La cápsula Orión regresó de forma exitosa este domingo tras 25 días de viaje y dio cierre a la histórica misión no tripulada Artemis I, que circunnavegó la Luna y es la punta de lanza de un programa con el que la NASA planea fijar una presencia permanente en el satélite terrestre.
La Orión cayó en aguas del Océano Pacífico, frente a Baja California (México) a la hora prevista, tras desplegar en la secuencia planificada un sistema de once paracaídas que le permitieron reducir unos 523 km por hora de velocidad hasta poco menos de 32 km por hora con la que se zambulló.
Minutos antes de ello, la nave había alcanzado la atmósfera terrestre mientras viajaba a 40.000 km/h, equivalente a 32 veces la velocidad del sonido, y se ubicaba a unos 122.000 metros de altura.
Durante el proceso en el que cruzó la atmósfera la nave experimentó hasta 2.800 grados celsius de temperatura, equivalente a la mitad de la superficie del Sol y para lo cual ha puesto a prueba un innovador escudo térmico de cinco metros de ancho.
“El último capítulo del viaje de la NASA a la Luna llega a su fin. Orión, de vuelta en la Tierra”, confirmó Rob Navias, de la oficina de Comunicaciones de la NASA, durante la emisión del descenso hecha por la agencia espacial, mientras las imágenes mostraban a la cápsula flotando en aguas del Pacífico.
Unos diez minutos después, helicópteros enviados desde el buque de la Marina estadounidense USS Portland sobrevolaron la cápsula y confirmaron a los controladores de la misión el buen estado de la nave tras su descenso, que concluyó un viaje en el que Orión cubrió 2,2 millones de kilómetros desde su despegue el 16 de noviembre.
“Es histórico, iniciamos una nueva etapa en el espacio profundo con una nueva generación de tecnología”, dijo emocionado el Administrador de la NASA, Bill Nelson, en declaraciones a la agencia espacial estadounidense y al cabo de la llegada de la nave.
Tras la vuelta de hoy, los planes de la NASA son enviar la Artemis II en 2024 y al año siguiente la Artemis III, en la que los astronautas, entre ellos una mujer y un hombre de color, tocarían el suelo del satélite por primera vez desde 1972, cuando lo hicieron los enviados a la Luna con la misión Apolo XVII.
Fuente: Infobae