Un lunar, una imperfección, una marca o cambio inusual en el aspecto de nuestra piel podrían ser indicativo de melanoma u otro tipo de cáncer de piel.
“Si bien los especialistas de medicina familiar son fundamentales en la primera línea de cribado de casos sospechosos, el dermatólogo es el especialista que diagnostica y aplica el tratamiento de los mismos. Dependiendo del tipo de melanoma los riesgos pueden ser mayores o menores”, explica el doctor español Juan José Andrés Lencina, dermatólogo de la Unidad de Dermatología de Quirónsalud Alicante.
Es fundamental un diagnóstico precoz
En general, destaca este experto que un paciente con un lunar maligno o melanoma tiene un riesgo aumentado de tener otro melanoma, y en casos de diseminación o metástasis a distancia puede tener riesgo incluso vital. “Por ello, es muy importante concienciarse del problema y ante la duda acudir al dermatólogo para intentar un diagnóstico lo más precoz posible”, advierte.
A su juicio, en consecuencia, es importante revisar los lunares y las manchas que van apareciendo en nuestra piel: “Si tras leer este artículo has detectado alguno de los síntomas, te recomendamos que consultes con un especialista en dermatología, ya que el diagnóstico precoz puede ayudarte a evitar problemas en un futuro”.
Un lunar es una mancha o nódulo de color marrón compuesto por nidos de células (melanocitos o nevocitos), según detalla, al tiempo que indica que los lunares o nevus son comunes en la mayoría de las personas y son normalmente inofensivos.
Ahora bien, sí precisa que si dichas células se malignizan crecen de una manera descontrolada, invadiendo incluso otros órganos y tejidos. “En estos casos hablamos de lunar maligno o melanoma. Dicha capacidad de malignización depende de circunstancias internas del individuo (genética, predisposición…), pero también externas (exposición solar, exposición a sustancias…)”, aclara.
Claves para detectarlos
Así, señala este dermatólogo de Quirónsalud Alicante que los lunares normales son de color uniforme, simétricos y tienen una serie de características macro y microscópicas que nos indican su benignidad. Por el contrario, subraya que para identificar los lunares malignos de forma rápida e intuitiva podemos pensar en la regla del ‘ABCDE’:
-.’A’ de asimetría: lunares con forma irregular, dos mitades que tienen un aspecto muy diferente.
-.’B’ de borde irregular: lunares con bordes irregulares, cortes u ondas, características de los melanomas.
-.’C’ de cambios de color: lunares con muchos colores o una distribución desigual de estos.
-.’D’ de diámetro: lunares que tengan más de 6 milímetros.
-.’E’ de evolución: cambios en el tiempo, como un lunar que crece de tamaño o que cambia de color o de forma; los lunares también pueden evolucionar para desarrollar nuevos signos y síntomas, como picor o sangrado. -.Otra regla común es la del ‘Patito feo’: un lunar completamente distinto al resto y que destaca de forma evidente.
Síntomas y causas del melanoma
A este respecto, el doctor Juan José Andrés Lencina mantiene que inicialmente un lunar maligno puede no dar ningún síntoma, pero sí resalta que es más importante fijarnos, como comentábamos antes, en su aspecto y su crecimiento: “Un síntoma importante a tener en cuenta puede ser el sagrado o la ulceración espontánea de los mismos. Si el melanoma se ha extendido puede dar todo tipo de síntomas, en función del órgano al que haya diseminado”. Siempre, ante la duda, según insiste, lo mejor es acudir al dermatólogo para descartar.
Este experto sostiene que no existe una causa única y unívoca de melanoma. De hecho, dice que existen distintos tipos, cada uno con sus posibles causas y factores de riesgo, si bien afirma que, en general, la mayoría están relacionados con la exposición solar aguda e intermitente, con quemaduras en la infancia o en la juventud. “Evitando dicha exposición, y con una protección adecuada, reducimos considerablemente la posibilidad de melanoma o de lunares malignos”, resalta.
Otros factores de riesgo son, según prosigue el doctor, los antecedentes familiares del mismo o alguna mutación genética predisponente, así como los fototipos bajos o el número de lunares.
“Los tratamientos varían en función del tipo y agresividad del melanoma. En muchos casos, afortunadamente, y gracias al diagnóstico precoz, la cirugía suele ser el tratamiento de elección y en muchas ocasiones curativo de los mismos”, asegura.
En aquellos casos en los que el melanoma haya podido diseminarse a otros órganos o tejidos puede ser necesario el uso de tratamientos de inmunoterapia o de quimioterapia, precisa el doctor Lencina, además de cirugía de las metástasis linfáticas y/o a distancia.
Fuente: Diario La Razón España