La pandemia que azota al mundo desde el año pasado ha agravado la situación de muchas personas en condiciones vulnerables. Desgraciadamente, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en nuestro país vecino Guatemala son miles las personas que no pueden satisfacer sus necesidades básicas alimenticias.
El informe detalla que en total 2 millones 900 mil guatemaltecos están desnutridos, el 16.8% de la población, mientras que 12.1 millones de personas tienen algunos o serios problemas para conseguir comida, 1.2 millones más que en 2019.
La crisis sanitaria ha golpeado con fuerza a Centroamérica, pero en especial a Guatemala, donde se ubican cuatro de cada 10 personas que sufren desnutrición, el 44%, seguido de Nicaragua y Honduras, con el 19.6% cada uno; y El Salvador, 7.57%.
La prevalencia de desnutrición en Guatemala está muy por encima del promedio del istmo que es de 8.9%, del de América Latina y el Caribe, 7.7%, y está niveles cercanos de regiones del mundo como occidente asiático y oriente medio, 14.6%, y África Subsahariana, 21.4%.
María Gabriela Lima, gerente de incidencia de World Vision Guatemala y representante de las oenegés ante la Instancia de Consulta y Participación Social (Incopas), expuso que los resultados del informe de FAO, lamentablemente, se esperaban por los estragos económicos que ha dejado la pandemia que viene sumando más casos de desnutrición aguda y crónica.
A pesar de que en Guatemala existe el marco legal y muchas instituciones dedicadas al tema, Lima considera que no existe una coordinación efectiva entre estas y cada una se rige por sus propias políticas y objetivos.
“Vemos a la población con programas lindos de acceso a alimentos o apoyo a la producción agrícola, pero en el campo no se implementan”, de ahí que esa falta de coordinación no permite que los proyectos impacten en favor de las personas, dijo.
El diputado Jairo Flores, coordinador del Frente Parlamentario contra el Hambre, espacio nacido en el Congreso para aprobar leyes que fortalezcan el combate a la desnutrición y monitorear los recursos públicos, calificó de “grave” el que más de la mitad de la población guatemalteca tenga algún problema para acceder a alimentos.
Esto, añadió el legislador, hará que alcanzar el objetivo de hambre cero para el 2030 sea “sumamente difícil”.
“No nos hemos indignado ante el hambre de los niños, ya lo vemos como algo normal, lo asimilamos como algo, incluso, de nuestro folclor y mientras no nos indignemos de ver a niños muriéndose de hambre la situación no va a cambiar”, subrayó.
“El informe —de FAO— no es casualidad. La gravedad tiene relación con la falta de políticas de Estado, de presupuesto y de una buena ejecución de los recursos”, añadió Flores.
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