Francoise Bettencourt es la mejor más rica del mundo, esto gracias a que posee alrededor del 33% de las acciones de L'Oréal. Sin embargo, siempre se ha caracterizado por estar lejos de la moda, lujos y exposición.
La mujer, quien es hija de Liliane y el político francés André Bettencourt, estudio Bellas Artes, aprendió a tocar piano, es amante de la escritura y ya es autora de varios libros.
Desde pequeña Francoise se opuso al estereotipo de niña rica e incluso se rebeló en contra de su familia cuando se casó con un judío, esto teniendo en cuenta que su abuelo Eugène Schueller donó dinero a movimientos pronazis y fue investigado tras la Segunda Guerra Mundial y su padre salió hacer discursos antisemitas.
Incluso Francoise tomó la decisión de educar a sus dos hijos, Jean-Victor y Nicolas, en la religión judía y ha escrito varios libros e investigaciones a las relaciones entre judíos y cristianos.
Asimismo, la mujer nunca se caracterizó por vivir rodeada de lujos y mientras sus padres vivían en una propiedad en uno de los barrios más exclusivos de París, ella y su esposo tenían su hogar en un departamento de dos plantas relativamente discreto.
"Sé que soy una privilegiada, pero, como puedes ver, no vivo en una mansión. No somos grandes coleccionistas de cuadros y, como puedes ver, no uso joyas", contó en una entrevista que concedió a Le M Magazine del diario Le Monde en su casa.
No obstante, la mujer no ha estado lejos de los escándalos, cuando en el 2007 tomó la decisión de demandar al fotógrafo François-Marie Banier, quien era amigo íntimo de su madre desde hacía 20 años y que se estaba aprovechando de Liliane para quitarle el dinero luego de la muerte de André.
Banier, 40 años menor que Liliane, quien en aquel entonces tenía 87 años, recibió regalos de ella valorados en 1.300 millones de euros, entre ellos un Picasso, un Matisse o un Mondrian, y varias pólizas de vida.
Francoise tomó la decisión de intervenir cuando los empleados de la casa de sus padres le contaron que el fotógrafo estaba buscando que su madre lo adoptará "como el hijo que nunca tuvo".
Durante el proceso legal no solo se trató el abuso del fotógrafo sobre la madre de Francoise, sino que también se describió problemas de fraude fiscal que llegaron a salpicar al presidente, Nicolas Sarkozy, el cual llegó a ser absuelto, pero llegó a darse la renuncia de su ministro de Trabajo, Eric Woert.
Ahora tras 10 años de juicio, el fotógrafo fue condenado a devolver 150 millones de euros y a pagar una multa, al tiempo que se determinó que Liliane padecía demencia, quedando bajo la tutela legal de su hija y sus dos nietos.
Francoise Benttencourt forma parte de la junta directiva de L'Oréal desde 1997 y es presidenta del holding familiar y de la fundación filantrópica de su familia, la cual promueve el progreso francés en las ciencias y las artes.
MÁS INFORMACIÓN