El aumento de drogas y sustancias ilícitas ha crecido en demasía en el último siglo XXI, donde los jóvenes se han convertido en el principal foco de atención ya que desde colegios y universidades la curiosidad los hace probar cosas inimaginables.
Pero no solo esta “curiosidad” es la que lleva a los adolescentes a ser adictos, sino también otros factores como la imitación de su entorno y el afán de independencia.
Así explica Mundo Deportivo
Desde la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), inciden en la importancia de entender el por qué los adolescentes son más vulnerables al consumo de sustancias o actividades nocivas para su salud. Según el estudio Abuso de drogas en adolescentes y jóvenes y vulnerabilidad familiar, algunos de los factores que elevan el riesgo de caer en las drogas son: sentimiento de invulnerabilidad, la curiosidad, la imitación o el afán de independencia.
En 2003, un artículo publicado en The American Journal of Psychiatry señalaba que el cambiante circuito cerebral de los adolescentes parece volverlos especialmente vulnerables a los efectos de las drogas y el alcohol. R. Andrew Chambers, principal autor y profesor de la Facultad de Medicina de Yale, afirma que las drogas activan partes del cerebro que experimentan cambios durante la adolescencia.
Estriado y la sensación de recompensa
Por su parte, David Bueno, director de la cátedra de neuroeducación de la Universidad de Barcelona (UB), explica que “los adolescentes buscan realizar actividades que activen una parte del cerebro conocida como estriado”. Esta zona es la encargada de generar sensaciones de recompensa. Cuando un adolescente encuentra recompensas en su día a día, el estriado está lo suficientemente activo y estimulado.
En el momento en el que alguno de los elementos falla, la familia, los amigos o la educación, se encuentra en las drogas u otras actividades el elixir que hace que se sientan bien, que activa esta zona tan crucial en la vida de un adolescente.
Experiencias motivacionales
A los adolescentes les atraen las actividades y experiencias nuevas. Según Chambers, el “circuito motivacional”, que hace que ciertas experiencias sean más atractivas y deseables que otras, se centra en una sustancia química: la dopamina, que es la que influye en los efectos adictivos de una amplia gama de drogas. Lo que hace más vulnerables a los adolescentes en estas situaciones es que las partes de la corteza frontal que sopesan el riesgo y los beneficios, se desarrollan más lentamente.
“En los adolescentes, las áreas motivacionales del cerebro se encuentran especialmente activas, y la parte el cerebro que debe inhibir los impulsos no funciona bien, porque todavía está, por así decirlo, en proceso de construcción”, afirma.
Estas dos zonas, que se encuentran en desarrollo, son la amígdala y la zona prefrontal, explica por su parte el profesor Bueno. La primera se encarga de generar las emociones. La segunda, de gestionarlas. Durante la adolescencia, la amígdala se encuentra en un estado hiperreactivo, es decir, que reacciona con mucha facilidad ante cualquier estímulo y la zona prefrontal pierde eficiencia de funcionamiento.
Sociedad, entorno y biología
En conclusión, la sociedad, el entorno y hasta las propias características personales y biológicas hacen más vulnerables a este segmento de la población ante las drogas u otros fenómenos como pueden ser las redes sociales o los videojuegos.
Fuente: Mundo Deportivo