El núcleo de la Tierra se ha frenado y es posible que esté girando en sentido contrario que la superficie del planeta, según un estudio que publica Nature Geoscience.
Este parón puede tener efectos globales, como acortar los días en unas fracciones de segundo e influir en el clima y el nivel del mar.
Los dos autores del trabajo son Yi Yang y Xiaodong Song, del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, en China. Ambos han intentado resolver un enigma vigente desde que, hace unas décadas, se confirmó que la Tierra contiene un planeta dentro de otro, una esfera de hierro casi puro a más de 5.000 kilómetros de profundidad que está más caliente que el Sol. Esta esfera sólida, de unos 1.200 kilómetros de diámetro, gira libremente en un mar de hierro fundido y otros metales, conocido como núcleo externo. Al girar genera el campo magnético de la Tierra, que la protege de la radiación espacial y permite que haya vida en su superficie.
En torno al núcleo externo se extiende el manto terrestre, con un espesor de casi 3.000 kilómetros, y por último, la corteza exterior, con apenas unos 40 kilómetros de grosor medio.
Análisis de terremotos
Para poder entender qué sucede en las zona más profundas, el método habitual es analizar terremotos porque la variación de las ondas sísmicas a medida que atraviesan el planeta desvela la composición interna del núcleo y su velocidad de rotación.
De modo que Yi Yang y Xiaodong Song han analizado casi 200 terremotos en las islas Sándwich del Sur, un remoto archipiélago del Atlántico cercano al polo Sur, entre la década de 1960 y la actualidad. Estos sismos sucedieron en parejas y produjeron ondas idénticas. Pero al ser captados en estaciones de Alaska, cerca del polo Norte, las ondas llegaban ligeramente desacompasadas.
El análisis de estos temblores con modelos informáticos muestran que en el 2009 el núcleo terrestre se frenó y desde entonces gira un poco más lento que la corteza. Los científicos también han detectado que a mediados de los años setenta ya hubo un parón similar e infieren que hay un ciclo de oscilación que dura unas siete décadas.
Retroceso del núcleo interno
Este fenómeno puede tener efectos globales y podría explicar por qué en los últimos años los días se están haciendo más cortos. La anomalía del núcleo hace que un día sea una milésima de segundo más breve ahora que en 1970. Estos cambios en la rotación del núcleo interno dentro del externo también altera el campo gravitatorio interno y causa deformaciones en la superficie, lo que a su vez puede influir en el nivel del mar y alterar la temperatura global del planeta.
A pesar de lo que imaginó Julio Verne, llegar al centro de la Tierra es un reto imposible. A finales de los años setenta, científicos soviéticos comenzaron a cavar un pozo en la península de Kola, al norte de Rusia. Tras años de trabajo llegaron hasta 12 kilómetros de profundidad, parece imposible ir mucho más allá sin que las paredes del agujero se derrumben por la presión.
A principios del 2022, John Vidale y Wei Wang, de la Universidad del Sur de California, analizaron los temblores causados por pares de bombas nucleares detonadas por la Unión Soviética entre 1971 y 1974. Los resultados sugerían que la rotación del núcleo de la Tierra no es estable y constante, como se ha creído durante muchos años, sino que el giro de esta esfera central del planeta, formada fundamentalmente por hierro y níquel, oscila (cambia de velocidad y sentido) en períodos de alrededor de seis años.
El modelo de rotación oscilante que proponen Wang y Vidale "puede explicar la variación en la duración del día, que ha oscilado de manera bastante constante durante las últimas décadas", indican los autores en el resumen de su artículo científico.
Lo observado por los geólogos chinos encaja con hechos contrastados como que el campo magnético terrestre está cambiando muy rápido en las últimas décadas y se está debilitando su carácter dipolar [con polos norte y sur]. El trabajo es un paso adelante y aporta muchos datos que ahora otros científicos se afanarán en contrastar.
Fuente: Diario La Vanguardia