Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) revirtieron este martes su decisión de hace dos meses y han vuelto a pedir el uso de la mascarilla en espacios cerrados incluso para los vacunados, como consecuencia del aumento de casos de covid-19 que está sumando la variante delta.
Citando nueva información sobre la capacidad de la variante delta de propagarse entre las personas vacunadas, los CDC también recomendaron el uso bajo techo de mascarillas para todos los maestros, personal, estudiantes y visitantes de las escuelas, independientemente de su estado de vacunación.
"Llevar mascarilla va a tener que ser parte de la vida de las personas que ya han sido vacunadas", dijo la directora de los CDC, Rochelle Walensky, en una rueda de prensa telefónica.
Fue apenas el 13 de mayo cuando los CDC explicaban en una guía que las personas completamente vacunadas no necesitaban usar mascarillas en espacios cerrados o abiertos por la protección que daban las vacunas. Para aquel momento, las infecciones por covid-19 iban en descenso y la variante delta, mucho más contagiosa, no había causado tantos problemas como ahora.
Pero la situación ha cambiado sustancialmente. Estados Unidos tiene un promedio de más de 57,000 contagios y 24,000 hospitalizaciones por día. En ciudades como Los Ángeles y San Luis se ha vuelto a requerir el uso de mascarillas en interiores debido a un aumento en los casos y las hospitalizaciones por covid-19.
Walensky aseguró que le había "pesado mucho" tener que cambiar las recomendaciones. Pero hubo necesidad de hacerlo tras revisar nuevos estudios "preocupantes", que indican que "en casos excepcionales, algunas de las personas vacunadas e infectadas con la variante delta pueden ser contagiosas".
La semana pasada, los CDC explicaron que esta variante era responsable de más del 83% de los nuevos casos de covid-19. En su cuenta de Twitter, Walensky destacó que la variante se expande "con increíble eficiencia" y que es "mucho más agresiva y transmisible que las cepas anteriores que circularon".
Robert Wachter, jefe del Departamento de Medicina de la Universidad de California, en San Francisco, es de quienes cree que la decisión de los CDC en mayo fue "razonable" en aquel momento, con un repunte de personas vacunándose, el número de enfermos cayendo y una aparente vuelta a la normalidad, dijo al diario The Washington Post. "Nadie quiere retroceder pero tienes que lidiar con los hechos en el terreno, y los hechos son que estamos atravesando tiempos aterradores y que hay mucha gente vulnerable". Para él, el mayor error cometido es "no haber anticipado que 30% del país elegiría no vacunarse".
Según fuentes citadas por el Post, el lunes por la tarde funcionarios debatían la nueva guía sobre el uso de la mascarilla con los nuevos datos de los CDC que mostraban que las personas vacunadas e infectadas con la variante delta tienen cargas virales de la enfermedad similares a las de aquellos que no se han vacunado, lo que puede llevarlos potencialmente a contagiar a otras personas aunque no presenten síntomas de la enfermedad. Eso encendió las alarmas.
El diario cuenta que hay empleados de la salud con altos cargos frustrados por la lentitud de los CDC en avanzar hacia nuevos lineamientos sobre el uso de las mascarillas que pudieran frenar el impacto "sustancial" que va causando delta.
El médico en enfermedades infecciosas de la Universidad de Nebraska, James Lawler, dijo al diario que la gente "no se da cuenta de lo mala que es la variante delta". Explicó que su ritmo de contagio en aquellos estados con poca vacunación y sin medidas de mitigación es similar al que se vio en el otoño.
Aunque demócratas y republicanos están insistiendo en la urgencia de la vacunación contra el covid-19, en estados del sur muchos de sus residentes siguen sin inmunizarse y se niegan a usar las mascarillas. El resultado es que la variante ha ido hallando espacios entre aquellos que se han negado a la inmunización en mayor medida, pero también entre los vacunados en un número muy bajo en relación con la población vacunada. Rochelle Walensky, directora de los CDC, ha enfatizado que en este momento se vive "la pandemia de los no vacunados".
Pero mostrar las cifras de muertos, hospitalizaciones y enfermos en ascenso no ha sido suficiente en algunos casos. En Alabama, uno de los estados con menor tasa de vacunación, solo 3 de cada 10 se han vacunado. Su gobernadora, Kay Ivey, ha asegurado que ya no sabe qué hacer para promover la vacunación. Y la consecuencia es que casi 100% de los nuevos casos, hospitalizaciones y muertes ocurren en personas no vacunadas.
Por el inesperado avance de la variante delta, algunos condados en Estados Unidos han decidido volver a exigir el uso de la mascarilla, como Los Ángeles, que se convirtió en el primero en reinstaurar la medida poco después de haberla revertido.
Fuente: Univisión