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El baile con la princesa Lady Di que salvó la carrera de John Travolta

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El 31 de agosto de 1997, en un trágico accidente de coche en París, fallecía Lady Di, la Princesa del Pueblo. Su muerte conmocionó al mundo entero. La ex esposa de Carlos de Inglaterra era adorada en todo el planeta. No obstante, hubo un actor en Hollywood que lamentó su muerte casi como el más allegado de sus familiares: John Travolta.

Y es que no todo el mundo sabe que Diana de Gales fue clave en el resurgir de John Travolta como actor y, sobre todo, como persona. Tal cual. Y ojo que eso lo dijo el propio John Travolta. No obstante, pongámonos en antecedentes.

    

Del Olimpo de Hollywood al ostracismo

John Travolta había sido el auténtico icono de finales de los 70. ‘Grease’ y ‘Fiebre del sábado noche’ habían arrasado y John Travolta era el niño mimado de Hollywood. Pero sus siguientes trabajos no tuvieron el éxito esperado y ‘That’s Dancing’ (1985), ‘Perfección’ (1985) y ‘Tal para cual’ (1983), dejaron la carrera de Travolta completamente estancada.

En 1985 el actor atravesaba una seria crisis existencial que derivó en depresión e ideas muy oscuras cruzando su cabeza.

Una recepción en la Casa Blanca

El día que Lady Di bailó con John Travolta: La admiración oculta de la  fallecida princesa - Guioteca

De forma parelela y ajena a John Travolta, el 9 de noviembre de 1985, se celebraba una recepción en la Casa Blanca, bajo el mandato de Ronald y Nancy Reagan, para recibir a Carlos de Inglaterra y su por aquel entonces esposa Diana de Gales, Lady Di. Precisamente, fue la Princesa del Pueblo quien, tras ser preguntada, pidió que John Travolta fuera uno de los invitados a la recepción.

“No tenía idea de que aquella noche hubiera algo planeado para mí. Sólo me sentía honrado por haber sido invitado a ese evento, pues estaban en el punto más bajo de mi carrera y, sin embargo, estaba en ese salón. Me sentí como un sapo que se había convertido en príncipe”, comentaba John Travolta a ‘The Daily Telegraph’.

La gran sorpresa de Diana

Y es que, aunque no lo parezca, la noche estaba preparada para John Travolta. Y había sido Lady Di quien había movido los hilos para regalarle una noche mágica.

"¿Bailaría con ella?"

Diapositiva 11 de 19: Así, John Travolta, tembloroso y timorato, se acercó a Lady Di y le espetó: “Disculpe, Princesa, ¿le gustaría bailar?” Ella inclinó la cabeza, se sonrojó y soltó un “Me encantaría” que le salió del alma. Lo bueno para John Travolta, al menos eso pensaba, era que como había mucha gente bailando, pasaría inadvertido si la liaba. Pero como estaban sonando sus canciones, la gente se hizo a un lado y, cual Bella y Bestia (pero los dos bellos) en el cuento de Disney, se quedaron solos en la pista. Momento mágico.

“A las 21:30 horas, Nancy Reagan se acercó y me dijo que tenía un pedido especial de la princesa Diana: siempre tuvo el gran sueño de bailar con usted, ¿Bailaría con ella?”, contaba el actor. Obviamente, Travolta alucinó. Quién le iba a decir que tendría en Diana de Gales una fan incondicional. Así que, antes de lanzarse a la pista, analizó a la princesa y comprobó que, efectivamente, era una gran bailarina.

Dicho y hecho, la orquesta arrancó con ‘Shall we dance’, canción que Lady Di compartió con Ronald Reagan, todo un presidente USA, mientras la Primera Dama hacía lo propio con el Príncipe Carlos. Mientras, John Travolta estaba esperando una señal, hecho un manojo de nervios. Como para no estarlo.

Y la canción terminó, y la orquesta, que tenía todo preparado, comenzó a tocar un mashup de temas lentos de ‘Fiebre del sábado noche’ y ‘Grease’, mientras la ansiada señal llegó. Pero claro, John Travolta pensaba que sería poco afortunado interrumpir al presidente, lo que no sabía era que Ronald Reagan estaba también al tanto. 

