Una nueva serie biográfica sobre la escritora chilena, Isabel Allende, se estrena esta semana en Amazon Prime y retrata su escritura como válvula de escape para superar sus heridas.
Sobre este tema el Diario El País de España presentó la siguiente nota:
Hay dos Paulas en la vida de Isabel. Una es su hija, Paula Frías, que falleció a sus 29 años en 1992 e inspiró uno de los libros más leídos de Allende sobre la pérdida y el potencial de la escritura para sobrevivir.
“La escritura es una larga introspección, es un viaje hacia las cavernas más oscuras de la conciencia”, escribe en su libro, titulado Paula. Pero en su vida también fue fundamental otra Paula, el nombre de la revista chilena de mujeres fundada en los años sesenta y el primer lugar en el que Allende escribió.
“La primera publicación feminista sacudiendo el estupor provinciano en el cual vegetábamos”, escribe Allende. “Cuando se publicaron los primeros números de la revista con reportajes sobre anticonceptivos, divorcio, aborto, suicidio y otros temas impronunciables, se armó un lío”. Paula no fue solo el lugar donde Isabel Allende se hizo famosa, sino, dice ella, fue su “válvula de escape”.
Como un homenaje a las dos Paulas empieza una nueva serie titulada Isabel, sobre la vida de la escritora (Lima, 78 años), que se estrena este jueves en la televisión chilena, y el viernes en Amazon Prime para España y América Latina. La serie tiene solo tres capítulos que se balancean entre esos dos extremos: las heridas que carga la escritora y las letras que tiene para sanarlas. Entre las cicatrices están también las que dejó un padre que abandonó a la familia, o las de la sociedad machista en la que creció, o las de su exilio obligado en Venezuela durante la dictadura de Pinochet. “Vivir es un camino que deja marcas, cicatrices que el tiempo logra suavizar pero jamás borrar”, dice en un momento la Isabel de la serie. Pero en cada capítulo, las letras también son un flotador, la válvula de escape que la transformó en la escritora de habla hispana más leída en el mundo: sus 24 obras han vendido más de 75 millones de copias, y han sido traducidas a 42 idiomas.
“La vida es caos”, es la primera frase que dice ella en la serie, interpretada por la actriz chilena Daniela Ramírez. “Es confusa, errática, al menos la mía. Puede que el problema no sea la vida, sino yo. Cada uno de mis libros trata de responder a uno de esos momentos complejos, como un intento por aclarar la confusión”.
“Fue un desafío tremendo poder caracterizar a una mujer que todavía está con nosotros”, dice a EL PAÍS Ramírez, la actriz, desde Chile. Isabel Allende no fue productora ni guionista de esta serie biográfica, y aunque se reunió brevemente con el equipo de producción, les dio total libertad para producirla, y también un acceso ilimitado a viejas fotos o videos que se mezclan en la narración de la serie. “Tuvimos acceso a archivos donde pudimos ver su intimidad, hay muchas películas que [la familia] grabó en Super 8, sin audio, a las que tuvimos acceso, donde mostraban las navidades, los cumpleaños, su relación con sus abuelos”.
Pero hay otros dos polos que se juegan en la serie Isabel, y que introducen en las pantallas el difícil debate de la economía del cuidado con la que cargan las mujeres: existe la escritora que siempre quiso ser una profesional dedicada, la que quiere viajar y dedicar sus días a las letras; y la que tiene que sobrevivir en una sociedad que le exige consagrarse a ser una ama de casa dedicada, una madre ejemplar, una esposa perfecta.
“Cuando una mujer tiene hijos, cada decisión tiene costos”, dice la actriz de la serie cuando su trabajo escribiendo en Paula, la revista, se convierte en menos horas para cuidar a Paula, su hija. “Todas en la revista pagaron algún precio, y yo no fui la excepción. Sumergida en la vorágine laboral, mis hijos crecieron frente a mis narices, y yo me lo perdí”.
“Conciliar la maternidad con la vida profesional es muy difícil, y en esa época más aún”, cuenta a este diario el guionista de la serie, el chileno Jonathan Cuchacovich, que estudió decenas de libros, entrevistas o audiolibros para capturar la cadencia de la voz de Isabel Allende para la serie. “Para mí, el viaje de Isabel se jugaba entre estos dos polos que conviven en ella. El hecho de ser una madre entregada, que da todo por su familia, y por otro lado este fuego interno que tiene, que la lleva a volar, y a buscar su realización, su libertad, que finalmente plasma en la literatura”.
Isabel es la primera serie biográfica sobre la escritora, pero también una semilla nueva para el mundo audiovisual chileno, que ha sido celebrado en los últimos años por películas como Una mujer fantástica o Agente Topo, dos producciones que llegaron a los premios Oscar. En el caso de Isabel, la serie de televisión fue financiada en su totalidad con fondos nacionales (en 2018 la propuesta consiguió recursos del fondo Consejo Nacional de Televisión), producida y dirigida por chilenos (Isabel Miquel y Rodrigo Bazaes), y aún así la primera plataforma en le ofreció un hogar fue en HBO Max en Estados Unidos, donde se estrenó primero, en marzo, traducida al inglés.
“¿Por qué cree que sus críticos más fuertes están en Chile?”, le pregunta en un momento un periodista americano a la escritora, en el tercer capítulo de la serie. “Porque soy chilena, porque soy mujer, y porque soy exitosa”, responde ella. El momento es fugaz en la serie, pero refleja una de las grandes paradojas del éxito de Isabel Allende: sus novelas y su trabajo parecen ser más admirados fuera de Chile que dentro de su país, lo que explicaría en parte que esta serie haya sido estrenada primero para el público norteamericano.
“La misma Isabel habla del chaqueteo del chileno como deporte nacional: el chaqueteo es tirar para abajo, tirar de la chaqueta para abajo”, dice Cuchacovich. “Parte del desafío de este proyecto era hacerle justicia a ella, siento que es muy importante que la gente conozca más de su vida”. No solo su vida íntima, dice Cuchacovich, sino también su compromiso con los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet, ayudando a ciudadanos a huir del país para salvar sus vidas, o sus luchas como mujer desde que empezó a escribir en Paula y la herencia que dejó allí al movimiento feminista.
En uno de los momentos más interesantes de la serie, Allende abandona a sus hijos y esposo exiliados en Venezuela para escapar a España con un amante y sin un plan. Otra válvula de escape, una huida que rara vez se le perdona a las madres casadas (luego pedirá perdón, repetidas veces, a sus hijos). Un caso de abandono e infidelidad que la serie no condena, quizás porque la respuesta de por qué cualquier mujer necesita acudir a ese y otro tipo de válvulas las explica bien un artículo de la misma Isabel, de 1967, en la revista Paula, titulado Una Mujer Infiel. En la pieza, Isabel Allende entrevista a una mujer de clase alta que cuenta los múltiples amantes que había tenido para escapar a un matrimonio tremendamente asfixiante. “A veces quisiera que apareciera en mi vida un hombre que me descubriera como ser humano”, dice la entrevistada anónima.
La persona que retrata la serie Isabel no es una mujer perfecta, en el sentido machista de la perfección. Y quizás ese es el mejor homenaje que le hace a la escritora. La mira intentando ser escritora y madre, escritora y esposa, escritora y amante. Aspectos de ella que a veces se enfrentan y que logran mostrarla, bajo este nuevo lente, como lo que buscaba aquella mujer anónima de 1967: ser descubierta como un ser humano.
Fuente: Diario El País España