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La vida sexual de las personas es un tema recurrente en el acontecer diario, sin embargo, hablar de este tema sobre la realeza española podría resultar interesante, más con la poca información que dentro del lado más íntimo de ellos se sabe.

Pero como todo en la vida tiene respuesta, Infobae a través de un libro destaca todos los acontecimientos más íntimos de la ahora dinastía de los borbones, donde destacan depravaciones, obsesiones y excesos de los borbones con el sexo.

Infobae y las crónicas sexuales de los borbones en España

El sexo y la realeza, dos temas tabúes en la sociedad por las pasiones y devociones que generan. Muchos pueden soñar con una vida sexual desenfrenada, pero muchos más podrían hacerlo con el poder, la riqueza y el respeto del que gozan la mayoría de monarcas. Eso sí, ninguna estirpe real ha logrado asociar su historia con las pasiones del cuerpo de una manera más tangible como los Borbones en España.

Desde el inicio de esta dinastía de monarcas de origen francés, con Felipe V como primer rey Borbón de España en el año 1700, hasta los conocidos líos de faldas del Rey emérito Juan Carlos que dejó la corona en 2014 a su hijo Felipe VI, la historia ha documentado las depravaciones, obsesiones y excesos de los Borbones con el sexo. Ahora, la periodista Marta Cibelina se dio a la tarea de juntar estas historias en un libro que demuestra cómo el poder de la primera familia de España fue ejercido, muchas veces, desde la cama.

Este es el tema principal de “Los Borbones y el sexo: De Felipe V a Felipe VI”, publicado por la editorial “La Esfera de los Libros”, y escrito por Cibelina, la cual advierte en la contraportada de su obra: “Si por algo se han distinguido la mayoría de los descendientes de Hugo Capeto, ha sido por su afición desmedida a practicar el sexo con una desenvoltura e interés que ha dado mucho juego a historiadores y novelistas de todas las épocas”.

Las historias se construyeron a partir de extensas visitas al Archivo Histórico Nacional, en el que reposan documentos firmados por los Reyes tanto públicos como privados, cartas escritas a amigos íntimos, a parejas y amantes, e incluso a hijos por fuera del matrimonio y sus respectivas madres o madrastras.

Con esto, la autora escribe un ensayo “histórico-sexual” sin precedentes para la literatura sobre la realeza en España, una apuesta con la que espera hacer que las personas se interesen en conocer y estudiar la historia.

La publicación no podría haber llegado en mejor momento tampoco, pues los Borbones, y en especial el rey emérito Juan Carlos I de España, han vuelto a los titulares de prensa nacional y mundial precisamente por su intensa actividad sexual.

Esto a causa de las declaraciones del comisario José Manuel Villarejo en las que afirmó que el Centro Nacional de Inteligencia “le inyectó hormonas femeninas y bloqueadores de testosterona para controlar su libido porque se consideraba un problema de Estado que fuera tan cachondo”.

Juan Carlos es, como no podía ser de otra manera, uno de los principales protagonistas del libro, y según su autora, uno de sus personajes favoritos de reseñar, pues, según sus fuentes, incluso hoy, a la edad de 83 años, sigue manteniendo una actividad sexual envidiable. “Nunca tomó viagra (...) funciona perfectamente”, le dijo Cibelina a El Español.

Felipe V: la adicción al sexo del primer Borbón

La historia de los reinados de la Casa Borbón en España empieza con Felipe V, sucesor del último monarca de la casa de Austria, su tío-abuelo Carlos II y quien gobernó España 45 años y 3 días, el reinado más prolongado de la historia de la monarquía española.

Pero Felipe V no era precísamente un gran estadista. Sobre el Cibelina dice en su libro que era “bipolar y lujurioso” y que tenía una obsesión con el sexo de tal magnitud que llegó a mantener relaciones sexuales con su primera esposa, María Gabriela de Saboya, apenas tres días antes de que muriera de tuberculosis.

La bipolaridad del monarca se refleja en sus apodos reales, “el Animoso” o bien “el Melancólico”, pues cambiaba de estados de ánimo muy rápidamente.

