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Declaran a Joe Biden ganador de las elecciones de Estados Unidos

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Joe Biden será el próximo presidente de Estados Unidos. Luego de un largo escrutinio que enervó al país, el político de 77 años, fue declarado ganador de las elecciones presidenciales al alcanzar la mayoría en el colegio electoral. 

Biden se lleva la victoria gracias a triunfos ajustados en cinco estados pendulares donde el presidente, Donald Trump, había conseguido una victoria hace cuatro años: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, y Arizona y Georgia

El resultado fue rechazado por Trump, quien se ha negado a conceder su derrota, y ha denunciado fraude y ha acusado a los demócratas, sin pruebas, de querer "robar" la elección. 

En un último intento por retener el poder, Trump reclamó en la Justicia la impugnación de votos por correo -un método utilizado este año mayoritariamente por los demócratas-, en los estados donde esos sufragios le jugaron en contra. Pero sus primeras demandas fueron rechazadas. Trump amenazó con llevar la disputa hasta la Corte Suprema.

El triunfo de Biden -que debe ser certificado por las autoridades estatales antes de que el colegio electoral lo proclame presidente electo- cerró una elección histórica y dramática que mantuvo en vilo al país y al mundo durante cinco días de escrutinio a cuentagotas por el aluvión de votos por correo, que fue seguido minuto a minuto por millones de personas durante una semana en la que pocos pudieron pegar un ojo o despegarse de los televisores. 

Al final, Biden se encaminaba a obtener 306 electores, la misma cantidad que consiguió Trump hace cuatro años. El estado que le otorgó la victoria fue Pensilvania, donde nació, que le permitió llegar a 273 votos electorales.

Joe Biden: "No me corresponde a mí ni a Trump declarar el ganador"  (discurso completo) | Euronews

Los demócratas tenían una idea fija desde el comienzo de la campaña electoral: reconstruir el “muro azul”, como se conoce a los estados en los que el partido ganó casi sin excepciones las elecciones presidenciales durante décadas. Tres ladrillos se cayeron de ese muro en 2016: Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Tan segura estaba Hillary Clinton de que ganaba en los tres estados del Medio Oeste —como mostraba el promedio de las encuestas—, que ni se molestó en hacer campaña en ellos. Pero, para sorpresa de todos, Trump se impuso en el trío por un margen inferior al punto porcentual. Si hubiera ganado los 46 electores que reparten, Clinton habría sido presidenta.

Por eso, Biden se propuso retener los 21 estados en los que ganó la ex secretaria de Estado y recuperar aquellos tres. Con ese objetivo en mente, los visitó en varias oportunidades y cerró la campaña en Pensilvania, que es el que reparte más electores (20). Por otro lado, es el estado en el que nació, en la ciudad de Scranton. Si bien vive en Delaware, siempre se proclamó como hijo predilecto del estado y decía ser el “tercer senador” de Pensilvania cuando representaba al vecino.

El recuento empezó muy mal para el candidato demócrata, con ventajas de Trump en los tres, que lo hicieron temer una repetición de la historia de 2016. Sin embargo, a medida que empezaron a pasar las horas y las autoridades fueron contando los votos por correo, el panorama cambió. Durante la madrugada del martes, Biden pasó al frente en Wisconsin y se confirmó su triunfo por 49,6% a 48,9 por ciento. El miércoles a la mañana, se sumó Michigan, con un margen mucho más holgado del que parecía posible un día antes: 50,6% a 47,9 por ciento. Ahora, tres días después, se confirmó con Pensilvania la reconstrucción del “muro azul”.

También este sábado se aseguró el control sobre Nevada, un estado tradicionalmente azul en el que se impuso por dos puntos. Era el único que le faltaba de los 21 que había ganado Clinton en 2016. A estos se sumó el miércoles Arizona, un estado históricamente republicano, en el que Trump había ganado claramente sus 11 electores cuatro años atrás, pero el candidato demócrata lo ganó por 49,6% a 48,9 por ciento. Y podría agregar a Georgia, otro estado rojo, en el que pasó al frente en el conteo este viernes. Sin embargo, como la diferencia en este último es inferior a 0,5%, habrá un recuento para resolver quién se queda con sus 16 electores. Si se confirmara el triunfo de Biden allí sumaría un total de 306 electores, el mismo número con el que ganó Trump en 2016.

De esta manera, el próximo 20 de enero Joseph Robinette Biden asumirá con 78 años como el segundo presidente católico en la historia de Estados Unidos, después de John F. Kennedy. Junto a él, asumirá la primera mujer vicepresidente, la abogada afroamericana, ex fiscal general de California y actual senadora Kamala Harris. Mucho se ha especulado con que, por su edad, el ex vice de Barack Obama aspiraría a un solo mandato como presidente, para después abrir paso a Harris.

Biden prometió durante su campaña que tratará de sanar las heridas y recomponer cierto consenso social en una sociedad muy dividida por el estilo de liderazgo de Trump. También hacia el exterior, expuso su intención de retomar una diplomacia más clásica y recomponer relaciones con organismos multilaterales con los que el presidente republicano tomó distancia.

Biden no será un extraño en la Casa Blanca, mucho menos en Washington DC: el demócrata fue vicepresidente de Obama durante sus dos términos, 2008-2012 y 2012-2016, y desde 1972, cuando llegó al Senado para representar a Delaware, ha sido parte del paisaje de la ciudad.

Biden llega a la presidencia después de tres intentos infructuosos en las primarias demócratas: 1984, 1988 y el mismo 2008 en que se sumó a la fórmula de Obama para ayudar a compensar la imagen del candidato, un senador joven y enérgico de Illinois con escasa experiencia política.

En cualquier caso, aquel 2008 Biden hizo un aporte extra a la candidatura de Obama, quien pareció devolverle el favor durante la última campaña —"el mejor vicepresidente que hubo en los Estados Unidos", lo llamó— : le llevó un poco de calle, un tono y una personalidad que conectara con el trabajador de salario mínimo que hacía falta convencer de que votara. Biden creció en una ciudad obrera, Scranton, en el noreste de Pensilvania, donde su padre trabajaba en dos puestos: limpiaba calderas y vendía autos usados.

En 1972, cuando iba a comenzar el primero de sus seis términos por Delaware en el Senado, su esposa, Neilia Hunter, y su hija bebé, Naomi, murieron en un accidente de automóvil, mientras que sus dos hijos varones, Beau y Hunter, resultaron heridos de gravedad. Una foto histórica ha recorrido los medios en las últimas semanas: a los 29 años, el senador más joven que se hubiera elegido juró su banca en el hospital donde cuidaba a los pequeños sobrevivientes de lo que había sido su familia.

Desde entonces se lo conoció como el senador con más horas-tren de la cámara: todos los días viajaba de ida y de vuelta entre Wilmington y Washington DC para poder estar con sus hijos, llevarlos a la escuela a la mañana y acostarlos en sus camas a la noche. Durante cinco años los crió solo, con la ayuda de su hermana Valerie y otros familiares; al cabo de ese tiempo, y luego de un noviazgo no muy largo, se casó con su actual esposa, Jill Biden, una profesora de educación terciaria, con quien tuvo otra hija, Ashley, en 1981.

Trump se convierte así en el segundo presidente republicano en las últimas tres décadas en gobernar el país por un solo mandato. El anterior fue George H. W. Bush que perdió en su postulación a la reelección en 1992 contra Bill Clinton.

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