Brasil superó los 600.000 muertos por covid-19, pero el presidente Jair Bolsonaro sigue pensando que la pandemia es una "gripecita".
Con esa despreocupación quiso entrar a un estadio paulista para ver el partido entre Santos y Gremio. Las autoridades del principal estado del gigante sudamericano exigen el certificado de vacunación contra el virus para asistir a un espectáculo deportivo.
Pero el mandatarios no se ha inmunizado y por eso no pudo entrar a las instalaciones de Vila Belmiro .
"Quería ver el partido de Santos y me dijeron que hay que vacunarse", dijo el presidente con inocultable molesta, y sin mascarilla sanitaria. "¿Por qué, si yo tengo más anticuerpos que con la vacuna?", añadió.
Bolsonaro contrajo el virus el año pasado. Las explicaciones del mandatario resultaron infructuosas: no logró convencer a las autoridades de Santos.
La negativa del mandatario a vacunarse es motivo de frecuentes críticas en su país. De hecho ni siquiera aceptó hacerlo para participar en Manhattan de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en setiembre pasado.
Un 46,5% de los brasileños ya tiene las dos dosis de una vacuna mientras que el 72% se ha inmunizado al menos en una oportunidad. Una comisión del Senado investiga las responsabilidades del Gobierno de ultraderecha en el manejo de la pandemia.