Lo que no cambiaba era su desenfrenado apetito sexual, algo que llevó a su segunda esposa, Isabel de Farnesio, a buscar una dispensa papal que “evitara tener que satisfacer a su esposo más de tres veces al día”. Con ella, se cuenta que el Rey Felipe V, solía sostener los Concejos de Ministros del reino desde el lecho marital.

De Felipe V también se decía que no tenía una muy buena higiene, pues no solía bañarse y que sus aromas corporales llegaron a ser comentadas incluso en documentos oficiales. Esto no le impidió tener cientos de amantes y concubinas, con las que trataba de satisfacer su incansable apetito sexual.

El primer Borbón fue un gobernante de contrastes, pues así como era de obsesivo con el sexo, era de desdeñoso para los asuntos de la corona, y sobre todo con el pueblo español y su propio rol de monarca, en el que fue casi que obligado a asumir en un lugar donde ni siquiera conocía el idioma.

Por eso, en uno de sus arrebatos de locura, decidió claudicar a la corona y dejársela a su hijo Luis I, quien apenas gobernó siete meses pues murió repentinamente y forzó a su padre a regresar a la corona hasta 1746, firmando el reinado más longevo de los borbones.

El desenfreno sexual, una herencia de familia

A Felipe V le siguió Fernando VI, de cuya personalidad se dice que fue un hombre débil e hipocondríaco. Pero quien pese a que “no eyaculaba”, según Cibelina, mantenía una activa y vigorosa vida sexual con su esposa Bárbara de Braganza, a quien amaba profundamente.

Fernando y Bárbara fueron unos monarcas muy queridos por el pueblo y entre sus contribuciones estuvo, según el historiador César Cervera, impregnarle a España “las ideas ilustradas”, hacer que floreciera " el mejor teatro de Europa”, el desarrollo de nuevas técnicas agrícolas, “se completó la reconstrucción de la Armada, se aseó la economía y se ganó prestigio internacional con un periodo de paz que no surgía de la necesidad, sino de la convicción de que ni Francia ni Inglaterra resultaban socios fiables a largo plazo. Y todo ello en cuestión de una década”.

Los lunares de este reinado fue la persecución y el sangriento exterminio de los gitanos en España y que así como su padre, Fernando sostuvo relaciones sexuales con Bárbara hasta los últimos días de la vida de ella, que fueron crueles y dolorosos por sufrir de carcinomatosis, una enfermedad que infectó su útero y la hacía tener fuertes hemorragias.

Saltando más de 50 años encontramos a Fernando VII quien gobernó entre 1813 y 1833, justo después de la salida de Napoleón Bonaparte de España. Fernando VII es conocido como “El Rey Felón” por el tamaño descomunal de su miembro viril, el cual era tan grande que le produjo serios problemas para procrear un heredero.

La macrosomía genital de Fernando VII posibilitó que a la corona española llegara una mujer: Isabel II. Pero para que el rey pudiera procrear tuvo que emplear un aparato que mitigara la deformación de su pene, logrando concebir a Isabel y su otra hija Luisa Fernanda con la cuarta y última de sus esposas, María Cristina de las Dos Sicilias, que era también una sobrina suya.

Isabel II, la única mujer de la dinastía Borbón, también hizo honor a la historia de sus familiares hombres, pues fue célebre por su lujuria y amores extramatrimoniales. Ella misma admitió que ninguno de sus hijos fue de su consorte, su primo Francisco Asís Borbón a quien la misma reina definió así: “¿qué podía esperar de un hombre que la noche de bodas llevaba más encajes que yo?”.

La sucedió en el trono Alfonso XII, quien fue un mujeriego empedernido hasta que se enamoró de su prima hermana María de las Mercedes. Según la autora del libro, este fue un amor intenso y trágico, sus amoríos empezaban desde el atardecer y se prolongaban hasta mediodía del día siguiente, pero nunca concibieron un heredero. “La reina murió porque la taponaron estando embarazada para intentar evitar un nuevo aborto, provocándole la muerte”, escribe.

Tras la muerte de su amada Alfonso XII tuvo varios hijos bastardos, pero se casó con la archiduquesa María Cristina de Habsburgo y con ella tuvo a su sucesor, Alfonso XIII, quien nació después de la muerte del rey.

