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En el año 2000, Diego Armando Maradona había llegado a Cuba para internarse en el centro de rehabilitación de La Habana dónde debía comenzar su tratamiento contra las adicciones. Ya se había separado de Claudia Villafañe y en la isla caribeña conoció a una joven de la que se enamoró perdidamente.

En el Hotel Meliá de Varadero, Carlos Ferro Viera le presentó a Maradona a una joven que estaba en el lugar acompañando a su madre, que trabajaba en el complejo turístico como mucama. Su nombre era Mavys y en ese entonces tenía 17 años.

Era una muchacha muy tímida. Además, a los cubanos no se les permitía hablar con los extranjeros y hasta podían ser sancionados por “acoso de turista” si lo hacían. Pero no pudo resistirse al escuchar el apellido del jugador más famoso del planeta. Y así fue cómo ella y Diego se encontraron por primera vez. Sin embargo, sin que nada llegara a pasar entre ellos, la joven regresó a su humilde hogar de Matanzas, donde vivía con su familia. 

Al poco tiempo, la muchacha dejó a su enamorado de entonces para comenzar una relación con Maradona. De hecho, el astro recorrió en varias oportunidades los 105 kilómetros que separaban el centro de rehabilitación donde vivía de la casa de ella. 

Ya siendo su pareja formal, Mavys se instaló en La Pradera junto a Maradona. Y ambos pasaban largas jornadas encerrados sin que nadie los viera asomarse de la habitación. Pero esto, dicen, también tenía que ver con los celos del astro, que no quería que ningún hombre osara siguiera mirar a su chica. 

En una oportunidad, Diego había ido con ella a la disco Macumba Habana, donde terminó a las trompadas con alguien que le había dicho un piropo a la joven. Y fue a partir de ese momento que decidió hacer viajar a su seguridad a Cuba, como para no resultar lastimado cuando trataba de ahuyentar a los admiradores de su novia.

Meses más tarde, se organizaría el partido en el que Maradona terminaría diciendo la célebre frase: “La pelota no se mancha”. Y el astro se empecinó en que Mavys tenía que viajar con él. Pero la realidad es que ningún cubano podía dejar el país sin una misión oficial o un motivo convincente. Y así fue que pensó en llevarla en una valija a la que le había mandando a hacer orificios necesarios como para que la joven pudiera respirar.

Al enterarse de esta situación, Omar Suárez decidió ir a hablar con Guillermo Coppola para que le pidiera a Diego que entrara en razón. Y el por entonces mánager del astro solicitó una reunión con el mismísimo Fidel Castro, seguro de que entre todos iban a poder encontrar una mejor solución. Finalmente, después de escuchar las súplicas de Maradona, el comandante accedió a firmar un permiso para que Mavys viajara a la Argentina, con la condición de que regresara a la isla al término de no más de 20 días.

La joven cubana, de cuya existencia nadie sabía y de quien no debía aparecer ninguna foto, se alojó en el Hotel Hilton junto al astro. En otro piso, cuentan, estaba Laura Cibilla. Y en otro, Claudia y sus hijas. Pero la realidad es que en esas fechas la agenda de Maradona estaba demasiado apretada como para poder dedicarse a cualquiera de ellas. Así que mandó a hacer unos paraguas con los colores xeneizes y la leyenda “Mavys te amo”, a modo de guiño. Y dejó que sus amigos más íntimos se encargaran de cuidarla.

Siempre esquivando los flashes, la muchacha llegó a una conferencia de prensa en compañía de un allegado a Diego. Pero debió salir del recinto rápidamente, cuando le avisaron que una cámara de televisión la había ponchado de casualidad. De manera que se tuvo que mantener alejada de la movida maradoneana. Y aprovechó su estadía en el país para realizarse una cirugía estética de busto, luego de lo cual volvió a la isla caribeña.

Cuando Mavys cumplió los 18 años, Diego le organizó una súper fiesta en el Havana Club, un lugar reservado exclusivamente para militares y personalidades de la alta sociedad al que el astro pudo acceder gracias a su amistad con Castro.

La relación siguió hasta el año 2003 y fue paralela a la que el astro mantenía, a pesar de algunas intermitencias, con laura Cibilla. Es verdad que, por entonces, Diego también recibía a otras mujeres en La Pradera. Y Mavys lo sabía. Sin embargo, cuando apareció Adonay Frutos, la cubana que terminó haciendo público su romance con Maradona, la joven decidió ponerle fin a su historia de amor con él.

 

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