El paracetamol es el rey por excelencia de los analgésicos, ya que ocupa el primer puesto en la lista de fármacos más consumidos en el mundo, con un largo historial de uso para atajar el dolor agudo y crónico.
Sin embargo, en los últimos años, tal y como documenta un estudio de revisión del 'British Journal of Clinical Pharmacology', se han cuestionado sus beneficios en patologías crónicas, especialmente en las áreas de osteoartritis y dolor lumbar. Durante el mismo periodo, ha aumentado la preocupación por sus efectos adversos a largo plazo.
Y ahora llega la nueva ‘bomba de relojería’. Un nuevo estudio que se publica en 'Circulation' (la revista de la Asociación Americana del Corazón) pone contra las cuerdas al fármaco al constatar que eleva la tensión arterial en pacientes hipertensos.
En declaraciones a el Diario El Confidencial de España, David J. Webb, uno de los directores del trabajo, del Centro de Ciencia Cardiovascular en el Instituto Queen's de Investigación Médica en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), nos aclara: “Hemos demostrado con este ensayo controlado con placebo y aleatorio, el más grande realizado hasta ahora, que la ingesta regular de paracetamol aumenta la presión arterial tanto sistólica como diastólica en personas con hipertensión”.
Los antecedentes
La historia viene de atrás. Comentan en un editorial que acompaña al trabajo, que recoge la misma revista mencionada y que ha sido llevado a cabo por especialistas del Departamento de Farmacoterapia e Investigación Internacional de la Universidad de Florida, que fue hace medio siglo cuando se mostró por primera vez que aumentaba la tensión sistólica en 4 mm Hg de promedio, con relación al placebo en pacientes con hipertensión”. Los datos fueron recogidos en ‘Clinical and Experimental Hypertension’.
Más recientemente, la revista 'Archives of Internal Medicine' comentaba en un ensayo: "Dado que la frecuencia de uso de analgésicos no narcóticos se asocia de forma independiente con un aumento moderado del riesgo de hipertensión incidente y el uso generalizado de los mismos (junto con la alta prevalencia de la enfermedad), nuestros resultados pueden tener importantes implicaciones para la salud pública". Hacen referencia a un trabajo con 16.031 profesionales sanitarios varones sin antecedentes de hipertensión al inicio del mismo.
Se recogió información detallada sobre la frecuencia de uso de paracetamol, antiinflamatorios no esteroideos y aspirina al inicio del mismo y se actualizó 2 años después. Se analizó el riesgo relativo de hipertensión incidente durante 4 años de seguimiento. Demostrado: los que usaron el fármaco protagonista del artículo de 6 a 7 días por semana, en comparación con los que no lo usaron, tuvieron más riesgo relativo de hipertensión incidente.
Posteriormente, investigadores del Instituto Leeds de Reumatología y Medicina Musculoesquelética (Reino Unido) determinaban en un trabajo que "en relación con el placebo, el tratamiento con paracetamol indujo un incremento de aproximadamente 3/2 mmHg en la media de la presión arterial de 24 horas". No solo, los investigadores también aseveran que el riesgo de sufrir muerte prematura, un infarto o ictus fue hasta un 63% mayor en los usuarios asiduos al fármaco. Los investigadores analizaron 8 estudios con 666.000 pacientes que habían usado paracetamol a diario en los últimos 14 años, para tratar artritis y dolor de espalda, y compararon sus resultados con personas que no tomaban o utilizaban poco el medicamento.
Los nuevos datos
El nuevo trabajo recalca que el paracetamol a menudo se ha indicado por considerarse como una alternativa más segura a otra clase de analgésicos llamados medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que se sabe que aumentan la presión arterial y el riesgo de enfermedad cardiaca. En él a 110 pacientes con antecedentes de presión arterial alta se les recetó un gramo de paracetamol cuatro veces al día, una dosis prescrita de forma rutinaria en pacientes con dolor crónico, o un placebo equivalente durante dos semanas. Todos recibieron ambos tratamientos, con el orden aleatorizado y ciego.
