sus efectos secundarios si podrían significar un riesgo para la seguridad vial.
Estos son:
- Desmayos
- Excitabilidad
- Incapacidad para enfocarse o prestar atención
- Mareos
- Movimientos lentos
- Náuseas
- Somnolencia
- Visión borrosa
Estos efectos pueden durar unos pocos minutos, aunque existen situaciones en las que se extiende por horas e incluso hasta el día siguiente.
Por este motivo, algunos medicamentos tienen recomendaciones de no ser consumidos si se opera maquinaria pesada, lo que incluye conducir vehículos. Estos son algunos ejemplos:
Analgésicos opioides, como Codeína, Fentanilo, Hidrocodona, Hidromorfona, Meperidina, Morfina, Oxicodona o Tramadol.
Anticonvulsivos, como carbamazepina (Carbatrol o Tegretol), Fenitoína (Dilantin) u oxcarbazepina (Trileptal).
Antidepresivos, como citalopram (Celexa), escitalopram (Lexapro), fluoxetina (Prozac), paroxetina (Paxil o Pexeva) o sertralina (Zoloft).
Antihistamínicos (con o sin receta), como bromfeniramina (Dimetapp), clemastina (Tavist), clorfeniramina (Chlor-Trimeton), difenhidramina (Benadryl), fexofenadina (Allegra) o loratadina (Alavert, Claritin o Dimetapp ND).
Antipsicóticos, como aripiprazol (Agility), clozapina (Clozaril o FazaClo), quetiapina (Seroquel), risperidona (Risperdal) o ziprasidona (Geodon).
Medicamentos para la ansiedad, como benzodiacepinas Alprazolam, Cloracepam, Diacepam, Loracepam).
Medicamentos para la diarrea, como bismuto (Kaopectate, Pepto-Bismol), loperamida (Imodium) o rehidratantes (Enfalyte o Pedialyte).
Medicamentos para los mareos, como dimenhidrinato (Dramamine) o meclizina (Antivert, Bonine, Postafen o Sea Legs).
Relajantes musculares, como carisoprodol (Soma o Vanadom), ciclobenzaprina (Amrix o Flexeril), Diazepam (Valium o Valrelease) o Metocarbamol (Robaxin o Robxisal).
Píldoras de dieta y otros medicamentos con estimulantes, como cafeína, efedrina o pseudoefedrina.
Tampoco debes mezclar estos medicamentos con alcohol.
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Problemas para dormir
Otros medicamentos que pueden ser perjudiciales son los que se utilizan para dormir, como:
- Doxepina (Silenor).
- Eszopiclona (Lunesta).
- Ramelteon (Rozerem).
- Suvorexant (Belsomra).
- Temazepam (Restoril).
A pesar de que estos suelen tomarse por la noche, pueden tener secuelas a la mañana siguiente, volviendo a las personas menos capaces de realizar actividades para las que debe estar completamente alerta.
Un ingrediente común en este tipo de fármacos recetados es el Zolpidem, que pertenece a una clase de medicamentos llamados sedantes-hipnóticos.
La FDA descubrió que los medicamentos que contienen Zolpidem pueden afectar la capacidad de conducción y realizar otras actividades incluso a la mañana siguiente de ser consumidos.
Los formularios de liberación inmediata y extendida de Zolpidem se comercializan como medicamentos genéricos bajo estas marcas:
Ambien y Ambien CR (tableta oral).
Edluar (tableta colocada debajo de la lengua).
Intermezzo (tableta colocada debajo de la lengua).
Zolpimist (espray oral).
Si usas medicamentos para dormir debes hablar con un profesional de la salud para conocer la forma de tomar la dosis efectiva más baja.
Tampoco debes considerar a los fármacos sin receta como alternativas seguras.
Actualmente, la FDA evalúa el riesgo de deterioro del día siguiente con otros medicamentos para el insomnio, tanto recetados como versiones de venta libre.
Otro caso en la mira es el de los antihistamínicos, que pueden retardar el tiempo de reacción, dificultar el enfoque y causar una leve confusión.
Otros consejos
Puedes adoptar las siguientes medidas para disminuir el riesgo de accidentes:
Consulta a los médicos o farmacéuticos sobre los efectos secundarios conocidos de los medicamentos.
Solicita información impresa sobre los efectos secundarios de cualquier medicamento nuevo.
Sigue las instrucciones de uso y lee las advertencias en el empaque de los medicamentos o los folletos proporcionados por la farmacia.
No dejes de tomar tu medicación a menos que tu médico lo indique.
Informa a tu médico sobre todos los productos que estés tomando, incluidos recetados, de venta libre y a base de hierbas. Además, hazle saber sobre cualquier reacción que experimentes.
Fuente: Hola Doctor - Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA)