El Salar de Uyuni, en Bolivia, es un lugar impresionante en donde se dice que se encuentran el cielo y la tierra.
Resulta que durante la mayor parte del año, el salar (un repositorio natural de sal a cielo abierto) permanece completamente seco, pero en la temporada de lluvias que llega con el verano, el sitio puede llegar a inundarse.
Cuando eso sucede, el salar se convierte en una especie de espejo, que refleja todo el paisaje visto en el suelo.
Paisajes desérticos fríos, amplias lagunas salinas y volcanes configuran un paisaje natural de impresionante belleza fruto de una intensa actividad geológica que ha actuado durante millones de años.
A ello se le añade el valor cultural de la zona que reside en la escasa huella humana que se puede encontrar como es el caso de pequeños pueblos de adobe y líneas de ferrocarril que atraviesan la zona.
Colaboración en esta de Luis Chacón