Los precios mundiales de los alimentos están subiendo al ritmo más rápido de la historia, al tiempo que la guerra en Ucrania ahoga los suministros de cultivos, aumentando las presiones inflacionarias para los consumidores y empeorando una crisis mundial de hambre.
La guerra ha causado estragos en las cadenas de suministro en la región crucial de cultivos del mar Negro, alterando los flujos comerciales mundiales y alimentando el pánico por la escasez de productos básicos clave como el trigo y los aceites de cocina. Eso envió los precios de los alimentos, que ya estaban subiendo antes de que comenzara el conflicto, a un récord. El índice de las Naciones Unidas de los costos mundiales de los alimentos se disparó otro 13% el mes pasado.
Los puertos de Ucrania están cerrados y muchos barcos evitan la región, que representa alrededor de una cuarta parte de todo el comercio de granos. Se espera que los agricultores en Ucrania, el principal exportador de aceite de girasol, reduzcan drásticamente las plantaciones de cultivos y la nación está teniendo dificultades para exportar los suministros ya cosechados. E
n otras partes del mundo, los altos precios de la energía y los fertilizantes están elevando los costos de producción de los alimentos, lo que se traduce en mayores facturas de los comestibles o amenazas a la producción.
El repunte de los precios de los alimentos se siente más en los países pobres donde los comestibles representan una gran parte de los presupuestos de los consumidores, y las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania han disparado los costos de los alimentos básicos como el pan. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas dijo recientemente que los alimentos básicos caros en las naciones del Medio Oriente y África del Norte que dependen de las importaciones están poniendo la resiliencia de las personas en un “punto de quiebre”.
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Las consecuencias: en busca de alternativas en el mercado
Los crecientes costos están incitando a algunos países a retrasar las importaciones, buscar nuevos proveedores o reducir las reservas locales, aunque eso no será una solución a largo plazo, dijo Erin Collier, economista de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
“Es básicamente una especie de disuasión de la demanda”, dijo en una entrevista. “Eso solo puede durar un tiempo. El trigo es un alimento básico”.
El indicador de precios mundiales de la FAO ha subido un 75% desde mediados de 2020, eclipsando los niveles observados en 2008 y 2011 que contribuyeron a las crisis alimentarias mundiales. El aumento del mes pasado causó que los precios completaran un séptimo incremento trimestral consecutivo, la racha más larga desde 2008.
Podría ser solo el principio
La ONU ha advertido que los precios aún podrían subir mucho más.
Esas son malas noticias para el problema del hambre mundial. Si no se toman medidas, los aumentos de los costos derivados de la guerra y las sanciones resultantes a Rusia, empujarán a más de 40 millones de personas más a la pobreza extrema, según un análisis publicado el mes pasado por el Centro para el Desarrollo Global, un grupo de expertos sin fines de lucro, entre cuyos patrocinadores se incluye a Bloomberg Philanthropies.
Además de los riesgos para el suministro de alimentos asociados con la guerra en Ucrania, los agricultores de todo el mundo continúan lidiando con eventos climáticos graves y el impacto del calentamiento global. Por ejemplo, la peor sequía en décadas está causando la muerte de millones de cabezas de ganado en el Cuerno de África, mientras que el calentamiento global está agudizando la inseguridad alimentaria en lugares como Afganistán.
Fuente: Bloomberg