Culpable es la palabra más pronunciada y escrita esta semana en los medios de comunicación mexicanos. Repetida por el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus simpatizantes.
Llegó con la sentencia que el jurado en la Corte del Distrito Este de Brooklyn, New York, dictaminó en contra de Genaro García Luna, quien fue titular de la Secretaría de Seguridad Pública durante el sexenio del presidente Felipe Calderón.
También desempeñó cargos en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y la Procuraduría General de la República. El 10 de diciembre de 2019, García Luna fue detenido en Estados Unidos ante acusaciones de conspiración, aceptar sobornos del Cártel de Sinaloa y realizar declaraciones falsas.
La fiscalía de Estados Unidos agregó que la condena era en contra de un traidor a México, que dos sexenios estuvo en el escalón más alto de “combate” a los grupos del narcotráfico, a los que permitió operar a cambio de millones de dólares, según testificaron los delincuentes que lo hundieron con su palabra.
El veredicto de Culpable fue calificado por la fiscalía de Estados Unidos como una luz para el Estado de Derecho, un triunfo del bien sobre el mal para los que sufrieron las consecuencias de los hechos imputados a García Luna, se cuentan miles de muertos por el consumo de drogas y también los mexicanos que, por décadas, hemos vivido en un sistema de simulación de justicia en el que frecuentemente aparecen coludidos con la delincuencia los que deberían combatirla.
La condena contra García Luna para López Obrador tiene otra dimensión, le sugirió a García Luna que se acogiera al programa de testigos protegidos para reducir su condena y que colabore con la fiscalía detallando más hechos de corrupción durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón.
La propuesta de López Obrador encuentra sustento en la pregunta que desde Palacio Nacional le planteó a Felipe Calderón: “¿Cuál es la explicación que le vas a dar al pueblo de México sobre por qué nombraste a García Luna, y si sabías o no sabías?”.
La pregunta se puede hacer extensiva a Vicente Fox, que nombró a García Luna director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y Felipe Calderón lo empujo hacia arriba al designarlo secretario de Seguridad Pública. Implica que el cuestionamiento los alcanza a ambos.
Parece difícil de creer que los dos fueran engañados por García Luna. Es sabido que el presidente de la república tiene a su alcance diferentes vías por las que le llega información sobre lo que sucede en el país y en particular sobre lo que hacen y dicen sus colaboradores cercanos. En el pasado los responsables de informar sobre las acciones de los secretarios y los altos funcionarios eran las Guardias Presidenciales, asignadas para resguardar su seguridad, pero también para informar sobre su agenda pública y privada.
Los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón en este episodio aparecen como imputados indirectos de la condena de Culpable en contra de García Luna. Si sabían de sus “tranzas” y extorsión a los carteles de la droga entonces son cómplices y corresponsables de las consecuencias de esos hechos de corrupción. Es posible que alguien les hubiera informado, pero decidieron no dar crédito y omitir el dato, lo que solo hace que su responsabilidad sea mayor. El caso para la opinión pública está claro porque sabe se que la ignorancia de la ley no es disculpa para no cumplirla.
La pregunta de López Obrador apunta hacia la posibilidad de que no supieran de las andanzas de García Luna, lo que no los disculpa, por el contrario, los condena como negligentes en el cumplimiento de su función primaria de garantizar la seguridad de los mexicanos, al mantener al frente de esa responsabilidad a un cómplice y extorsionador de los delincuentes, que debería haber capturado para que la justicia, que ahora de llevo a cabo en Estados Unidos, se hubiera realizado en México. No sucedió así porque aquí no ha habido denuncias en su contra. Están en ese país porque solicitó su extradición. Ilustra esta situación el caso actual de Ovidio Guzmán sin demandas en México, pero perseguido por Estados Unidos.
Si Vicente Fox y Felipe Calderón no sabían de los arreglos de su encargado de seguridad, que vendía impunidad a los criminales, entonces el resultado es de escándalo. Por cuantos años los mexicanos hemos estado gobernados por irresponsables y mediocres. Ambiciosos de poder que al llegar a su meta no saben para que sirven las instituciones que están a su cargo.
En los doce años al frente del país Vicente Fox y Felipe Calderón designaron a siete los secretarios de Gobernación y, a esta dependencia, le quitaron la función de atender la seguridad pública, con lo que la versión de lo que sucedía, en materia de seguridad en el país, la empezó a desempeñar García Luna.
Hoy el aspirante a la presidencia, diputado del PAN, Santiago Creel, secretario de gobernación con Vicente Fox, dice que los Estados Unidos sabían de los enredos de García Luna, pero no les informaron, lo que significa que la gobernanza del país dependía de un ente externo y además, los agentes e investigadores de ese país, comisionados en México, no confían en los políticos mexicanos y se reservan la información para poner a salvo sus intereses, como sucede con el caso de García Luna.
Desde los Estados Unidos, por medio de su tecnología, sus agentes de investigación y los colaboradores mexicanos que cobran en sus nóminas están enterados desde hace muchos años de lo que hacen, dicen y simulan los que están en el poder. Eso significa la condena de Culpable. Es para García Luna, pero también por omisión o ignorancia para Vicente Fox y Felipe Calderón. Es un escándalo. Uno en la cárcel, los otros dos negando lo evidente.