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La migraña es una enfermedad neurológica que aparece como un dolor de cabeza de moderado a intenso y que se asocia a otros síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al sonido y dificultad para concentrarse. 

Datos publicados en un artículo de Diario.es indican que en España afecta a más de cinco millones de personas, de las que un 70% sufre una discapacidad grave y un 14% moderada, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Los mismos datos nos dicen además que el 80% de las personas son mujeres.

Aunque las migrañas no ponen en peligro la vida de nadie, sí pueden afectar de manera negativa la calidad de vida por ser una enfermedad neurológica incapacitante. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha identificado como la sexta causa más alta en todo el mundo de “años perdidos por discapacidad”. 

Qué causa las migrañas

Aunque no se sabe la causa exacta que provoca las migrañas, algunas investigaciones sugieren que la respuesta podría estar en la genética porque tienden a ser hereditarias, aunque esto no significa que todos los familiares la sufran. Tienen que intervenir y combinarse varios genes distintos para que esto suceda.

Algunas de las personas que sufren migraña experimentan “aura”, una serie de alteraciones sensoriales, como destellos de luz, puntos u hormigueo y entumecimiento en las manos y la cara. 

Se sabe también, como hemos visto, que las mujeres tienen unas tres veces más probabilidades que los hombres de sufrir migrañas. En este caso, los culpables más probables de que esto sea así son las fluctuaciones hormonales de la mujer a lo largo de su vida (además de algunas afecciones médicas).

¿Explica este dato que puede haber una conexión entre las hormonas y las migrañas? 

Migraña, mujeres y hormonas, un círculo conectado

Aunque las razones exactas por las que las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de sufrir migraña no se conocen con exactitud, sí se establece que los niveles hormonales fluctuantes juegan un papel importante.

Los estrógenos regulan el sistema reproductivo femenino y también controlan las sustancias químicas en el cerebro que afectan la sensación de dolor. Una caída de los niveles de estos estrógenos puede provocar dolor de cabeza, en la mayoría de los casos en forma de migraña.  

Se sabe también que el estrógeno tiene un impacto sobre la acción de la serotonina, un neurotransmisor que modula el dolor y el estado de ánimo. El estrógeno también afecta los vasos sanguíneos y la presión arterial. Se conoce también que las alteraciones de los vasos sanguíneos juegan un papel en las migrañas. Ambos factores podrían mediar en la conexión entre el estrógeno y la migraña.

Etapas de vida y migrañas

“Tras la pubertad, la frecuencia de las migrañas se multiplica por tres en las mujeres”, reconoce el doctor Alex Jaimes Sánchez, especialista del Servicio de Neurología y de la Unidad de Cefaleas de la Fundación Jiménez Díaz y colaborador del blog de esta unidad, CefaBlog.

Muchas mujeres que viven con migraña la sufren con más frecuencia antes, después o durante el ciclo menstrual. La particularidad de este tipo de migrañas es que suelen ser más intensas que las otras crisis, de ahí que tratarlas sea un poco más complejo. Según el especialista, es recomendable llevar a cabo un tratamiento preventivo corto de cinco días iniciando dos días antes de la regla.

Otro factor asociado a la aparición de migraña en las mujeres son los anticonceptivos hormonales ya que los que incluyen estrógenos pueden desencadenar más crisis de migraña. Además, se ha visto que la migraña con aura en mujeres menores de 50 años está asociada a un ligero aumento del riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, especialmente si también fuman y usan anticonceptivos orales, según una investigación publicada en The British Medical Journal. En estos casos es aconsejable el uso de anticonceptivos de barrera o únicamente con progestágenos (pastillas, implante subdérmico, inyección de depósito, DIU).

Una buena noticia es que, en el caso de migraña sin aura, algunas mujeres no solo no experimentan un empeoramiento de las crisis con los anticonceptivos con estrógenos, sino que incluso pueden notar una mejora.

El embarazo es otra de las etapas clave en la que suele producirse un empeoramiento, sobre todo durante el primer trimestre, que es cuando el nivel de estrógeno aumenta rápidamente. Pero mejora durante el segundo y tercer trimestre. El reto es tratar la migraña durante el embarazo por el riesgo materno-fetal. Como reconoce Jaimes, es recomendable usar paracetamol asociado a metoclopramida. En general, no se recomiendan, en cambio, el uso de los triptanes (rizatriptán, electriptán, etc.) porque lo estudios actuales no son concluyentes, ni de los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) por sus posibles efectos adversos.

Otras medidas alejadas de los medicamentos pasan por llevar un estilo de vida regular de sueño y comidas y realizar ejercicio siempre que no esté contraindicado. En el caso de que la migraña se acentúe durante la lactancia, sí puede usarse ibuprofeno porque el organismo lo elimina relativamente rápido.

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