Laura Cibilla, la ex mesera argentina de un bar que solía frecuentar Maradona a fines de los noventa, y con quien habría mantenido un romance que según la mujer duró intermitentemente durante varios años, rompió el silencio y contó detalles explosivos de la relación con el Diez fruto de la que, aseguró, tuvieron un hijo que no fue reconocido porque “falsearon el ADN”.
En una entrevista exclusiva para Teleshow, la mujer, que no quiso fotografiarse y que dejó en claro que de ninguna manera quería ser parte del “circo mediático” que se ha levantado alrededor de la muerte del ídolo de masa, contó detalles que sólo alguien muy cercano, y de mucha intimidad, podría conocer.
Según dijo, cuando se conoció con el ex DT de Gimnasia él ya estaba separado, de hecho, reveló, “estaba el trámite del divorcio, que lo hizo estando conmigo”. Contó que fue una época “horrible”, con discusiones constantes, donde con Claudia Villafañe peleaban por ver quién se quedaba con qué.
Admitió haber quedado deslumbrada con Maradona (ella tenía 21 años), quien la invitó a su mesa en una de esas madrugadas de fiesta en el bar porteño en el que floreció su amor.
“Al principio eran todas historias así: flores, ositos, notitas... Era hermoso. Muy romántico. En ese tiempo sí. Después vino una etapa de un Diego irreconocible, violento, enfermo de celos... Al punto de no poder ir al supermercado: yo me escapaba para ir a trabajar”, contó la mujer.
“Me decía que era el amor de su vida, que era su novia, su mujer y que no quería que nadie me mirara. Llegó al extremo de que, cuando llegaba Guillermo Coppola al lugar donde vivíamos, yo no podía mirarlo a la cara. Era demasiado ya”, agregó. Los excesos marcaron la relación y Laura, que al principio se había resistido a las drogas, terminó cediendo.
“Yo me enfermé mal. Y me interné un par de veces con 40 kilos... Porque consumía a la par de una persona de 80 o 90 kilos, deportista”, confesó.
Cibilla que, sin embargo, no quiso hacer culpable a Maradona de su entrada en el mundo de las drogas.
Laura, que detalló viajes, noches y escapadas a escondidas que mantuvo con Diego, con quien incluso dijo haber convivido durante dos años, dijo que la única vez que caminó de la mano en público con Maradona fue en Cuba. “Ahí estaba limpio. Era un caballero: hasta me abría la puerta del auto”.
No quiso contestar cuando la periodista le preguntó si había sido violento, pero lo dejó entrever al limitarse a decir que “no fue fácil. Pero... después conocí algo bueno de él”.
Reveló la mujer que en Cuba, donde se estaba desintoxicando de las drogas, apareció más droga y todo se complicó. “Él volvió con todo. Y yo pensé: ‘Otra vez no’. Entonces me volví... Y así sucesivamente. Nunca nos despedimos. Siempre fue un: ‘Hasta luego, mi amor’. Pero un día dije: ‘Basta’”.
En una de esas huidas, Laura se fue a España donde descubrió que estaba embarazada, según dijo, de él. Era 2002. Nunca le contó pero él se enteró y la fue a buscar. “Estuvimos juntos hasta los casi dos años de vida de mi hijo. Y hubo muchas cosas de por medio”.
En ese medio siempre estuvieron las drogas, de donde nunca pudo salir. Cibilla fue contundente al respecto: “No (no pudo salir de las drogas), estaría vivo hoy… Sabelo”.
Reconoció que Maradona nunca le pasó una manutención al hijo. Mucho menos se hizo cargo de la parte afectiva. “Él no estaba en condiciones de tomar una responsabilidad de nada, porque estaba muy mal”, sostuvo.
Entre el relato, contó detalles increíbles como ese día que “se lo llevaron a la Suizo Argentina casi muerto” en donde, al otro día, cuando disfrazada logró entrar a la habitación, “tenía una mesa llena de fiambre enfrente”, en un estado que comparó con “el mismo estado que murió”.
“¿A quién se le ocurre alquilarle una casa con las comodidades en el primer piso a alguien que no podía subir una escalera? ¿Que Diego Maradona haya muerto con un baño químico? ¿Sabés la indignación que me da eso?”, fueron los cañones que apuntó a su entorno. Según dijo, esa fue la última vez que lo vio a Maradona.
Cuando su hijo tenía siete años, Laura inició el juicio por filiación. “Él no se presentó en la primera audiencia, no se presentó en la segunda, y a la tercera no fui yo. Entonces me llamó mi abogado y me dijo: ‘Mirá que está Diego...’. Le dije: ‘Ya voy’.
Mi hermana lo retiró del colegio, el nene estaba en segundo grado. Lo trajo. Entró mucha gente. Me dio negativo. Y hasta acá llegó mi amor. Nunca más esa vergüenza”.
No dudó al responder que “sí” cuando le preguntaron si sentía que habían falseado el ADN. Sin embargo, reconoció que no quiere volver a pasar por esa situación y que, más allá de haberle negado ese derecho a la identidad a su hija, nunca le guardó rencor: “Imposible tenerle rencor a una persona que no tenía una vida feliz. Yo jamás quisiera ser él. Nunca”.
La mujer dijo que la última vez que habló con Diego fue en diciembre de 2019. “Lo busqué por todos lados... para hablar... Yo no me casé y no formé una familia porque eso nunca cerró”.
Recordó que hablaron “horas y horas... Me decía: ‘Que vos te olvidaste de mí, que vos me abandonaste…’. ‘¿Yo? Yo te busqué por todos lados y es imposible llegar a vos. No sé en qué andarás ni con quién estarás, pero, ¿cómo desapareciste así?’, le dije”.
Según Laura, en esa charla él le preguntó por su familia y por el hijo. “Se acordaba los nombres de mis padres, de mi hermana, de mi hermano…
Entonces me preguntó: ‘¿Y mi hijo?’. Mi hijo ya se había levantado y me pidió que pusiera el manos libres… Entonces metió la cabeza en la remera, se tapó. Era muy difícil entenderlo a Diego. Yo porque lo conozco y lo iba descifrando, pero no se entendía nada de lo que decía…. Le conté: ‘Está enorme, se le salen los pies por debajo de la cama de lo largo que es’. Y me dijo: ‘¡Mi amor! Arreglemos, vamos a vernos’. Yo le pasé mi dirección y todo. Pero en Navidad le mandé un mensaje y, de repente, desapareció la foto de su perfil y chau. Nunca más”.