Tras un Cónclave de dos días, desde la chimenea del Vaticano salió la fumata blanca que determinó la elección de un nuevo Papa.
Su nombre es Robert Prevost, un estadounidense con nacionalidad peruana, que llevará el nombre de León XIV. Además, tiene una relación particular con el deporte.
“Me considero un tenista aficionado”, declaró en una entrevista hace algunos años atrás. Y añadió: “Desde que salí de Perú, he tenido pocas oportunidades de practicar, así que estoy deseando volver a la cancha”.
Ahora es muy poco probable que su deseo se cumpla, ya que será prácticamente imposible verlo en una cancha con la raqueta en la mano con todas las obligaciones que conlleva ser Sumo Pontífice.
Si de fútbol hablamos, no hay indicios claros que demuestren su fanatismo hacia el deporte más importante del mundo, como sí lo tenía su antecesor. Medios peruanos comenzaron un debate sobre el cuadro del que es hincha, instalando una disputa entre Alianza Lima, uno de los más grandes del país, y Juan Aurich, equipo con sede en Chiclayo, donde se asentó Prevost durante más de 20 años. Mientras que en Estados Unidos dicen que simpatiza por Chicago Fire, el equipo de su ciudad natal.