Después de que el éxito de Barbie y Oppenheimer en 2023 nos hiciera creer que había nacido una nueva era cinematográfica que daría cobijo a la originalidad en el blockbuster, parece que todo fue un triste espejismo.
Por lo menos así lo reflejan los últimos resultados de taquilla donde ni siquiera el rey de la ‘Ken-manía’pudo convocar a las masas con su nueva producción, Profesión peligro, ni tampoco Anya Taylor-Joy con una cinta tan esperada como Furiosa o Ryan Reynolds con If.
Las cifras son tan desalentadoras que parece que a la industria de Hollywood solo le queda una vieja táctica para salir airosa en los próximos meses.
Para comprender la debacle es necesario exponer las cifras. Por ejemplo, a pesar de los aplausos y buenas críticas, Furiosa apenas consiguió $68.1 millones en su primer fin de semana a nivel mundial, siendo un debut decepcionante para el estudio al haber invertido un presupuesto de $168 millones -sin contar costos de marketing- y protagonizar el fin de semana largo del Memorial Day más bajo desde 1995 (Deadline).
Semanas antes, Profesión peligro también se quedaba corta, debutando por debajo de las proyecciones estimadas hasta acumular $146.7 millones en todo el mundo. ¿El problema? Según publicó Screen Rant costó unos $125 millones en producirse, necesitando recaudar el doble para ser rentable, pero ya está disponible en servicios streaming. If, la aventura familiar con Ryan Reynolds, lleva $106 millones recaudados cuando costó $110 millones (Deadline).
Cabe destacar que todas ellas obtuvieron el aplauso de la crítica y puntos positivos en Cinemascore. Como Barbie y Oppenheimer. Sin embargo, a diferencia de 2023, el público no ha respondido llenando las salas de cine y, en cambio, una película animada de media tinta como Garfield lidera en rentabilidad al haber recaudado $100 millones bajo un presupuesto de $60 (Variety).
En otras palabras, Hollywood está en problemas.
Si las apuestas más costosas del año no consiguen recuperar lo invertido, sobre todo después de las pérdidas sufridas con la huelga de actores y guionistas, entonces necesitan una estrategia urgente. Las cosas pintan tan mal que, según The Hollywood Reporter, el nuevo mantra de los estudios y dueños de salas de cine es ‘Solo sobrevivamos hasta ‘25’.
Ante semejante panorama, ahora la esperanza parece ser una sola.
Hollywood vuelve a la vieja táctica
Justo cuando creíamos que el fenómeno Barbenheimer había despertado la nueva fiebre por las historias frescas, en realidad, podrían haber sido casos puntuales consecuencia del éxito de Margot Robbie y el efecto nostalgia, la buena relación que tiene Christopher Nolan con el público a través de su oferta de ‘experiencias’ cinematográficas, así como las efectivas campañas de marketing. Porque, meses más tarde, las apuestas originales no están dando el mismo resultado.
Por ejemplo, los resultados de la precuela de Mad Max serían tan estrepitosos para Warner Bros. que ya circulan rumores que apuntan al fin de la saga cuando George Miller pensaba continuar la historia de Furiosa con otra entrega, que iba a titularse Mad Max: The Wasteland.
Entonces, ¿qué le queda a Hollywood para repuntar esta temporada? Apostar por las secuelas. Una táctica anticuada pero con frecuencia efectiva que, en 2024, podría convertirse en el salvavidas de la taquilla. Prueba de ello es que El Planeta de los Simios: Nuevo Reino, la cuarta entrega del reboot iniciado en 2011, se ha convertido en la séptima película más taquillera de 2024 con $304 millones recaudados bajo un presupuesto de $160 millones y sin estrellas de Hollywood liderando el reparto.
Ahora parece que la meca del cine tiene sus ojos puestos en varias secuelas que podrían ayudar a levantar los números rojos. Por ejemplo, el mes de junio pisaría fuerte con Bad Boys: Hasta la muerte con estreno previsto para el 6, la cuarta entrega de la saga protagonizada por Will Smith y Martin Lawrence; seguida por la secuela de Pixar de IntensaMente 2 el 14 de junio y Mi villano favorito 4 el 27 de junio.
Más tarde llegaría Tornados, la secuela-reboot del éxito del cine catástrofe de 1996, el 19 de julio y Deadpool & Wolverine el 25 de julio, para entonces poner la guinda el 6 de septiembre con la esperadísima Beetlejuice Beetlejuice, la secuela del clásico de Tim Burton que llega 36 años más tarde.
Es decir, secuelas de títulos populares que podrían energizar el mercado y ayudar a las producciones que lleguen a continuación, provocando un efecto dominó que incentive la pasión por visitar las salas de cine sin que los servicios streaming vuelvan a monopolizar el negocio como en pandemia.
Ya ni siquiera se trata de conseguir nuevos récords o superar las cifras de 2023 (el año pasado entre Barbenheimer y la polémica Sound of freedom se recaudaron 1.5 mil millones de dólares en EE. UU. solamente), sino de volver a despertar las ganas por el cine tradicional. Por ejemplo, Deadline apunta que varias fuentes asociadas a la distribución de películas proyectan unos resultados de taquilla de $8 mil millones para 2024. Es decir, mil millones menos que el año pasado.
En resumen, a Hollywood no le queda otra que apostar por las secuelas y esperar a ver qué pasa.
Fuente: Yahoo en Español - Cine54