BUSCAR EN EVERGOL

“Pedro Páramo” es una novela escrita por el mexicano Juan Rulfo, publicada en 1955, que ahora tendrá una nueva adaptación en una nueva película, dirigida por Rodrigo Prieto, para la plataforma de streaming Netflix.

¿De qué trata?

La novela de Rulfo, narra el viaje de Juan Preciado, un joven que llega al pueblo de Comala en busca de su padre, a quien nunca ha conocido.

Juan se adentra en un lugar que pronto revela su verdadera naturaleza: un pueblo fantasma. El protagonista pronto descubre que Comala es un reflejo de la opresión ejercida durante décadas por Pedro Páramo, su padre, un cacique despiadado cuyo dominio sobre el pueblo fue destructivo.

A medida que Juan explora este lugar, se enfrenta a los recuerdos de los habitantes, quienes parecen atrapados entre la vida y la muerte. La obsesión de Pedro Páramo por Susana San Juan, una mujer que nunca pudo corresponderle, es algo fundamental dentro de la historia.

Fecha de estreno: La película llega a Netflix el 6 de noviembre.

Juan Rulfo cuenta cómo nació Pedro Páramo:

En mayo de 1954 compré un cuaderno escolar y apunté el primer capítulo de una novela que, durante muchos años, había ido tomando forma en mi cabeza. Sentí por fin haber encontrado el tono y la atmósfera tan buscada para el libro que pensé tanto tiempo. Ignoro todavía de dónde salieron las intuiciones a las que debo "Pedro Páramo". Fue como si alguien me lo dictara. De pronto, a media calle, se me ocurría una idea y la anotaba en papelitos verdes y azules.

Al llegar a casa después de mi trabajo en el departamento de publicidad de la Goodrich, pasaba mis apuntes al cuaderno. Escribía a mano, con pluma fuente Sheaffers y en tinta verde. Dejaba párrafos a la mitad, de modo que pudiera dejar un rescoldo o encontrar el hilo pendiente del pensamiento al día siguiente. En cuatro meses, de abril a agosto de 1954, reuní trescientas páginas. Conforme pasaba a máquina el original destruía las hojas manuscritas.

Llegué a hacer otras tres versiones que consistieron en reducir a la mitad aquellas trescientas páginas. Eliminé toda divagación y borré completamente las intromisiones del autor. Arnaldo Orfilame urgía a entregarle el libro. Yo estaba confuso e indeciso. En las sesiones del Centro Mexicano de Escritores Arreola, Chumacero, la señora Shedd y Xirau me decían:

-Vas muy bien.

Miguel Guardia encontraba en el manuscrito sólo un montón de escenas deshilvanadas.

Ricardo Garibay, siempre vehemente, golpeaba la mesa para insistir en que mi libro era una porqueria.

Coincidieron con él algunos jóvenes escritores invitados a nuestras sesiones. Por ejemplo, el poeta guatemalteco Otto Raúl González. me aconsejó leer novelas antes de sentarme a escribir una. Leer novelas es lo que había hecho toda mi vida. Otros encontraban mis páginas “muy faulknerianas", pero en aquel entonces yo aún no leía a Faulkner.

No tengo nada que reprocharles a mis críticos.

Era difícil aceptar una novela que se presentaba, con apariencia realista, como la historia de un cacique y en verdad es el relato de un pueblo: una aldea muerta en donde todos están muertos, incluso el narrador, y sus calles y campos son recorridos únicamente por las ánimas y los ecos capaces de fluir sin límites en el tiempo y en el espacio.

El manuscrito se llamó sucesivamente "Los murmullos" y "Una estrella junto a la luna". Al fin, en septiembre de 1954, fue entregado al Fondo de Cultura Económica y se tituló:

"Pedro Páramo".

En marzo de 1955 apareció en una edición de dos mil ejemplares. Archibaldo Burns hizo la primera reseña, negativa, en "México en la cultura", el gran suplemento que dirigía en aquellos años Fernando Benítez, con el título de "Pedro Páramo o la unción y la gallina”, que jamás supe qué diantres significaba.

En la "Revista de la Universidad” el propio Alí Chumacero comentó que a "Pedro Páramo" le faltaba un núcleo al que concurrieran todas las escenas. Pensé que era algo injusto, pues lo primero que trabajé fue la estructura, y le dije a mi querido amigo Ali: Eres el jefe de producción del Fondo y escribes que el libro no es bueno". Alí me contestó:

"No te preocupes, de todos modos no se venderá" Y así fue: unos mil ejemplares tardaron en venderse cuatro años. El resto se agotó regalándolos a quienes me los pedía.

Pasé los dos años siguientes en Veracruz, en la Comisión de Papaloapan. Al volver me encontré con artículos como los de Carlos Blanco Aguinaga, Carlos Fuentes y Octavio Paz, y supe que Mariana Frenk estaba traduciendo "Pedro Páramo" al alemán, Lysander Kemp al inglés, Roger Lescot al francés y Jean Lechner al holandés.

Cuando escribía en mi departamento de Nazas 84, en un edificio donde habitaba también el pintor Pedro Coronel y la poetisa Eunice Odio, no me imaginaba que treinta años después el producto de mis obsesiones sería leído incluso en turco, en griego, en chino y en ucraniano. El mérito no es mío.

Cuando escribí "Pedro Páramo" sólo pensé en salir de una gran ansiedad. Porque para escribir se sufre en serio.

En lo más íntimo, “Pedro Páramo" nació de una imagen y fue la búsqueda de un ideal que llamé Susana San Juan. Susana San Juan no existió nunca: fue pensada a partir de una muchachita a la que conocí brevemente cuando yo tenía trece años. Ella nunca lo supo y no hemos vuelto a encontrarnos en lo que llevo de vida.

© 2017 Un Equipo Adelante, San Rafael de Alajuela, Comercial Udesa Sport. Todos los derechos reservados Los derechos de propiedad intelectual del web everardoherrera.com, su código fuente, diseño, estructura de navegación, bases de datos y los distintos elementos en él contenidos son titularidad de Un Equipo Adelante a quien corresponde el ejercicio exclusivo de los derechos de explotación de los mismos en cualquier forma y, en especial, los derechos de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación. El acceso y utilización del sitio web everardoherrera.com que Un Equipo Adelante pone gratuitamente a disposición de los usuarios implica su aceptación sin reservas.