Cibelina afirma que el Rey Alfonso XIII fue un promiscuo e inmoral -para los cánones de la época- y que “hacía el casting de algunos burdeles e, incluso, invirtió en la industria cinematográfica en películas de corte pornográfico”. Además, tuvo por lo menos cinco hijos bastardos además de los siete que procreó con su esposa la reina Victoria Eugenia.

Juan Carlos I: La “bomba sexual”

Al llegar a los reyes más recientes, la autora se despacha con Juan Carlos I, de quien dice es su personaje favorito, pues ha logrado corroborar muchas de sus historias de épicas faenas sexuales.

“Juan Carlos I es una bomba en la cama”, dice Cibelina en una entrevista con un medio español. “Le gustan las mujeres de poco pecho, delgadas y, por lo general, rubias, como Corinna”.

Recuerda la autora uno de los amoríos más infames de la corona española, el de Juan Carlos con Corinna Larsen, una empresaria alemana de origen danés con la que tuvo amores entre 2006 y 2014, que se hicieron públicos en abril de 2012 cuando don Juan Carlos se fracturó la cadera en un safari por África en el que estaba con la alemana.

Según Cebellina, una de las razones que mantienen al rey emérito activo sexualmente pese a sus años es seguir a rajatabla las pautas de alimentación anti envejecimiento que le recomiendan sus médicos.

“Lo que yo sé es que funciona en la cama. Me lo dijo un amigo suyo. Jamás necesitó viagra. Tomará ajo, sí, no porque sea afrodisíaco, pero bueno... guindilla, quizá. Él se cuidaba y ha llevado una vida a cuerpo de rey. Es un privilegiado”, le dijo en otra entrevista a El Español.

Como comentamos antes la sexualidad de Juan Carlos volvió a ser motivo de interés mediático luego de la confesión de Villarejo, y es que el exceso de “cachondería” del rey emérito se había convertido en un problema de seguridad nacional.

En otro libro escrito sobre Juan Carlos y titulado “El Rey de las 5.000 mil amantes”, se afirma no solo que alcanzó esa impactante cifra de compañeras sexuales, sino que era un adicto al sexo, y que la mayoría de esas relaciones las sostuvo después de contraer matrimonio con su esposa, la reina Sofía, en 1962.

Entre las supuestas hazañas sexuales de Juan Carlos está haber tenido 62 amantes en un sólo período de seis meses y durante 1976 y 1994, haberse acostado con la asombrosa cantidad de 2.154 mujeres.

Sin embargo, de ser ciertas las afirmaciones de que el rey era tratado con terapia de hormonas sin su consentimiento o conocimiento hace a Cibelina preguntar ¿Hasta qué punto era poderoso tan Juan Carlos si manejaban hasta su sexualidad?”

Luego del exilio de Juan Carlos I el trono de España quedó en manos de Felipe VI, el último de los Borbones, a quien la autora califica como “un caballero”.

“Es educado, galante y muy detallista, súper caballeroso con las mujeres”, dice Cibelina.

Una de las anécdotas sobre el actual monarca referidas en el libro cuenta que cuando estaba embarcado en el Juan Sebastián Elcano (buque escuela de la Armada Española), dando la vuelta al mundo, era al único de la tripulación al que no le daban preservativos cuando llegaban a puerto.

“Sus superiores consideraban que, debido a los actos de estado que le programaban en las escalas, no tendría tiempo para intimar con nadie. Esto a él no le hacía ninguna gracia”, relata la periodista.

También habla de una “chica de buena familia valenciana” de la que estuvo muy enamorado, una relación que de manera increíble nunca trascendió a los medios y que terminó porque la joven se asustó ante la posibilidad de llegar a ser reina.

Felipe VI está casado con Letizia Ortiz Rocasolano, reina consorte, con la que tiene dos hijas: la princesa de Asturias, Leonor, y la infanta Sofía.

“A Leticia le ha tocado la lotería con el rey Felipe”, afirma Cebellina, quien concluye una de sus entrevistas diciendo: “No. El rey Felipe no nos ha salido promiscuo”.

Fuente: Infobae

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