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Dormir mal en la adolescencia aumenta las probabilidades de padecer depresión o ansiedad

Puede ser un primer plano de niños e interior

En muchos hogares es común que los adolescentes tiendan a dormir más de la cuenta. Muchos padres se preguntan si sería mejor despertarlos temprano porque incluso les molesta ver como los jóvenes pueden despertar hasta medio día en muchos casos. La respuesta es que no es mala idea dejarlos dormir pues el buen sueño en esas edades sería bueno para la salud mental en su futuro.

En un estudio publicado en 2020 , Faith Orchard, psicóloga de la Universidad de Sussex, examinó los datos de un gran grupo de adolescentes a los que se había seguido desde los 15 a los 24 años. Aquellos que informaron haber dormido mal a los 15 años tenían depresión o ansiedad en ese momento o más probabilidades que sus compañeros de experimentarlas o haberlas experimentado cuando tenían 17, 21 o 24 años de edad. 

También con los adultos, los problemas del sueño pueden ser un factor de predicción de depresión futura. Un metaanálisis de 34 estudios, que siguieron a 150.000 personas durante un período de entre tres meses y 34 años, descubrió que si las personas tenían problemas para dormir, su riesgo relativo de sufrir depresión más adelante en la vida se duplicaba, según informa 'BBC'. Por supuesto, no significa que todas las personas que alguna vez han sufrido insomnio vayan a desarrollar depresión más adelante. La mayoría no lo hará, pues lo último que necesitan las personas que no pueden dormir es encima la preocupación por lo que les pueda pasar en el futuro.

Pero no es un secreto que en algunos casos la falta de sueño puede contribuir a una mala salud mental. Y de hecho, en muchas ocasiones, la depresión parece íntimamente relacionada con dormir mal. Algunos investigadores llevan tiempo analizando la relación entre los trastornos del sueño y otros problemas de salud mental, y el neurocientífico de Oxford, Russell Foster, ha descubierto que no solo hay un vínculo con la depresión, también que la alteración de los ritmos circadianos, el ciclo natural de sueño y vigilia, no es infrecuente entre las personas con trastorno bipolar o esquizofrenia.

La compleja relación entre depresión e insomnio se ve reforzada pro el hallazgo de que, en algunas ocasiones, aunque se trate la primera de forma satisfactoria y se consiga curar, no siempre significa que termine el segundo, lo que indica que deberían haberse tratado por separado. Pero es probable que el insomnio y los problemas de salud mental se retroalimenten, empeorando ambos. Estás angustiado y no puedes dormir; no puede dormir, por lo que está más angustiado, y así sucesivamente, en un ciclo sin fin. También es posible que la falta de sueño no sea tanto una causa de depresión posterior, sino más bien una señal de advertencia temprana.

Si es así, entonces es necesario tomarse en serio los problemas de sueño, especialmente en jóvenes. Un reciente estudio descubrió, por ejemplo, que la terapia cognitivo conductual digital para estudiantes con insomnio no solo los ayudaba a dormir, sino que redujo la aparición de alucinaciones y paranoia, síntomas de psicosis. 

La pregunta del millón es si las intervenciones para dormir podrían incluso prevenir problemas de salud mental en el futuro. Para responder a esto, se necesitarían ensayos a largo plazo a gran escala. Mientras tanto, la teoría nos la conocemos y existen varios trucos para intentar dormir mejor: hacer ejercicio, evitar la cafeína, mantener bien climatizada la habitación, dejar las pantallas a un lado o hacer meditación. Y deje dormir a sus hijos adolescentes, que siempre será bueno.

 

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