Los que tomaron el fármaco experimentaron un aumento significativo en su presión arterial, en comparación con los que ingirieron la sustancia inactiva. Este aumento fue similar al observado con los AINE, y se podría esperar que eleve el riesgo de enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular en alrededor de un 20%.
Revisión de la prescripción
El equipo de investigación defiende que los hallazgos deberían conducir a una revisión de las prescripciones de paracetamol a largo plazo para los pacientes, en particular aquellos con presión arterial alta o con un riesgo particular de enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular. Máxime si se tiene en cuenta que solo en España el 42,6% de la población adulta padece hipertensión y el 37,4% de los afectados está sin diagnosticar, según el estudio
Para el profesor Webb es importante señalar que "ya sabemos que el fármaco puesto en entredicho se prescribe ampliamente para el tratamiento de personas con dolor crónico, pero tiene un valor/eficacia limitados. También sabemos que existe una relación continua establecida entre la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, por lo que este aumento de los niveles tensionales observado tiene el potencial de contribuir a una elevación de la morbilidad y mortalidad cardiovascular". Por estas razones, agrega, "se debe tener precaución al prescribirlo, particularmente en aquellos con mayor riesgo de ictus e infarto y se tienen que considerar las oportunidades para suspenderlo o reducir la dosis". Recuerda el Dr. Iain MacIntyre, coautor del trabajo: "No se trata del uso a corto plazo de paracetamol para los dolores de cabeza o la fiebre, lo cual, por supuesto, está bien, pero indica uno recién descubierto para las personas que lo toman regularmente a largo plazo, generalmente para el dolor crónico".
El debate
En este sentido, la Dra. Esther Merino Lanza, cardióloga del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, documenta: “Los cardiólogos solemos recomendar como analgésico el paracetamol porque hemos detectado que muchas personas utilizaban antiinflamatorios para el dolor cuando solo necesitaban analgesia y habíamos detectado que los AINE, como el ibuprofeno, que es muy común, provocaba subidas de la tensión”.
E insiste: “De hecho, tenemos ejemplos de pacientes que por dolor articular tomaban AINE y que acudían a urgencias con crisis hipertensivas y que al quitar el antiinflamatorio se normalizaba la tensión. Con el paracetamol no habíamos observado este efecto aún”. Para el doctor Webb, “tanto el paracetamol como el ibuprofeno funcionan al afectar el metabolismo de las prostaglandinas y ahora sabemos que ambos aumentan la presión arterial. Es probable que ambos lo hagan a través de un mecanismo relacionado con las prostaglandinas, pero no lo sabemos con certeza”. En el nuevo trabajo también se apunta a que parece que el analgésico puesto en el punto de mira también eleva la tensión en personas sanas. "Sin embargo, el estudio se ha realizado en pocas personas y durante un seguimiento muy corto. Habría que estudiarlo más”, recuerda la doctora Lanza. “De todos modos, hay que tener en cuenta que el paracetamol, como cualquier otro fármaco, no es inocuo y tiene sus efectos secundarios. Se debe utilizar la menor dosis que consiga el efecto terapéutico que buscamos y durante el menor tiempo posible”.
En este sentido, el profesor James Dear, profesor de farmacología clínica de la Universidad de Edimburgo, asevera: "Este estudio muestra claramente que los médicos y los pacientes juntos deben considerar los riesgos frente a los beneficios de la prescripción de paracetamol a largo plazo, especialmente en pacientes con riesgo de enfermedad cardiovascular". Algo que defiende también la especialista española: “Es frecuente que se banalice la ingesta de paracetamol y se sobrepase la dosificación y el tiempo de las terapias. Está bien revisar el uso de fármacos que son muy consumidos y que tienen presentaciones de acceso libre para el público. También puede provocar problemas hepáticos por una alta ingesta crónica a dosis altas". Y añade: "Nunca la prescripción de un fármaco es para siempre. Hay que revisarlas. Es frecuente que a personas que, por ejemplo, tienen dolor de menisco se les recete paracetamol, pero que con el paso del tiempo ya no lo necesiten. Si no se revisa la prescripción, puede que sigan consumiéndolo sin necesitarlo”
Fuente: Diario El Confidencial / España