No hay nada malo en relajarse con un buen libro al final del día para eliminar tensiones y desconectar. Pero si agarras un lector electrónico o una tableta, lo estás haciendo mal.
Eso es lo que descubrieron Anne-Marie Chang, profesora asociada de salud bioconductual de la Universidad Estatal de Pensilvania, y sus colegas cuando compararon los lectores digitales con la palabra impresa. En un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, afirman que las personas que utilizan dispositivos electrónicos como el iPad sufren más trastornos del sueño y están más cansadas a la mañana siguiente que quienes leen libros tradicionales.
Chang, que realizó el estudio mientras trabajaba en el Hospital Brigham and Women's, diseñó el ensayo para que fuera lo más objetivo posible. Lo que Chang descubrió fue una marcada diferencia entre los patrones de sueño y el estado de alerta de cada participante en función de si leían en un lector digital o en un libro.
Cuando leían en un iPad, sus niveles nocturnos de melatonina no descendían tanto como deberían, mientras que se mantenían en los niveles esperados cuando leían en un libro. Esto provocó un retraso de una hora y media en la señal biológica del cuerpo para irse a dormir, lo que hizo que los participantes estuvieran más alerta y, por tanto, no estuvieran listos para irse a la cama.
Peor sueño con un iPad
Cuando los científicos analizaron sus patrones de sueño, descubrieron que las diferencias eran aún más profundas. Cuando los voluntarios leían en dispositivos electrónicos, tenían un sueño REM más corto, la fase en la que se consolidan los recuerdos y el cerebro se refresca, que cuando leían en libros impresos. Esto ocurría a pesar de que los voluntarios dormían la misma cantidad de tiempo, ocho horas, cada noche.
Internet y la información ubicua, que ya no está solo en los libros, en los periódicos o en la televisión, sino en cualquier aparato conectado a la Red, hace mucho más fácil que se consuman noticias y cultura. Pero no todo son ventajas.
El leer continuamente en la pantalla del móvil, de la tableta o de un ordenador también está trayendo cambios profundos a nuestro cerebro. Con las pantallas lo hacemos en diagonal, sin repasar, mirando más las palabras sueltas que las frases completas, y en general, con mucha menos atención.
Los libros de papel se recuerdan mejor
En ese aspecto, el papel tiene una ventaja evidente. Lo que está redactado negro sobre blanco se recuerda con más facilidad que aquello que vemos en una pantalla. Así lo demostró un estudio llevado a cabo por investigadores del Rakefet Ackerman Technion-Israel Institute of Technology. En él, se pidió a un grupo de personas que leyeran un texto impreso en un libro y a otro grupo, el mismo texto pero presentado en una tableta. Aquellos que tuvieron el ejemplar en sus manos recordaban muchos más detalles de la historia que los que utilizaron el sistema moderno.
Estos datos, lejos de ser anecdóticos, pueden esconder una temible realidad. Maryanne Wolf, una neurocientífica estadounidense que ha dedicado toda su vida profesional al estudio del impacto de la lectura en el cerebro humano, destaca que leer es un hábito aprendido recientemente por el ser humano. Hace solo unos siglos que los conocimientos empezaron a escribirse y a aprenderse leyendo. La lectura es un hábito que sigue siendo nuevo para nuestro cerebro, y por lo tanto, puede cambiar fácilmente… a peor. Woolf defiende que la lectura en diagonal y el no prestar atención a los textos puede implicar que seamos incapaces de leer novelas complejas o de estudiar como lo hacíamos hace tan solo 15 años.
Wolf asegura que los adultos que han estado toda la vida acostumbrados a los libros reales tienen un peor desempeño lector con las tabletas, pero que las nuevas generaciones que han crecido pegadas a los smartphones, las consolas y las tabletas serán capaces de leer mejor en estos formatos que sus mayores. Así que no hay que perder la esperanza.
Fuente: Yahoo Noticias