La NASA acaba de admitir que, con la tecnología actual, es imposible evitar el impacto de un asteroide ni aunque tuviéramos seis meses de margen antes de su llegada. Desde Twitter, Elon Musk ha respondido al nuevo estudio de la Conferencia de Defensa Planetaria con un escueto “necesitamos cohetes más grandes y avanzados”.
El aviso llega después de una simulación a cargo de nueve científicos de la agencia espacial, que ha presentado sus resultados en la séptima edición de la Conferencia de Defensa Planetaria de la Academia Internacional de Astronáutica, celebrada la semana pasada en Austria bajo el auspicio de las Naciones Unidas. La simulación sirvió como base para un ejercicio de una semana con el objetivo de “revelar quiénes son los jugadores claves en caso de desastre y quién necesita saber información y cuándo”, según Lindley Johnson, el oficial para la defensa planetaria de la NASA.
La conclusión de este ejercicio —marcado prominentemente como “ejercicio hipotético” en todas las páginas del documento— es inequívoca: “Si tuviéramos que afrontar este escenario hipotético en la vida real, no seríamos capaces de lanzar ninguna nave en un plazo tan corto con las capacidades [tecnológicas] actuales”. El plazo al que se refiere son seis meses después de su descubrimiento el 20 de abril de 2021.
Historia de un apocalipsis inevitable
La simulación de la NASA comienza el 20 de abril de 2021, con el descubrimiento de un objeto con un albedo del 13% —un valor habitual de la luz de la reflejada en el asteroide— y un tamaño estimado de 120 metros. El equipo hace hincapié en que el tamaño sería incierto, pudiendo variar de 35 a 700 metros.
Después de calcular su órbita, la simulación estima que el impacto tendría lugar seis meses más tarde, el 20 de octubre de 2021, justo en el corazón de Europa. La simulación del ángulo de impacto muestra que el asteroide destruiría una franja de territorio que va desde Dinamarca hasta Grecia, eliminando totalmente a Alemania y afectando gravemente a Francia, los países escandinavos, Polonia, Rusia, Ucrania, Turquía y Egipto, entre otros. Como sería imposible evitarlo, la recomendación de la Conferencia de Defensa Planetaria es la evacuación. No está claro cómo podrían evacuar a los cientos de millones de personas que viven en la zona directa de impacto y en las adyacentes. Esta hipotética evacuación tampoco ayudaría a los años de invierno nuclear que afectarían a todo el planeta, destruyendo cosechas y disrumpiendo el comercio mundial.