Madonna, una de las cantantes más reconocidas a nivel mundial, hizo un pedido a través de Twitter que llamó la atención de sus seguidores en esa red social. Es que fue dirigido al Papa Francisco, al que la artista -cuyas canciones y exposiciones supieron tener un simbolismo anticatólico- había elogiado en otra oportunidad.
“Hola Papa Francisco, soy una buena católica, lo juro”, comenzó Madonna en su cuenta oficial y en seguida aclaró: “Quiero decir, no lo juro”. Entonces, la estrella de 63 años contó que pasaron unas décadas desde su última confesión y le preguntó a la máxima autoridad de la Iglesia católica: “¿Será posible que nos encontremos un día para discutir algunos temas importantes?”.
Después de esa consulta, Madonna admitió que fue excomulgada tres veces -es decir, que fue apartada de la comunión y del uso de los sacramentos- y consideró: “No pareció algo justo. Sinceramente, Madonna”.
De esta manera dejó sentada la necesidad de tener una audiencia con el Papa, quien a sus 85 años no atraviesa un buen momento de salud por una distensión de los ligamentos de su rodilla derecha.
Hoy, de hecho, el Sumo Pontífice llegó en silla de ruedas y empujado por un asistente a una audiencia en el Vaticano, debido a los dolores que limitan su movilidad. Contó, además, que recibió inyecciones para intentar mejorar su cuadro, aunque sigue con dificultades para caminar y estar parado.
Antes del reclamo de las últimas horas, en 2015, Madonna había tenido un buen parecer sobre el cura argentino Jorge Bergoglio, que fue ungido como Papa en marzo de 2013. “Las reglas son para los locos, por eso me gusta el Papa. Parece muy abierto de mente”, aseguró en ese momento la artista estadounidense, que incluso le dedicó a Francisco el tema La vie en rose durante un concierto en Filadelfia, ciudad que estaba pronta a visitar el pontífice.
En el pasado, Madonna fue realmente excomulgada por el Vaticano por ser considerada “blasfema”, o sea, injuriosa contra Dios, la Virgen o los santos. La primera de esas veces fue por el videoclip de su canción Like a prayer [”Como una oración”, en inglés], en el que denunciaba el abuso racista de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos y bailaba entre cruces en llamas. Entonces, Juan Pablo II emitió un comunicado en el que repudió el uso de la iconografía católica plasmada en esa grabación.
En otra oportunidad incomodó a la Iglesia durante un concierto en Roma, parte de la gira Confessions Tour, cuando apareció en el escenario crucificada, en una cruz de neón.
Fuente: Diario La Nación Argentina