Así como el fútbol está repleto de historias de alegrías e ilusión, también existen las de tristezas. En éstas últimas cae la vida de Paul James, ex futbolista canadiense de origen galés que supo representar a su país en el Mundial de México 1986 pero que hoy vive en las calles de Londres pidiendo limosna, fruto del infierno de las drogas.
Paul James supo compartir el campo de juego con jugadores de la talla de Glenn Hoddle, Gary Lineker y Michel Platini durante el Mundial en suelo azteca.
Esa cita mundialista fue la primera de Canadá hasta Qatar 2022 y James dijo presente en los tres partidos de la fase de grupos. Dos años antes, en 1984, también enfrentó a Brasil en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en lo que fue una derrota por penales. En 47 oportunidades vistió los colores de Canadá e incluso tras su retiro dirigió al seleccionado Sub 20 masculino que disputó el Mundial de 2001 de la categoría, en Argentina.
Hoy, sin embargo, su realidad es totalmente diferente a la de aquellos años. El diario Daily Mail publicó un extenso artículo en el que informaron que el exjugador hace 13 años está desempleado y hace seis que vive en la calle. Según indican, regresó al Reino Unido desde Canadá justo antes de la pandemia, molesto y acusando haber sido discriminado en el país norteamericano por su historial con las drogas, puntualmente crack y cocaína.
Según el medio inglés, James no considera que pida limosna. Por el contrario, lo define como “recaudar fondos”. ¿Fondos para qué? “Para ser independiente. Para recuperar un pequeño semblante de lo que era la normalidad. Para poder usar mi propia ropa y mis propios zapatos y no cosas de segunda mano. Para recuperar la independencia de la prisión metafórica a la que fui condenado como inocente durante 13 años. No por el Reino Unido, con el que me siento en deuda, sino por Canadá como nación. Para encontrar y volver a encender la pasión, el entusiasmo y la positividad que alguna vez tuve. Y, por sobre todas las cosas, para encontrar el camino para conectar con la gente”, explica el ex futbolista.
La droga, la “prisión metafórica” de Paul James
El nacido en Cardiff no es un improvisado. Además de haber dedicado su vida al fútbol, supo ser respetado como columnista televisivo, tres veces incorporado al Salón de la Fama del fútbol canadiense, obtuvo un título de la Universidad Wilfrid Laurier y un MBA de la Universidad de Liverpool. Sin embargo, las drogas fueron su perdición.
Según confiesa, probó por primera vez la cocaína en 1998 y, desde ese momento, desarrolló su adicción. “No podía conectar con la gente ni encontraba una pareja para mi vida. Las sustancias y el trabajo en exceso reemplazaron eso”, cuenta.
Para James, su adicción a las drogas le generó un estigma, ese que vincula, justamente, con la palabra “adicto”. Según explica, esa palabra debería dejar de usarse para describir a las personas: “Conjura irracionalidad y una serie de etiquetas como: criminal, irracional, poco confiable, enfermo, perdedor, sucio, vago, basura, imposible de contratar… ¿Acaso esas palabras no son asquerosas? ¿Cómo te recuperás después de haber sido calificado como sin techo y adicto al crack? No te recuperás”.
En 2009, la Universidad de York en Toronto lo cesó en su cargo de entrenador del equipo masculino al que había conducido al título en el pasado. Las causas habrían sido sus problemas psicológicos y su adicción a las drogas. Para James, York tenía un “deber de asistencia” por el cual deberían haberle brindado apoyo. Según sostiene, ya había blanqueado su adicción ante sus compañeros y había solicitado ayuda, pero que fue forzado a renunciar. Esas acusaciones fueron desmentidas por la Universidad, según el Daily Mirror.
Lo cierto es que el exfutbolista intentó interponer una queja ante la Universidad en el Tribunal de Derechos Humanos de Ontario, pero su reclamo fue infructuoso por la prescripción de los plazos establecidos. Recurrió esa decisión ante la Corte Suprema de Canadá argumentando que su condición mental y su adicción le hicieron imposible establecer el reclamo a tiempo, pero ese recurso fue también rechazado.
A partir de ahí, James comenzó una serie de huelgas de hambre y encabezó protestas para lograr que la “discriminación por uso de drogas” sea considerada por la ley. “Nunca existió una guerra contra las drogas. ¿Cómo se puede tener una guerra contra cosas inanimadas? Solo existen las guerras contra las personas. Y son los más vulnerables los que más sufren el estigma: la exclusión social, la marginalización, la pobreza”.
En 1986, James vivió la consagración de Diego Armando Maradona y la Selección Argentina en el Mundial de México 1986 jugando los partidos. En 2022, James vio la consagración de Lionel Messi desde la televisión de un hostel y luego se fue a seguir "recaudando fondos", a ver si logra recuperar ese "semblante de normalidad" que alguna vez tuvo.
Fuente: Daily Mail - TyC Sports