El fanatismo de O Rei y la simpatía por el fútbol argentino nació a partir de la admiración que tenía su padre Joao por los futbolistas rioplatenses que habían pasado por Brasil y también por la bandera argentina. "Asocié los colores con el nombre de mi mamá, Celeste. Ese detalle hizo que despertara un gran cariño", explicó en varias ocasiones.
"Con Boca tuve una relación casi amorosa. El 'Dale Booo' puede impulsar a cualquier jugador del mundo a las mayores hazañas", dijo en pleno auge del Boca de Maradona en 1981. "El jugador de Boca que no llega a estremecerse con el estímulo de su hinchada está enfermo o ejerce una profesión equivocada. Para el primer caso lo que corresponde es ir al médico y para el segundo no existe otra solución que dejar el fútbol", agregó en una entrevista para El Gráfico realizada en Nueva York.
En tiempos de Pelé futbolista, tenían claro los dirigentes xeneizes de su gusto por los colores. "Cuando lo recibíamos acá, sabíamos que era de Boca y que admiraba a nuestra hinchada", contó tiempo atrás el ex dirigente Alberto Nader, a cargo del departamento de relaciones públicas del club por más de 20 años. "De hecho, yo le puse la camiseta en un partido que jugamos contra el Cosmos, uno de los últimos de Pelé en ese equipo", agregó el directivo en una nota con Olé en 2003.
Incluso, en una oportunidad en la que estuvo de visita en la Argentina, recibió un ofrecimiento para ponerse la azul y oro. Fue a cenar con su amigo Orlando Pecanha de Carvalho, defensor de Boca entre 1961 y 1965 y compañero suyo en la selección brasileña, a una cantina de La Boca y allí se encontraron de casualidad con el presidente Alberto J. Armando. Comieron, la pasaron bien y se hicieron "muy amigos", según aseguró tiempo después el propio Pelé. Entre plato y plato, el Puma le hizo la propuesta: "Me gustaría traerlo, tenerlo al lado de Valentim".
¿Qué pasó? "Estaba tan identificado con el Santos que no se pudo hacer, él ganaba mucho dinero y no había forma de pagarle", contó Luis Bortnik, dirigente entre 1956 y 1995 y mano derecha de Armando, en una nota con Olé.
Lo de Boca tuvo que ver primero con sus compatriotas Edson, Maurinho, Orlando y Valentim, quienes se pusieron la azul y oro a comienzos de la década del 60. "Poco a poco mi admiración fue creciendo", reveló Pelé, que era muy amigo de los dos últimos. De hecho, llegó a reconocer que en La Boca, en las cantinas, se sentía como en su casa. "Siempre guardó muy buenos recuerdos de Boca. Cuando nos juntamos, él recuerda a Rattin, Marzolini, Grillo, Menéndez, todos jugadores que admiraba. Lo sé de boca de él: es el club que más le gusta de la Argentina", reconoció Orlando a Olé en 2003.
Ni siquiera su visita para la final de la Libertadores de 1963 opacó su simpatía. Se bancó la presión de la gente, las amenazas y piedrazos al micro. "Me trataron mal y me hicieron muchos foules... Si yo me dejara llevar por eso, no admiraría com admiro a su hinchada", le dijo a Clarín en febrero de 1978. Y completó: "Algunas de mis mayores emociones, como jugador y como hombre, las viví en la Argentina, en la Bombonera y en La Boca".
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