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Uno de los mayores impedimentos para el tratamiento de los tumores cerebrales es que son especialmente resistentes a la quimioterapia, ya que son capaces de esconderse tras la barrera hematoencefálica, un revestimiento que protege al encéfalo de moléculas dañinas.

Por desgracia, se trata de un arma de doble filo, pues también dificulta que los fármacos quimioterápicos se dirijan a las células tumorales ocultas tras esta muralla inexpugnable... o, al menos, así era. Hasta ahora.

Recientemente científicos estadounidenses lograron por primera vez en la historia que la quimioterapia penetrara en el cerebro.

Lograron traspasar la barrera hematoencefálica usando ultrasonidos, que mueven los vasos sanguíneos lo suficiente como para permitir el paso de los compuestos farmacológicos. Se trata de una técnica complicada que requiere de una precisión quirúrgica, ya que el cráneo es una barrera aún mayor que impide el paso de los ultrasonidos.

Por el momento, los médicos han logrado sortear este otro muro colocando el dispositivo ultrasónico alrededor de este hueso y utilizando las ondas ultrasónicas después de administrar la quimioterapia por vía intravenosa para dirigir el tratamiento hacia el tumor. Es un proceso costoso, que requiere mucho tiempo y es posible que haya que realizarlo varias veces, ya que los cánceres cerebrales suelen necesitar varios tratamientos de quimioterapia para erradicarse. Pero Thanh Nguyen y su equipo de ingenieros biomédicos de la Universidad de Connecticut han descubierto una solución.

 

En un nuevo estudio publicado esta semana en Science Advances, los científicos describen el desarrollo de un nuevo tipo de dispositivo de ultrasonidos biodegradable. Puede implantarse en el cerebro y utilizarse para ayudar a los fármacos a atravesar la barrera hematoencefálica, tras lo cual se disuelve sin dejar rastro. "Además, podemos utilizarlo repetidamente, lo que permite que la quimioterapia penetre en el cerebro y elimine las células tumorales", afirma Nguyen en un comunicado de prensa.

El nuevo dispositivo se basa en diseños anteriores de un ultrasonido implantable de cerámica. En su lugar, el laboratorio de Nguyen optó por fabricar su dispositivo con una versión especialmente diseñada de glicina cristalizada (un componente proteínico habitual en el organismo) capaz de descomponerse en seis semanas.

El nuevo dispositivo de ultrasonidos se probó en ratones con cáncer cerebral tratados con un fármaco de quimioterapia llamado paclitaxel o PTX. El ultrasonido con glicina permitió con éxito que el PTX sorteara la barrera hematoencefálica, provocara la reducción del tumor cerebral y les permitiera vivir el doble de tiempo de lo que habrían vivido de otro modo. El dispositivo, incluso después de degradarse, no tuvo ningún efecto adverso en la salud de los ratones.

Los nuevos ensayos son sólo una prueba de concepto, y el laboratorio se prepara ahora para realizar pruebas más ambiciosas con animales más grandes. Sin embargo, si esos ensayos tienen éxito, no es difícil imaginar que el dispositivo se utilice algún día en seres humanos con cáncer cerebral y permita tratamientos de quimioterapia más repetidos, menos invasivos y costosos. Para las decenas de miles de personas a las que se diagnosticará un cáncer cerebral en el futuro, esto podría suponer un gran salvavidas.

Fuente: Diario La Razón España 

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