El colesterol malo puede producir una peligrosa acumulación de colesterol y otros depósitos en las paredes de las arterias (ateroesclerosis), reduciendo el flujo sanguíneo a través de las arterias, lo que puede provocar complicaciones tales como dolor en el pecho, ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.
Recomendación alimenticia de la Universidad de Harvard
Avena: es reconocida por su alto contenido en fibra soluble, que ayuda a reducir la absorción de colesterol en el torrente sanguíneo. Incorporar avena en el desayuno, ya sea en forma de copos o como ingrediente principal en batidos y bebidas vegetales, es una forma eficaz de comenzar el día protegiendo tu corazón.
Legumbres: los frijoles, lentejas y garbanzos, son otra fuente excelente de fibra soluble. Estudios de Harvard demostraron que incorporar legumbres en la dieta puede reducir el colesterol LDL en un promedio de 8 puntos. Son versátiles en la cocina, pudiendo ser parte de ensaladas, sopas y platos principales.
Frutas y verduras: Ricas en esteroles y estanoles vegetales, las frutas y verduras juegan un papel crucial en la reducción del colesterol LDL. Estos compuestos naturales ayudan a bloquear la absorción del colesterol en el intestino, reduciendo los niveles en hasta un 10%. Una dieta rica en una variedad de frutas y verduras es esencial para la salud cardiovascular.
Pescado graso: el salmón, la caballa y el arenque, es una excelente fuente de ácidos grasos omega-3. Estos nutrientes no solo ayudan a reducir los niveles de triglicéridos en la sangre, sino que también contribuyen a la salud del corazón al prevenir arritmias cardíacas. Incorporar pescado graso en la dieta dos veces por semana puede ofrecer beneficios significativos para aquellos con alto colesterol.
Aceites vegetales: aceites como el de oliva, canola y girasol contienen grasas insaturadas que pueden ayudar a reducir el colesterol total y LDL.