La arqueología tantea una nueva era tecnológica para su historia: Lidar, el sistema láser que permite escanear territorios a gran escala sin que la vegetación entorpezca la investigación, ya fue clave en recientes prospecciones en Camboya.
Ahora, en la frontera de México con Guatemala, el método "ha permitido completar en tres años el trabajo que normalmente hubiese llevado tres décadas", según los responsables de una campaña muy reveladora sobre los orígenes de la civilización maya que hoy ha sido divulgada por la revista Nature. La imagen romántica del arqueólogo que atraviesa una selva con un machete ya es anacrónica: un dron o un aeroplano pueden barrer el terreno, reconocer el subsuelo y localizar el punto exacto en el que hay que investigar.
En Tabasco, México, la nueva técnica ha dado un vuelco en el conocimiento de la civilización maya. Un poco de contexto: de los mayas tenemos la imagen de una sociedad militarizada, marcada por la política y fragmentada en varios reinos, cuyas luchas de poder eran el tema central de su Historia. Los mayas (que nunca se llamaron a sí mismos así, porque carecían de un sentido de comunidad) eran una especie de Esparta mesoamericana, altamente creativa y jerarquizada pero con tendencia al conflicto interno.
Eso es lo que había estudiado hasta ahora la Historia, concentrada en 12 ciudades-corte que rivalizaron por el dominio. En cambio, poco se sabía del traspaís maya, de la manera en que la civilización ocupaba su territorio. Por eso es innovador el trabajo de Takeshi Inomata y Daniela Triadan, investigadores de la Universidad de Arizona, que han hallado en la localidad mexicana de Aguada Caliente (en la esquina de la frontera del estado de Tabasco con el departamento de Tepén, en Guatemala) una enorme estructura sagrada que interpretan como la obra de una sociedad más igualitaria de lo que pensamos.
El sistema Lidar permitió que el equipo de Inomata y Triadan hallara trazas rectas en medio de una gran llanura cultivada en la actualidad y que no había tenido especial relevancia arqueológica hasta ahora. Las líneas rectas eran, obviamente la señal de una ocupación humana del territorio.
Lo que no se podía imaginar era la escala del hallazgo. Lo que Inomata y Triadan han encontrado es una gran plataforma de 1.400 metros en el eje norte-sur y 400 metros en dirección este- oeste, con una estructura piramidal de arcilla y tierra de 15 metros de altura en el lado oeste y nueve calles en su interior. La plataforma está datada en torno al año 950 antes de Cristo, en el límite del periodo preclásico de la civilización maya, lo que hace más sobresaliente el hallazgo: Aguada Fénix es la estructura maya más grande y una de las más antiguas.
¿Qué significa un hallazgo así? "Hay una cuestión abierta importante sobre los mayas: su origen", explica Inomata a EL MUNDO. "Sobre todo, su relación con la civilización olmeca. La teoría tradicional dice que los mayas se desarrollaron poco a poco; nuestro trabajo en cambio, habla de un crecimiento mucho más rápido. También demostramos que los mayas intercambiaban conocimientos con la cultura olmeca de San Lorenzo y con comunidades que estaban aún más lejos y eso se ve en la forma de construir la plataforma. Creemos que ese intercambio fue clave en el desarrollo de su civilización".
Hasta ahora, se pensaba que la civilización maya se desarrolló muy lentamente, entre los años 1.000 y 350 antes de Cristo, a medida que sus miembros aprendieron a dominar el cultivo del maíz y la cerámica. Aguada Fénix contradice esa teoría y lleva a pensar que los mayas ya disponían de espacios sacramentales (relacionados con la observación astronómica) y de arquitectura muy sofisticada antes incluso de tener ciudades políticamente complejas. La influencia de los olmeca, ubicados 200 kilómetros al oeste del territorio maya, se hace ahora más trascendente de lo que se pensaba.
Hay un detalle más que es trascendente: en Aguada Fénix no hay representaciones ornamentales del poder, algo que sí ocurre en los observatorios de los olmeca de esa época, como el de San Lorenzo, con sus grandes cabezas de piedra. Eso lleva a pensar que la civilización maya fue en su origen una cultura menos jerarquizada y rígida de lo que solemos pensar, más igualitaria.
"En periodos más reciente de la civilización, hubo gobernantes muy poderosos y sistemas administrativos que decidían lo que las personas debían hacer. Pero este yacimiento es anterior y no muestra evidencias de que existieran élites gobernantes. Más bien parece el resultado de un trabajo comunitario". dice Inomata.
Su trabajo en la región se dirigirá, en adelante, a la exploración de las zonas residenciales de los mayas que construyeron la plataforma, con el propósito de ahondar en el conocimiento de esa sociedad supuestamente igualitaria y permeable a las infuencias externas.
Fuente: El Mundo
MÁS INFORMACIÓN