Hace un par de meses, cuando las Islas Seychelles empezaron a ofrecer vacunación gratis contra el coronavirus, el presidente del archipiélago, Wavel Ramkalawan, dijo a la prensa que en pocas semanas más su país alcanzaría la inmunidad de rebaño.
Era un objetivo ambicioso para una pequeña nación insular y geográficamente aislada en medio del Océano Índico, pero como su economía depende fuertemente del turismo, se cobró en vacunas los favores que le debían sus aliados regionales, como la India y los Emiratos Árabes Unidos.
Al principio, el plan pereció ser un éxito. Las Seychelles son el país más vacunado contra el Covid-19 en todo el mundo: más del 60% de su población cumplió con el esquema de vacunación completo, más que otros países campeones de la inmunización, como Israel y Gran Bretaña, y casi el doble que Estados Unidos.
Pero ese éxito quedó en duda esta semana, porque Seychelles está registrando el mayor número de nuevos contagios per cápita que haya tenido desde el principio de la pandemia, y el gobierno se vio obligado a reimponer numerosas restricciones.
Aunque el número de casos nuevos es relativamente bajo —con un pico promedio apenas por encima de los 100 nuevos casos diarios—, son un verdadero problema para un país de menos de 100.000 habitantes.
En un país chico, hasta un ínfimo número de contagios puede hacer colapsar el sistema. “Un auge de casos como este implica una sobrecarga enorme para un sistema público de salud que ya estaba al límite”, dice Malshini Senaratne, director de Eco-Sol, una consultora medioambiental de las Islas Seychelles.
Con su principal centro de tratamiento para pacientes con Covid-19 cerca de su capacidad máxima, y con varios médicos y enfermeras entre los enfermos, Seychelles anunció el regreso de las restricciones, el cierre de las escuelas y una franja horaria limitada para la apertura de comercios y restaurantes.
“La tendencia es al alza”, dijo el comisionado de Salud Pública, Jude Gedeon. “No sabemos cuánto va a durar, pero eso dependerá de las medidas que tomemos y de su cumplimiento”.
Caso testigo
El caso de las Seychelles es seguido de cerca desde todo el mundo por lo que está revelando sobre el funcionamiento y eficacia de las vacunas. “El caso de Seychelles es crucial porque nos permite evaluar la efectividad de algunas vacunas y el nivel de vacunación necesario para alcanzar la inmunidad de rebaño”, dice Yanzhong Huang, investigador de salud global del Consejo de Relaciones Exteriores.
Huang señaló que otras naciones que vacunaron a una gran proporción de su población, como Israel y Gran Bretaña, experimentaron una pronunciada caída de nuevos casos diarios.
Sherin Francis, directora ejecutiva de la junta de turismo de Seychelles, dice que si bien gran parte de la población está vacunada, hay zonas del archipiélago donde no es así. De 1068 casos activos, cerca del 65% son de residentes que no habían recibido el esquema de inmunización completo. Francis se ocupa de recalcar que las personas vacunadas pueden contagiarse. “Las vacunas son muy efectivas para prevenir el agravamiento de la enfermedad y la muerte, pero no impiden que uno se infecte”, señala.
Hasta ahora, el número de muertes atribuidas al virus en las Seychelles es relativamente bajo: 28 sobre un total de más de 6000 casos. Pero el aumento de los contagios también puede confirmar que las vacunas que se aplican en el país tienen una efectividad comparativamente baja.
Una vista de las islas Seychelles
Cerca del 60% de las dosis administradas en Seychelles son vacunas fabricadas por la empresa china Sinopharm, donadas a Seychelles por los Emiratos Árabes. Las demás dosis son de la vacuna desarrollada por AstraZeneca y producida por el Serum Institute de la India.
En más de un sentido, las negociaciones del gobierno de Seychelles para conseguir vacunas fueron inteligentes y rápidas, pero el país terminó usando dos vacunas que parecen ser menos efectivas contra el Covid sintomático.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó la eficiencia de la vacuna Sinopharm en poco más del 78% para adultos menores de 60 años, con pocos datos sobre su éxito en pacientes mayores de esa edad. Emiratos Árabes Unidos les pidió a algunos de los que recibieron la vacuna de Sinopharm que se presenten para recibir una tercera dosis, aduciendo que hay casos de “baja respuesta inmunitaria”, aunque aclaró que solo un “número muy pequeño” de personas necesita ese refuerzo.
Mientras tanto, los ensayos de AstraZeneca en Estados Unidos revelaron una efectividad general del 79%. Ambas vacunas tienen una efectividad considerablemente más baja que las vacunas desarrolladas por Pfizer y Moderna, que utilizan tecnología de ARNm e informaron tasas de efectividad de alrededor del 95%.
Según Jennifer Huang Bouey, epidemióloga que trabaja con la Rand Corporation, lo que se sabe de la campaña en Seychelles permite estimar que hay menos de 49% de la población inmunizada. “Menos de la mitad de la población está protegida por la vacuna”, dice. “Todavía están muy por debajo del requisito de protección para ser considerado como inmunidad de rebaño”.
“No me sorprende que no vean una disminución significativa en los casos”, dice Huang, del Consejo de Relaciones Exteriores. “Lo que sí me sorprende es el significativo aumento de casos que están experimentando desde fines de abril”.
Turistas
De todos modos, hasta ahora no hay evidencia contundente que vincule ambas situaciones.
Después de casi un año de estrictos controles fronterizos, a principios de este año Seychelles anunció que reabriría sus puertas al turismo a partir del 25 de marzo. El gobierno dijo que no habría requisitos de cuarentena y que los visitantes no necesitarían vacunarse, aunque sí tendrían que presentar un resultado de PCR negativo realizado en las 72 horas previas al viaje.
Fue un paso importante para el archipiélago, cuya economía depende casi en un 25% del turismo internacional. En 2020, la economía de las islas cayó un 13,5%, en gran medida debido al desplome de los ingresos por turismo, según datos del Banco Mundial.
Fuente: The Washington Post