La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, ocupa alrededor de 2 metros cuadrados y pesa cerca de 5 kilos.
Se divide en dos capas principales (epidermis y dermis) y contribuye a mantener íntegras las estructuras del organismo, a la vez que funciona como receptor y barrera protectora contra agentes extraños. Las siguientes vitaminas son fundamentales para cuidarla:
Vitamina C
La vitamina C, que se encuentra en la dermis y epidermis, se caracteriza por su actividad antioxidante, esencial para combatir los efectos dañinos de los radicales libres y el desarrollo de células cancerosas. Además, la evidencia científica señala que es útil en la promoción de la salud cutánea, ósea y de los tejidos conectivos, ya que cumple un rol importante en la formación del colágeno.
Cómo obtenerla
Los especialistas recomiendan un consumo diario de 1.000 mg de vitamina C, aunque, por su gran presencia en suplementos y alimentos, es raro que se den casos de deficiencia de este nutriente. Puedes conseguirla consumiendo cítricos, como limones, naranjas o toronjas, vegetales de hoja verde, como brócoli y espinacas, bayas y pimientos.
Vitamina D
Una exposición regular a la luz solar ayuda a obtener vitamina D, que luego es absorbida por el hígado y los riñones para ser trasportada al resto del cuerpo, y así, crear células sanas (incluidas las cutáneas). Según los expertos, otros beneficios que tiene para piel incluyen el tratamiento de la psoriasis, la reducción de la inflamación y el control de la irritación.
Cómo obtenerla
Para aumentar tu consumo diario de vitamina D puedes exponerte aproximadamente 10 minutos a la luz solar (consulta a tu médico por antecedentes de cáncer de piel), consumir alimentos fortificados, como cereales o yogures, e incluir pescados magros, como salmón, atún y bacalao, y sus aceites, ricos en ácidos grasos Omega 3.
Vitamina E
La vitamina E cumple un rol antioxidante, específicamente cuidado la piel contra el daño provocado por los rayos solares, previniendo la inflamación y la aparición de manchas o arrugas. Normalmente, el cuerpo produce vitamina E a través del sebo, una sustancia emitida a través de los poros de la piel. En el equilibrio correcto, el sebo ayuda a mantener la piel acondicionada y evita la sequedad.
Cómo obtenerla
Si bien la vitamina E está disponible en muchos productos para el cuidado de la piel, cualquier efecto podría minimizarse con la exposición al sol, ya que el cuerpo la utiliza para protegerse. Para obtener una dosis diaria suficiente (que oscila los 15 mg) los especialistas aconsejan consumir frutos secos, como almendras o avellanadas, semillas, como las de girasol, y aceites vegetales, de trigo, girasol, maíz o soja.
Vitamina K
Es esencial para estimular el proceso de coagulación sanguínea, ayudando al organismo a sanar heridas, contusiones y áreas afectadas por cirugías. La evidencia científica también muestra que la vitamina K ayuda a tratar ciertas afecciones cutáneas, como estrías, cicatrices y manchas oscuras. Por este motivo, es común encontrarla en muchas cremas y ungüentos.
Cómo obtenerla
A partir de distintos ensayos clínicos, los científicos acordaron que el consumo diario recomendado de vitamina K oscila entre los 90 y 120 microgramos, por ello, es que su deficiencia es inusual. Puedes obtenerla incluyendo alimentos verdes en tu dieta, como espinacas, kale, repollo, lechuga o judías.
Precauciones
Recuerda que los efectos de las vitaminas están basados en ensayos clínicos generales, pero, cada piel es diferente. Si bien no hay problema al obtenerlas por los alimentos, se aconseja que antes de consumir suplementos específicos consultes con un médico, para saber si son compatibles con tu piel y si existen riesgos de efectos secundarios.
Fuente: Holadoctor.com