Muchas especies animales muestran comportamientos que podemos tratar como inteligentes y, en algunos casos, no son pocos, sino suficientes como para que lo inteligente no sea solamente el comportamiento, sino el animal y su especie en general.
Hay otras inteligencias en este universo y todas las que conocemos resulta que viven aquí, en esta misma canica azul. No obstante, como sabemos que existen reticencias, no nos limitaremos a afirmarlo, sino que empezamos, en este momento, una lista bastante descriptiva de algunas de las cualidades intelectuales de las especies que, normalmente, consideramos muy inteligentes.
Pulpos
El invertebrado más inteligente de todos, y uno que se ha puesto especialmente de moda a partir del documental ganador de un Óscar en 2021, “Lo que el pulpo me enseñó”. Su inteligencia, en cierto modo, equivale a la de la mayoría de los pájaros y a la de algunos animales, pero su gran capacidad para manipular objetos le permite exhibirla de una manera en que otros animales no pueden. Por ejemplo, no solo es que los pulpos puedan resolver problemas, es que parecen “divertirse” jugando o, al menos, asumimos que estarán sintiendo algo similar por la motivación que a veces muestran para desarrollar juegos sencillos. De hecho, algunos estudios recientes apuntan a que, posiblemente, los pulpos tengan una vida emocional relativamente compleja para un invertebrado. Todavía hace falta mucha investigación para comprender los límites de esta inteligencia animal.
Palomas
Las palomas no suelen aparecer en estos rankings, entre otras cosas, porque no las tenemos en demasiada buena estima. Las aves reinas suelen ser los parientes de los cuervos y la familia a la que pertenecen los loros, las cacatúas, etc. (psitácidos). Sin embargo, las palomas son animales indiscutiblemente inteligentes, sobre todo si limitamos nuestras expectativas a la memoria y el reconocimiento de patrones. Tal vez no sean tan creativas o resolutivas como otras aves, pero su capacidad para identificar formas, figuras, estilos o estructuras es excepcional. Tanto, que se han llegado a utilizar para algunos estudios de diagnóstico de tumores malignos, o incluso para identificar estilos pictóricos diferentes. Por supuesto, para todo esto necesitaron entrenamientos bastante complejos y largos, pero el resultado de las tareas de diagnóstico, por ejemplo, llegaron a superar al de algunos profesionales sanitarios.
Cuervos
Ahora sí, ha llegado la hora de hablar de las aves que normalmente eclipsan a las palomas. Los cuervos se han ganado un lugar en nuestros corazones y en nuestras pesadillas, solo hay que buscar vídeos de YouTube para verlos imitar la voz humana y resolver complejas tareas en las que tienen incluso que construir algunas herramientas rudimentarias. Aunque, más que cuervos, estamos hablando de ciertos córvidos, una familia de aves entre las que intelectualmente destacan los cuervos, sí, pero también las grajillas, capaces de establecer complejísimas comunidades, o, por ejemplo, cornejas, urracas, etc. No solo se les ha visto jugar, sino que sabemos que muestran una teoría de la mente relativamente desarrollada. Esto significa que no solo saben lo que ellos saben, sino que comprenden que eso no tiene que ser, necesariamente, lo que sepa el resto de sus congéneres. Esto les permite mentir, ocultar y anticiparse.
Grandes simios
Llegan nuestros parientes, los grandes simios. No hay duda de que los que muestran una mayor inteligencia son los chimpancés y bonobos, que “casualmente” son nuestros parientes vivos más cercanos. Un orangután o un gorila son animales bastante inteligentes, pero, aunque los científicos han logrado enseñarles los rudimentos de la lengua de signos, el éxito alcanzado con chimpancés supera notablemente el de sus parientes (salvando honrosas excepciones, como la gorila Koko y el orangután Chantek). Han mostrado una capacidad asombrosa para aprender los rudimentos de nuestra gramática y una larga lista de palabras que usan de manera creativa, construyendo incluso algunos conceptos nuevos a partir de la unión de varios términos para, así, poder dar cuenta de un objeto sin nombre al que querían referirse. A todo esto, sumamos su capacidad para crear herramientas, transmitir conocimiento de una generación a otra, desarrollar sociedades complejas, tramar intrigas políticas…
Cetáceos
Una vez más, con “cetáceos” estamos haciendo una generalización bastante inabarcable, porque son ballenas verdaderas, rorcuales, delfines, cachalotes, monodóntidos como la beluga y el narval, e incluso los ninguneados zifios. Lo cierto es que todos ellos muestran una inteligencia remarcable, pero las especies que parecen destacar (posiblemente por su similitud cognitiva con nosotros y el hecho de que las hemos estudiado más), son las de la familia Delphinidae y las ballenas jorobadas con sus complejas y aparentemente gramaticales cantos submarinos. Una vez más, en el caso de los delfines vemos estructuras sociales complejas, habilidad para desarrollar herramientas, la capacidad para desarrollar estrategias de caza en grupo y, una de las cosas más sorprendentes, que se ponen nombres entre sí para referirse unos a otros. O, al menos, el equivalente a nuestros nombres humanos. La matemática básica, que también la dominan, casi palidece al lado de un rasgo tan humano como el de poner nombres.
Fuente: Diario La Razón España