La economía argentina está en recesión. Lleva al menos tres trimestres consecutivos de caídas, superando el criterio técnico de dos trimestres seguidos de contracción.
Con los datos de los primeros tres meses de 2024 aún sin conocerse (se difundirán en junio), no es posible responsabilizar del todo al presidente Javier Milei ―quien asumió el cargo el 10 de diciembre― por esta bajada sin final a la vista.
Pero lo que algunos economistas ya señalan —como por ejemplo Fabián Medina, docente de la carrera de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires— es la necesidad de encontrar un plan de estabilización que permita un salto en la actividad para ponerle una base al derrape, que sirva de plataforma para un despegue posterior, si es que ocurre.
"El consumo explica siete de cada 10 pesos del Producto Bruto Interno", explica Medina. "Por lo que, si ese valor no se reanima, será difícil esperar una recuperación de la actividad".
Para que la economía se reanime, sostienen algunos analistas, es preciso primero que deje de caer. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que mide mes a mes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) ―un prólogo de lo que puede arrojar el índice trimestral― ya dio cuenta de una caída de la economía del 0,5% en enero con respecto a diciembre de 2023, así como una contracción del 0,2% en febrero comparado con enero, por lo que los datos del primer trimestre seguirían la tendencia del final del año pasado.
El interrogante es ahora cuándo la economía dejará de caer y qué pasará acto seguido. Es decir, de qué manera y con qué intensidad volverá a crecer, si es que lo hace.
¿V, L o gato muerto?
Según los economistas, el comportamiento de la economía puede venir de varias formas. Cuando la economía cae sostenidamente y, en un punto, rebota con la misma intensidad, se presenta un fenómeno conocido como movimiento en V, donde cada lado de esa letra significa una caída y un alza de las variables económicas.
Cuando la actividad se contrae abruptamente y luego se mantiene inalterada en ese punto durante un tiempo prolongado, sin signos de reanimación, se conoce como un comportamiento en L, donde la base de esa letra representa el estancamiento.
Por último, se interpreta como rebote del gato muerto a una economía que cae fuertemente y luego se reanima casi imperceptiblemente, a la manera del animal que desciende desde una altura considerable y se mueve levemente tras el impacto contra la superficie.
El caso argentino
El gobierno confía en que la economía argentina se recuperará rápidamente, es decir un esquema en V, por la reanimación del salario que tendría incrementos reales en lo sucesivo, es decir, superando a la inflación, siempre según la visión del presidente Milei y la Casa Rosada.
Marzo ha registrado una fuerte baja en el consumo. Resultó una merma de 3,8% interanual, con un suave crecimiento en la medición desestacionalizada. En consecuencia, el camino para una recuperación impulsada por ese vector no parece allanado.
De inmediato, surge la consulta sobre cuáles pueden ser los resortes para apalancar a la economía y si alcanzarán para eclipsar la incidencia que tiene el consumo en el comportamiento del Producto Bruto Interno de Argentina.
"La recuperación va a tardar varios meses, hoy no hay motores. El consumo se cayó y con este tipo de cambio, tampoco hay mucho margen para las exportaciones y hay incertidumbre por la inversión", señala Alejandro Vanoli, economista y expresidente del Banco Central de la República Argentina.
Descarta un despegue de la economía como imagina el gobierno, pero deja la puerta abierta para un rebote leve, casi imperceptible.
"Con suerte, en unos meses recupere algo la inversión, algunos sectores primarios y el consumo quizá vía crédito, si se confirma la baja la inflación. No veo una recuperación en V, veo una salida tímida sobre el tercer y cuarto trimestre", agrega Vanoli. Esto podría considerarse un rebote similar al del gato muerto o una categoría nueva: "Más que V, veo un crecimiento tipo en pipa", matiza.
Algunos economistas sostienen que la caída de la economía ha tocado piso, y Argentina se encuentra en la base de la L con rumbo a una salida con una intensidad aún desconocida.
Claudio Loser, exdirector del Fondo Monetario Internacional para el Hemisferio Occidental, admite que la recesión ha sido muy fuerte y hay temor sobre las características de la posible recuperación.
"Yo no creo que sea una V, pero ya hemos llegado a la parte más baja de la recesión, ya con precios que empiezan a estabilizarse", sostiene.
Pero observa que no hay suficiente confianza todavía en que el gobierno pueda mantener este escenario. De todas maneras, estima que en los próximos meses va a poder verse algún tipo de incremento en la actividad, ayudado por la mayor productividad del campo.
"Eso haría que veamos una recuperación bastante clara en el segundo semestre, no en V, quizá una U abierta". Esta última letra, otra de las posibilidades que barajan los economistas, supone un crecimiento constante, pero menos vertiginosa que la reanimación en V.
Mariano Gorodisch, experto en finanzas y periodista de El Cronista, coincide en que la actividad va a sentir algún tipo de recuperación en los próximos meses.
"Vamos a una desaceleración de la inflación importante, por eso el Banco Central viene bajando la tasa de política monetaria, y la idea del gobierno es que los pesos no vayan al plazo fijo sino a reactivar el consumo. Es una buena noticia que puedan bajar tanto la tasa sin que suba el dólar", dice.
La duda que sigue sin resolverse es en qué condiciones será esta recuperación económica y la consistencia de ese nuevo ciclo económico.
Fuente: CCN en Español