Así, John Travolta, tembloroso y timorato, se acercó a Lady Di y le espetó: “Disculpe, Princesa, ¿le gustaría bailar?” Ella inclinó la cabeza, se sonrojó y soltó un “Me encantaría” que le salió del alma. Lo bueno para John Travolta, al menos eso pensaba, era que como había mucha gente bailando, pasaría inadvertido si la liaba. Pero como estaban sonando sus canciones, la gente se hizo a un lado y se quedaron solos en la pista. Momento mágico.

“Dios mío, estamos bailando solos en medio del salón y todos nos miran”, pensaba John Travolta. Y así era. En la versión Póker esto era un All-In que John Travolta no estaba dispuesto a dejar pasar. Estaba allí, era su momento, y sabía que no se repetiría. Además, sobre la pista, no había otro como él.

“Como ella bailaba muy apretada con Carlos (ella le llevaba a él), conmigo hizo lo mismo. Así que tomé su mano con suavidad, y puse mi otra mano en su espalda”, rememora John Travolta. Es decir, le dijo que ahora mandaba él. Ella captó el mensaje y todo fue de maravilla. “Teníamos por delante todo el tiempo del mundo”, recuerda el actor.

“Cuando estábamos bailando, sentí que Diana estaba viajando hasta sus años de juventud, recordando Grease. En ese momento, yo fui como su príncipe azul. La noche fue mágica, fantástica, y todo gracias a ella porque no se comportó como alguien superior, sino todo lo contrario”.

Y lo mejor estaba por llegar. Nada más terminar el baile, los presentes no sólo aplaudieron… ¡vitorearon y gritaron a la pareja! Qué momento. Linda Faulkner, secretaria de Protocolo del presidente, reconoce que nunca había visto algo así en la Casa Blanca.

Diapositiva 12 de 19: “Dios mío, estamos bailando solos en medio del salón y todos nos miran”, pensaba John Travolta. Y así era. En la versión Póker esto era un All-In que John Travolta no estaba dispuesto a dejar pasar. Estaba allí, era su momento, y sabía que no se repetiría. Además, sobre la pista, no había otro como él.

Una vez terminada la velada, los invitados se despidieron, Lady Di volvió a Londres, con la ilusión de una princesa que encuentra a su príncipe. Mientras que John Travolta volvió a su casa, con un recobrado ánimo por la vida y los cuentos de hadas. Cómo sería la cosa que, a las 2 de la madrugada, en el aeropuerto de Washington, el actor se dio cuenta realmente de lo que había pasado esa noche.

John Travolta, eufórico como pocos, comentó a uno de los empleados del aeropuerto: “¿Sabe una cosa? Esta noche he bailado con la princesa Diana”. Para sorpresa del actor, el empleado contestó: “Ya lo sé. Todo el mundo lo sabe”. El baile de Lady Di y el actor se había viralizado en pocas horas, sin necesidad de redes sociales. John Travolta era el hombre más buscado del mundo en ese momento.

Y efectivamente, todo el mundo lo sabía. De hecho, al día siguiente, el teléfono de John Travolta echaba humo. Todos los directores, productores, compañías le querían. Travolta estaba de vuelta. Su cuento de hadas se había hecho realidad y su princesa azul le había salvado con un baile mágico que será recordado durante generaciones en la Casa Blanca.

Por cierto, para quien se lo esté preguntando, la siguiente película que rodó John Travolta tras el baile, fue ‘Mira quien habla’ (1989) y tardó dos años en decidirse. Vale que no es su mejor trabajo pero sí el que le devolvió al Olimpo de Hollywood.

Diapositiva 14 de 19: “Cuando estábamos bailando, sentí que Diana estaba viajando hasta sus años de juventud, recordando Grease. En ese momento, yo fui como su príncipe azul. La noche fue mágica, fantástica, y todo gracias a ella porque no se comportó como alguien superior, sino todo lo contrario”.