En la Nanyang Technological University de Singapur ha descubierto una manera de reconvertir material de desecho orgánico en un compuesto que ayudará a que el cuerpo humano repare por sí mismo huesos gravemente dañados o con defectos causados por la edad.
El profesor Matthew Hu Xiao — co-autor del estudio y director del centro de materiales y química medioambiental del instituto de investigación medioambiental de Singapur — asegura que el compuesto también ayudará al bienestar de las comunidades donde hay piscifactorías y a la salud del planeta en general. Reciclar todo ese material de desecho, ahorraría millones a la industria y ayudaría a mantener limpias las aguas de la zona.
El compuesto está formado por dos materiales obtenidos en dos procesos diferentes. El primero se extrae de la rana toro americana. Primero eliminan las impurezas de las pieles y después las transforman en una pasta gruesa que luego mezclan con agua.
De ese engrudo se extrae tropocolágeno de tipo 1. El equipo afirma en su estudio que fueron capaces de obtener el 70% del colágeno de la piel de rana. Según el co-autor del estudio y profesor asistente Dalton Tay, esto es un récord de aprovechamiento nunca antes publicado que además lo hace viable para su fabricación industrial a bajo coste.
El segundo material se obtiene mediante un proceso de calcinación de las escamas de los peces cabeza de serpiente. Esta calcinación elimina toda el material órganico. Después de secar al aire el resultado, se obtiene hidroxiapatita. Tanto el colágeno de las ranas como la hidroxiapatita de las escamas son predominantes en los huesos humanos.
Estos dos materiales, afirman, ofrecen una estructura fuerte, así como propiedades que facilitan que las células humanas se adhieran de forma natural. Estos dos materiales se combinan en el compuesto final, que luego se introduce en un molde poroso tridimensional. El resultado se inserta en el paciente para que el organismo lo utilice como un andamio sobre el que construir hueso natural.
Según sus estudios preliminares, el material no debería ocasionar rechazos ni inflamación en el cuerpo humano. Además, el material desaparecería con el tiempo, reemplazado totalmente por estructura ósea natural.
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